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La tendencia de grabarse ordenando 'habitaciones de depresión': “Lo que ayuda es hacer un vídeo para TikTok”

Algunos de los vídeos recuerdan a esos ‘timelapse’ a los que te enganchas sin darte cuenta y en menos de un minuto has visto cómo alguien ordenaba meticulosamente su baño. O un armario. O la despensa de la cocina. O los trastos del garaje. O algo tan pequeño como un escritorio. Pero estos son menos elaborados: una persona que limpia durante horas ropa, zapatos y restos de comida que impiden distinguir entre el suelo, la cama o una mesa. Nos han dejado entrar en su “depression room”. 

“Lo que ayuda a limpiar tu habitación de depresión es hacer un vídeo para TikTok. A mí me ayuda siempre🤷‍♀️”, escribe @dakineaccc. @madisonconroy publicó una grabación de su habitación, llena de bolsas de ropa que cubrían todo el suelo. Los subtítulos leen “no entiendo lo que está pasando, por qué se desmorona todo y no lo puedo arreglar”. @sumintramona explicó en este vídeo cómo la falta de energía física asociada con la depresión puede hacer que reine el desorden durante semanas. Son algunas de los muchos usuarios y usuarias de esta red social —también los hay en Youtube— que graban el proceso de limpieza de lo que llaman “habitación de depresión”: el espacio en el que han acumulado objetos personales, sin organizar, sin limpiar, durante días o semanas. 

Y mientras estos jóvenes hablan abiertamente de estar pasando por un problema de salud, los expertos al otro lado de la pantalla, se preguntan hasta qué punto estas grabaciones ayudan a derribar un estigma o normalizan comportamientos que requieren de atención médica. Se apoyan en estudios como éste, que ya demostró que cuando crece el consumo de redes como Instagram, también lo hace el riesgo de desarrollar trastornos de conducta.

“No tenía una razón en concreto para publicar el vídeo, pero utilizar TikTok como un diario digital me pareció algo casi terapéutico y divertido”, explica Priya Patel a elDiario.es. En una de sus grabaciones denuncia que no todo el mundo quiere escuchar que estás pasando por dificultades hasta que las has superado. En otra reconoce que le sigue costando limpiar completamente el espacio donde vive. La joven británica afirma que su habitación “es uno de los espacios donde se han manifestado mis problemas de salud mental”, en referencia a su ansiedad y depresión, “y siempre he sabido que tenía que lidiar con ello”. 

Grabar durante horas mientras limpias la casa no es una idea nueva. TikTok, como antes lo hizo Instagram, se alimenta de este tipo de tendencias en las que los usuarios convierten tareas cotidianas en excusas para retransmitir su vida en la red. Pero reconocer abiertamente que se trata de una “habitación de depresión” denota que la generación más joven, la más cómoda con estas redes, también ha reducido el estigma de la salud mental. 

“Cuando estás pasando por episodios depresivos bastante frecuentes y sabes que pronto estarás mejor aunque en este momento parece que nada avanza y que todo está mal, así que dejas de comer, no quieres salir, se te acumulan las tareas de casa… pero sabes que en unos días volverás a la normalidad, así que simplemente esperas”. Así lo explica otra usuaria, @thekatienoell, en un vídeo de una sola toma, en el que se le ve tumbada en la cama.

“Esto abre totalmente la discusión sobre salud mental y normaliza las dificultades que atraviesan muchas personas a la hora de crear una casa funcional”, explica a elDiario.es la terapeuta estadounidense Kayleen Kelly, especializada en diseño y organización de viviendas. Kelly publica vídeos en TikTok en los que explica paso a paso cómo abordar un espacio totalmente desorganizado y su cuenta @kayleenjellyorganize acumula más de 1,3 millones de seguidores en varias plataformas.

Kelley se especializa en vídeos que muestran desde el estado de desorden de un ropero —por causas como la desorganización, la acumulación excesiva de objetos personales o un problema de salud mental— hasta el resultado final. No utiliza un método tan exhaustivo como el de Marie Kondo, pero casi. En muchos casos, las personas que le contratan acaban donando grandes cantidades de ropa y calzado para reducir el desorden. En otros, explica, solo necesitaban aprender a organizarse.

Estándares “tóxicos” de organización

Cualquier búsqueda sobre organización y limpieza, tanto en TikTok como en Instagram, está inundada de vídeos de casas perfectas, despensas impolutas y productos caros que ayudan a tener todo en su lugar. “Esto aumenta la presión que sentimos al intentar tener la casa ‘perfecta’”, afirma Kelly. “Cuando más enseñemos cómo son las casas de verdad, mejor podremos trabajar para acabar con estos estándares tóxicos”.

Es la misma teoría de la artista digital Amalia Soto, conocida como Molly Soda, y que defendía en su newsletter el concepto de “girl clutter”, “desorden de chicas”: mostrar la desorganización en estos espacios es una manera de desafiar los roles de género que imponen a las mujeres la tarea de ordenar y limpiar. “Hay un giro desde el contenido de la ‘chica limpia’ y productiva a chicas que se inclinan por o que incluso están idealizando el caos”, escribió Soda recientemente.  

La artista se refería a cómo la comunidad de usuarios de TikTok ha respondido a estándares casi imposibles de limpieza con vídeos que quedan agrupados bajo las etiquetas #depressionroom o #cleaningdepressionroom y que hacen referencia directa a la salud mental. En esta grabación la usuaria @craela_ muestra en menos de un minuto el proceso que le llevó desde las 3 de la tarde hasta las 10 de la noche. Primero apila las cosas en grupos de zapatos, ropa, basura… y después las organiza en el lugar correspondiente. Etiquetó el vídeo como #cleaningdepressionroom —limpieza de habitación de depresión—, pero también #mentalhealthmatters —la salud mental importa— y #mentalhealthawareness —concienciación con salud mental.

No hay críticas entre los comentarios a los vídeos. Esta grabación de @craela_ tiene más de 220.000 visualizaciones y más de 1.300 respuestas con mensajes de ánimo y admiración —“estoy orgullosa de ti”—, y también de agradecimiento, “esto me inspira a limpiar también mi habitación”, contestó una usuaria.

La joven británica Patel añade que compartir las imágenes “no es lo único” que le ha ayudado a lidiar con cuestiones de salud mental, “pero sí me tranquiliza saber que hay mucha gente en los comentarios que conectan con ello, compartiendo su experiencia, y espero que sirva a quienes están pasando por problemas similares”.

Kelly asegura que si una persona está buscando la motivación para ordenar el espacio en el que vive, “grabarlo y tener así una manera de documentar el proceso puede ser muy satisfactorio”. La terapeuta añade que recibir el apoyo de otras personas también puede resultar útil. “Es bueno que otras personas vean que no están solas ante este obstáculo y que se puede salir adelante”, añade.

El altavoz de las redes sociales

Sin embargo, otros expertos alertan del impacto del contenido de estos vídeos en los usuarios más jóvenes. Marc Masip, experto en adicción a Nuevas Tecnologías y fundador del Programa Desconect@, alerta de que “todos los problemas que estamos detectando a nivel de salud mental tienen como altavoz y su potenciador las redes sociales”.

En declaraciones a elDiario.es, Masip afirma que esto solo significa una cosa, que “estamos hablando de un problema de adicción”. El exceso de consumo de redes sociales, afirma el autor del libro ‘Desconect@’, “deriva en consecuencias fuera de ese mundo”. Esas consecuencias van desde trastornos de la alimentación a depresiones o el fracaso escolar, de acuerdo con los casos que han tratado en el centro.

Las redes sociales han ayudado a luchar contra el estigma que tenía la salud mental en generaciones anteriores. Sin embargo, los propios responsables de redes como Facebook o Instagram ya saben que el consumo de este contenido afecta a la salud mental de los adolescentes. Por mucho que circulen vídeos en TikTok explicando qué es la ansiedad social o la depresión —igual que antes lo hicieron en Instagram o Facebook— solo un experto puede determinar si los consejos son realmente útiles o no.

Cerca del 40% de los adolescentes españoles hace un uso “problemático” de las redes sociales, un 19% presenta un uso “de riesgo”, el 13% “abusa” de ellas y el 7% padece una dependencia, según un informe del Congreso de la Asociación Española de Pediatría de 2019. Cuatro años después, la agencia We Are social y la plataforma Hootsuite apuntan a que pasamos, cada día, una media de 1 hora y 53 minutos en redes sociales y que utilizamos hasta seis plataformas distintas al mes. 

La facilidad de difusión y la exposición de adolescentes a este contenido hace aún más difícil responder la pregunta de si vídeos aparentemente inofensivos como el de un adolescente que ordena su habitación facilita una conversación sobre los vínculos entre el desorden y la depresión o, por el contrario, puede tener un efecto contagio al normalizar el estado en el que se encuentran algunas de estas estancias.

Masip asegura que es “problemático” aprender algunas conductas a las que se exponen los adolescentes en las redes “cuando el cerebro no está del todo desarrollado”. Alerta, por ejemplo, de chavales que recomiendan autolesionarse para aliviar situaciones dolorosas. Y sugiere no dejar nunca “al azar” la respuesta a la pregunta de “si lo que hace mi hijo es normal porque es joven o probablemente hay una patología” detrás.

El experto reconoce que las redes sociales “han ayudado a crear conciencia sobre la salud mental y sus diferentes patologías”, pero echa de menos un mayor nivel de concienciación sobre su impacto. En cuanto a la adicción a la tecnología y las redes sociales, asegura que los usuarios “no son conscientes todavía de las problemáticas que puede llegar a haber, igual de fácil que es saber que las drogas son malas”.

De momento, esa concienciación parece haber empezado de parte de los propios pacientes y de las personas que les tratan. Según Kelly, “hay un vínculo muy fuerte entre la acumulación de cosas, la desorganización y la depresión”. Los expertos reconocen que cuando una persona sufre depresión, también le falta motivación, energía o incluso la claridad mental para poder seguir gestionando su vida y sus pertenencias.

“Ese desorden además puede aumentar su ansiedad y empeorar sus síntomas. Un espacio desordenado es mental y físicamente agotador y estresante”, dice la terapeuta. “Incluso puede llevar a que la persona se aísle por la vergüenza, lo cual contribuye a empeorar su depresión”. Linny @bananyanka lo cuenta en este vídeo titulado “la depresión puede tener este aspecto”, con 30 segundos de recorrido por su habitación. “Ha llegado ese momento otra vez”, escribe. Un usuario contesta que “cualquier paso, por pequeño que sea, es un orgullo”. Otro más reconoce que “ver otros TikToks de gente limpiando su habitación de depresión me hace sentir suficientemente normal como para ordenar la mía”.