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Cuatro familias de palestinos llegan a Euskadi: “La única opción para salvar la vida de la gente es huir de Gaza”

Mohamed no quiere decir su verdadero nombre ni que su cara salga en ninguna foto ni video. Lleva en Euskadi desde la madrugada del viernes, cuando llegó junto a su mujer y sus dos hijos tras huir de la invasión de Israel en su Gaza natal. Cuando le dijeron que su destino final en España sería Euskadi, sintió una pequeña felicidad. “Estuve hace años en Bilbao y San Sebastián, la ciudad más bonita para mí”, sostiene en un perfecto español, pese a asegurar que lleva más de 15 años sin practicarlo. Admite estar tranquilo, pero con “el corazón partido”. “Ha sido una pesadilla de la que no te despiertas. Ahora estoy mejor, pero tengo mi mente aquí y aún en Palestina, donde sigue mi madre”, explica.

Los palestinos que han podido viajar a España formaban parte de una lista elaborada de personas hispano-palestinas. En el caso de Mohamed, uno de sus hijos nació en España, por lo que tiene la doble nacionalidad. Él, su mujer y sus dos hijos estaban en la lista, pero su madre, quien también huyó del norte de Gaza con ellos, no. “Mi madre no estaba incluida en la lista, así que teníamos dos opciones: seguir esperando hasta que la incluyeran y arriesgarnos a perder esta oportunidad en medio de la incertidumbre o salir nosotros cuatro. Salimos hace cinco días y ella estará intentando salir hoy”, detalla Mohamed, quien relata haber dejado atrás también a amigos y compañeros, aún vivos, tratando de salir de Gaza. Su tío, su tía y su primo fallecieron a causa de los bombardeos.

“La noche que empezaron los bombardeos yo estaba en el trabajo, de guardia. Cuando volví a casa no reconocía mi propio barrio. La primera semana pensé en quedarme y no salir de Gaza, pero luego me di cuenta de que no había alternativa. Ya no teníamos nuestra casa, no había escuelas, ni universidades. La gente mayor sí que ha dicho que si tiene que morir que sea en Gaza, pero los que tenemos niños pequeños hemos decidido salir por ellos, para que tengan oportunidades. Siempre es difícil después de cierta edad empezar de cero, pero mi hijo nació aquí y tengo amigos muy buenos”, sostiene.

“Aunque se acabara la guerra hoy, harían falta cinco años para que la ciudad de Gaza vuelva a ser habitable, la única opción para salvar la vida de la gente es huir”, explica Mohamed, que cuando tomaron la dura decisión de salir de casa tuvieron que viajar al sur de Gaza, pero al no conocer a nadie que viviera allí tuvieron que pedir ayuda “conocidos de conocidos”. Acabaron en una casa de cinco personas en las que estaban refugiándose “más de 80”. Después de aquello tuvieron que viajar a El Cairo, en un viaje repleto de controles militares. Allí, cada día esperaban que se actualizaran las listas de personas con lazos en países europeos. “Todos los palestinos con otras nacionalidades habían sido evacuados, solo faltaban los de España y Rusia”, explica.

Una vez en España, los 139 palestinos que aterrizaron en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) en un avión del Ejército del Aire procedente del aeropuerto de El Cairo, fueron divididos en tres grupos distintos y enviados a Cáceres, Asturias y Euskadi. En Euskadi las 26 personas pertenecientes a cuatro familias, entre ellas 13 niños, se encuentran en uno de los tres albergues para personas refugiadas del Gobierno vasco. Allí recibirán atención médica, psicológica además de un techo y comida hasta que lo necesiten. Por cuestiones de seguridad, desde el Gobierno recomiendan no dar información concreta sobre el lugar en el que se encuentran.

Salta a la vista la hipocresía de la comunidad internacional

El objetivo de Mohamed y su familia es aprender español y lograr regularizar su situación para comenzar una nueva vida. “Nos gustaría buscar un medio con el que vivir y que nuestra otra mitad, la familia que se quedó en Gaza, se encuentre bien y pueda venir también aquí. La acogida que hemos tenido ha sido ejemplar. El pueblo vasco es un pueblo honrado y justo, han puesto todo de su parte e incluso nos han atendido personas que hablan árabe. Nos han tranquilizado”, detalla.

Preguntado por la situación en su país, Mohamed reconoce que no sabe cómo acabará el conflicto palestino-israelí. “Nadie tiene claro qué va a pasar ni lo que viene después”, detalla tras lanzar un mensaje a la comunidad internacional: “En esta situación salta a la vista la hipocresía de la comunidad internacional. Hace más de un año condenaron la invasión de Rusia en Ucrania. Estuvieron por tierra, aire y mar intentando explicarle al mundo que cuando un pueblo se encuentra ocupado tiene que defenderse y lanzaron ayudas militares, pero cuando la misma situación se repite en Palestina te encuentras con que el lenguaje es bastante distinto. Las personas son personas, todas las vidas son iguales, sean ucranianos, palestinos o de dónde sean. Prácticamente hemos perdido la esperanza en los gobiernos, es lamentable cómo están llevando la situación”, concluye.