Para muchos historiadores la matanza de Badajoz fue uno de los capítulos más negros de la Guerra Civil, que comenzó con la entrada de las tropas franquistas del general Yagüe. Paseos, asesinatos y desapariciones. Sin la menor formalidad. Ejecuciones con el barniz de los consejos sumarísimos de guerra.
'La Columna de la Muerte', de Francisco Espinosa, documenta hasta 1.500 personas víctimas de la represión en el mes de agosto de 1936 en el oeste de la provincia de Badajoz, con nombres y apellidos. Puede hablarse sin complejos de que la cifra se duplicó, pues muchos nunca fueron registrados.
Estas son las claves para entender, a modo de esquema, por qué la ocupación de Badajoz era prioritaria para los sublevados contra la II República:
-La provincia de Badajoz, siendo el camino más largo para el ejército del sur --procedente de Sevilla, para llegar hacía Madrid--, ofrecía la ventaja del apoyo de la dictadura de Salazar en Portugal, tanto en el suministro de apoyo logístico como una retirada segura en caso de fracaso.
-Había tenido la provincia de Badajoz un especial protagonismo en la puesta en marcha de la Reforma Agraria republicana, que trataba de ofrecer tierras a los campesinos y las ocupaciones de tierras de los grandes terratenientes en marzo de 1936. Según diversas fuentes, entre 60.000 y 80.000 campesinos se lanzaron a la ocupación de unas 3.000 fincas en Extremadura, siguiendo el llamamiento de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT-UGT).
Motivo por el que el avance de los sublevados suponía la posibilidad de acabar con las reformas republicanas.
-La dura represión se explica por la ferocidad de las tropas sublevadas del ejército español procedentes del protectorado en África, tropas bien pertrechas y experimentadas en la ocupación de poblaciones civiles a sangre y fuego. El caso de Badajoz no fue la excepción, por todas las localidades que pasó la “Columna de la Muerte” dejó su impronta: Llerena, Fuente de Cantos, Zafra, Almendralejo, Mérida…
Era un ejército que marchaba a marchas forzadas, que entraba en la población, eliminaba, a los elementos políticos contrarios más destacados, y seguía avanzado hasta la próxima población. Instaurando en cada una de ellas a cargos fieles de la antigua oligarquía, que se encargaban, con los falangistas locales y las fuerzas de la guardia civil, de mantener el control de la población y de las tareas de “limpieza”. Es decir, de la represión de los disidentes aún vivos.
-Esta represión buscaba no sólo extender el terror y asegurar el control de la población, sino que tenía como objetivo eliminar a toda oposición política, cultural o cualquier persona que no mostrara su adhesión al nuevo régimen, especialmente dura fue contra muchos de los dirigentes obreros que habían participado en las ocupaciones de tierra.
Buena parte de los campesinos que participaron en aquellas pacíficas ocupaciones de fincas de marzo del 1936 o con posterioridad, fueron asesinados o encarcelados por la represión franquista como castigo a su rebeldía.
-Badajoz era la única plaza militar, tras la ocupación de Mérida el 11 de agosto de 1936, que contaba con fuerzas militares y policiales leales a la República, por lo que era vital para el ejército golpista acabar con ese posible foco de resistencia en su avance hacia Madrid, y asegurar el paso fronterizo con Portugal y las comunicaciones con el ejército sublevado del norte, bajo el control del general Mola, que ya controlaba la provincia de Cáceres.
*Este resumen, que desea ser un documento didáctico, ha sido posible gracias a la colaboración de Ángel Olmedo, historiador y miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura.