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Ocho heladerías con las que refrescar el verano en Madrid: italianas, a lo grande, artesanales y exóticas

Hacer frente al asfixiante calor de la capital en verano no es tarea fácil, pero un buen helado es capaz de hacerlo más llevadero. Cuando el asfalto madrileño se convierte en un hervidero y caminar por Gran Vía es casi un deporte de riesgo, las heladerías de la ciudad son nuestras mejores aliadas.

La oferta es inmensa en la capital, pero hay claros favoritos. Los vecinos italianos, nostálgicos de sus cremosos helados de pistacho con vistas al Coliseo, han conseguido encontrar dignos sustitutos en Madrid. En la capital hay espacio para todos los gustos: recetas artesanas y tradicionales, propuestas que vienen de la otra punta del mundo, diseños originales y muy instagrameables, pero sobre todo, elaboraciones de gran calidad.

Es un hecho que las heladerías de la capital han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, con recetas adaptadas a intolerantes de la lactosa o celiacos y los helados veganos. No hay excusa para deleitarse con este refrescante bocado, eso sí, procura encontrar una sombra en la que refugiarte para que no se derrita antes de llevártelo a la boca.

Para hacer más fácil la búsqueda de la heladería perfecta, en Hoy Se Sale hemos seleccionado las mejor valoradas según los vecinos de la capital. La lista es variada y hay opciones para todos los paladares. En cucurucho, tarrina o de hielo y sirope, estas son las ocho heladerías imprescindibles para este verano:

La más antigua: Los Alpes

En 1950 llegó a Chamberí un matrimonio italiano, Pedro Marchi y Marcelina Ladero, con una receta secreta bajo el brazo que en aquel entonces era muy poco familiar para los madrileños: el sorbete mantecado. Casi 73 años después, la heladería Los Alpes se ha consolidado como una de las mejores de la capital y actualmente es la más antigua en funcionamiento.

A pesar de su antigüedad, sus sabores son cada vez más innovadores, aunque el helado más pedido sigue siendo la vainilla hecha a base de yema de huevo desde hace años. La clave de su éxito es ofrecer un producto de calidad artesano adaptándose a los nuevos tiempos. Escoger puede ser una tarea difícil, en su vitrina hay infinidad de variedades de chocolate, todo tipo de sabores frutales, tiramisú, tarta de queso y hasta mojito.

Helados enrollados: Rollie

¿Sabías que además de tomar el helado en tarrina o cucurucho puede comerse enrollado? Un formato algo extraño, pero desde hace unos años se ha convertido en una de las formas de comer este dulce más solicitada. Este tipo de dulce es originario de Tailandia y se conoce como helado a la placa I-Tim-Pad o ice roll. La técnica para conseguir su forma consiste en agregar leche en una plancha de acero a más de -18ºC y mezclarla con frutas o chocolate. Los ingredientes son triturados y mezclados hasta conseguir una pasta consistente a la que se da forma de rollo con una espátula.

En Rollie, son expertos en esta receta. Su carta de sabores es muy variada, filipinos, oreo, lotus, kinder, after eight... Mezclas muy dulces que se pueden complementar con toppings como fideos de colores, nubes o lacasitos. El precio varía según el tamaño, el más pequeño cuesta 3,40 euros y el XL 5 euros. Todos incluyen un sabor de base, un topping y sirope para coronarlo.

  • Dónde: Calle de Puentelarra, 10 (Cercanías Santa Eugenia, C2 y C7)
  • Más información y carta de la heladería

Los grandullones del norte: Regma

En la heladería cántabra Regma considera que los helados, los pasteles y el café son “tres buenas razones para compartir un buen momento”. Esa es la filosofía que llevan transmitiendo a sus clientes de 1933. Esta empresa de tradición repostera y heladera que ha conquistado el norte del país, cuenta con una sede en la capital.

Sus helados son famosos por sus enormes dimensiones, si acabar con uno pequeño cuesta, el de tamaño grande es solo para valientes. Esta heladería no solo destaca por hacerlo todo a lo grande, su sabor, textura y cremosidad, hacen de esta heladería de Cantabria una de las mejores de Madrid. Quizás, la variedad no es tan amplia como en otras heladerías de la capital, cuentan con 16 sabores fijos en su carta, pero es difícil superar la calidad de su producto.

Para veganos e intolerantes: Sani Sapori

Lavapiés esconde una de las mejores heladerías en lo que a helados especiales se refiere. Encontrar este postre sin lactosa, sin gluten o hecho a base de ingredientes vegetales puede resultar complicado, pero todos los celiacos, intolerantes y veganos tienen cabida en este establecimiento. En Sani Sapori elaboran sus helados exclusivamente con materia prima fresca y ecológica. Buscan los mejores frutos secos y el mejor cacao puro.

Además, seleccionan granjas que respetan a sus animales para escoger sus ingredientes y sus proveedores son pequeños emprendimientos. Conciencia ecológica, producto de proximidad y buena materia prima. Abrieron en 2006 y definen sus helados consideran que sus helados son como el barrio de Lavapiés, “con muchos colores y componente culturales”. Una de las curiosidades de esta heladería es que todos sus sorbetes están elaborados a base de baobab, un árbol legendario africano que aporta vitaminas, antioxidantes y fibra.

La favorita de los italianos: La Romana dal 1947

Italia es conocida por muchas cosas, pero su gastronomía es de las que más destaca. La pizza, la pasta... y el helado, como no. Si hay algo de lo que saben los italianos es de helado y los que viven en la capital tienen su favorito: La Romana dal 1947. Sin duda, es de las mejores heladerías de Madrid, la mayoría de vecinos italianos coinciden en que su producto es similar al de las gelaterias originales.

Esta franquicia nace en la ciudad Rimini en 1947 y hace unos años aterrizó en la capital. Sus helados aúnan tradición, búsqueda, innovación y emoción. Después de más de 70 años elaborando este producto, continúan ofreciendo un helado de calidad, cremoso y natural. Sus ingredientes estrella son la leche ecológica, los huevos de gallinas criadas en el suelo, la nata fresca, los frutos secos, la fruta y las confituras artesanales. La variedad de sabores es de otro mundo, hay hasta un helado que celebra los 150 años de unidad de Italia, por no hablar del biscotto della nonna o el dedicado a la historia de amor del cineasta Federico Fellini y la actriz Giulietta Masina.

Nieve de sabores: Sufu Cake

¿Hay algo más refrescante que el propio hielo? Los helados cremosos a base de leche son deliciosos, pero el kakigori consigue eliminar el calor en un solo bocado. Esta elaboración de origen japonés es la propuesta más sencilla de esta lista: hielo raspado con sirope. No tiene más. Y siendo tan básico, ha conseguido revolucionar el Barrio de las Letras. En Sufu Cake hasta hace poco solo elaboraban tortitas esponjosas al estilo japonés, pero desde hace unos meses han incorporado este tipo de helado que preparan en una máquina picadora de hielo tradicional. Los toppings son menos tradicionales, aunque el de té matcha con azuki es uno de sus best seller.

Argentina tradicional: Kalúa

Los italianos no son los únicos expertos en helados, de hecho, la gastronomía argentina e italiana está muy conectada. En Kalúa ofrecen un producto impecable y, además de helados, también tienen pastelería. Las colas que se forman a sus puertas confirman que su fama es merecida, con los primeros calores del verano, no hay madrileño que se resista a probar un helado de los de Kalúa. Cuidan cada detalle con mucho mimo y procuran que tu primera visita nunca sea la última. Los sabores van cambiando cada poco tiempo, aunque los típicos siempre están. El de súper dulce de leche es uno de los más pedidos y los de carrot cake, cheesecake y red velvet son de otro mundo.

Con leche de vacas felices: Bico de Xeado

En esta heladería se respira el amor que ponen en su producto desde que entras por la puerta. Su nombre, Bico de Xeado, significada literalmente beso de helado, quieren que sus clientes sientan el cariño que llevan sus elaboraciones en cada bocado. Esta heladería gallega elabora todos sus helados a partir de “leche de vacas felices” de su propia granja Granxa O Cancelo, la traen directamente desde A Coruña y son fieles defensores del producto local. Las materias primas con las que trabajan garantizan una inmejorable textura y una completa homogeneidad en el cuerpo del helado.

Tienen sedes por toda España y en Madrid, por suerte, hay una. Innovan con los sabores cada temporada, este verano han incorporado a su carta el de crema de orujo, una opción que no deja indiferente a nadie. Para los más tradicionales, también hay variedad: nata, vainilla, chocolate, turrón o café.

  • Dónde: Calle del Arenal, 5 (Metro Sol, L1, L2 y L3) y C/ Colón 13 (Metro Tribunal)
  • Más información y carta de la heladería