Una ruta sin rodeos que atraviesa la hora punta. El atajo de Hoja de Router para esquivar el atasco informativo.
Aunque Mark Zuckerberg tuvo problemas legales con los hermanos Winklevoss por la autoría de la idea original, en realidad, Facebook es un invento mucho más antiguo.
Si bien el concepto de plataforma en la que compartir recuerdos de amigos ya viajó por toda Europa hace 400 años a lomos de los ‘alba amicorum’, esos libros renacentistas en los que la nobleza del Viejo Continente recogía sus contactos, no fue hasta 2004 cuando el joven estudiante de la Universidad de Harvard llevó la idea un paso mucho más allá gracias a internet para crear The Facebook.
Zuckerberg tampoco acuñó el término. No solo su idea ya existía siglos atrás, sino que el propio nombre había sido utilizado en los primeros compases del siglo XX.
Tal y como descubrió el archivista Bryan Benilous en un ejemplar del Boston Daily Globe del 24 de agosto de 1902, ya por aquel entonces había algo llamado ‘Face Book’.
Si bien el diario no mostraba imagen alguna de ese invento que se adelantó 102 años a la llegada de la red social, en el artículo ‘Face Book The New Fad’ (“Face Book, la nueva moda” en castellano) se describía un juego que comenzaba a tener éxito al otro lado del charco.
Según el diario norteamericano, se trataba de un pasatiempo habitual en fiestas, en el que los participantes se dedicaban, simplemente, a dibujar caricaturas de unos y otros por diversión. Curiosamente, tal y como señala Benilous, más allá de compartir el nombre con la plataforma de Zuckerberg, Face Book tenía la misma intención: crear una experiencia social compartida.
El libro de firmas esnob
Mientras tanto, en esta orilla del Atlántico se expandía el mismo invento y lo hacía con un nombre muy similar. De hecho, era prácticamente idéntico: la prensa europea recogía ese mismo año la existencia de ‘Face-book’. En concreto, era el diario británico Western Times, de la ciudad de Exeter, el que publicaba en abril de 1902 un artículo sobre “la última novedad para entretenerse en una casa de campo”.
Aquella novedad no era otra cosa que ‘Face-book’, una suerte de libro de visitas donde todo aquel que acudía a la citada casa dibujaba un retrato y firmaba con su nombre.
En aquella noticia, descubierta por The British Newspaper Archive, el redactor del Western Times afirmaba que “el resultado es muy divertido”. Además, “los peores dibujos suelen ser los que más entretienen”. Así, 'Face-book' no era otra cosa que un libro de caricaturas, una parodia premonitoria de la red social en la que todo el mundo intenta aparecer con su mejor aspecto y no siempre lo consigue.
El juego estadounidense y el mecanismo para dejar huella en una esnob casa de campo británica compartían funcionamiento, nombre y un hito: más de un siglo antes de que Mark Zuckerberg lanzara su red social, Facebook ya existía. Al final va a ser cierto que todo está inventado.
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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Wikipedia, Koninklijke Bibliotheek y The British Newspaper Archive
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