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Von der Leyen recurre a la memoria feminista para convertirse en la primera presidenta de la Comisión Europea

Andrés Gil

Enviado especial a Estrasburgo —

“Por fin una mujer es candidata a la presidencia de la Comisión Europea”. Así ha comenzado su discurso ante el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, la candidata a presidir la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. La primera mujer candidata a presidir el Ejecutivo comunitario: “Hace exactamente 40 años Simone Veil [impulsora de la ley de despenalización del aborto en Francia en 1975] se convirtió en la primera mujer presidenta del Parlamento Europeo. Gracias a ella y otras figuras icónicas me presento yo”.

“Soy candidata gracias a todas y todos los que han roto convenciones y barreras”, ha dicho Von der Leyen, “gracias a los que han construido una Europa de paz y valores. Esa construcción me ha acompañado como madre, médico y mujer política. Esta audacia y coraje de pioneros como Simone Veil me han inspirado”.

Sus últimas palabras ante la Eurocámara han ido más lejos, han sido una cita de Tucídides: “El secreto de la felicidad es la libertad. El secreto de la libertad es el coraje. Tengamos coraje juntos con respeto a la UE”.

Ursula von der Leyen sabe que tiene los votos suficientes para salir elegida presidenta de la Comisión Europea este martes por el Parlamento Europeo en Estrasburgo. La duda que tiene es cuántos serán –si superará o no los 422 de Jean-Claude Juncker, por ejemplo–, y cuántos se le escaparán por la izquierda y cuántos de más ganará por la derecha. Y parece que algo le está funcionando: el vicepresidente del grupo de extrema derecha, Identidad y Democracia, Jörg Meuthen (AfD), ha anunciado el voto en contra, igual que Hermann Terstch (Vox). Y eso a pesar de que el líder de la Lega, Matteo Salvini –hombre fuerte del Gobierno italiano–, ha anunciado su apoyo a Von der Leyen.

Por eso se ha comprometido a que Europa sea “el primer continente neutral en términos de clima en el año 2050”; a “proponer un New Green Deal para Europa en los primeros 100 días de mi mandato”; “convertir parte del Banco Europeo de Inversiones en un Banco Climático para desbloquear un billón de euros de inversión en la próxima década”; “reaseguro de desempleo europeo”; un salario mínimo “justo”; una “garantía infantil europea” para los niños en riesgo de pobreza; y reforzar Frontex.

Todo el que ha hecho política lleva un Excel bajo el brazo, y en ese Excel Von der Leyen quiere ganar rojos y perder azules. Así, ha hecho un discurso lleno de gestos a los socialdemócratas, que llegan divididos con el fin de convertir en síes a algunos dudosos, y que los noes socialdemócratas no superen la tercera parte del grupo –unos 50, más o menos–.

Y por eso, al margen de promesas de promover iniciativas –a poco más se puede comprometer quien depende del Consejo Europeo, los gobiernos de la UE, para aprobar cualquier directiva–, el gesto más simbólico a la izquierda ha sido cuando ha replicado al presidente del grupo Identidad y Democracia –el de Salvini y Le Pen–, Jörg Meuthen, de la extrema derecha alemana de la AfD: “Me tranquiliza que usted no me vote, es el premio máximo que puedo esperar hoy”. Y eso a pesar de que, Matteo Salvini ha anunciado el voto favorable a Von der Leyen, quien ha terminado su discurso al grito de “¡Viva Europa!”.

Ese desprecio al voto que pueda venirle de la extrema derecha –parece que muchos del ECR votarán en contra también– ha caído bien en la bancada socialdemócrata, donde los más refractarios son, precisamente, los socialdemócratas alemanes.

El discurso de la presidenta del grupo socialista, Iratxe García, ha sido conciliador con Von der Leyen pero sin comprometer el voto, sabedora de las divisiones internas y de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha expresado su apoyo público al acuerdo en el que participó en Bruselas hace dos semanas.

García ha recordado un discurso de hace cuatro décadas de Willy Brandt: “En ese pleno en 1979 se lamentaba por lo despacio que avanza la democracia europea. Cuarenta años después a los socialistas nos sigue pareciendo que la democracia europea avanza despacio, pero no nos rendimos con el sistema de spitzenkandidaten y las listas paneuropeas”.

Así, García ha intentado apretar a Von der Leyen con las principales preocupaciones de los socialdemócratas contrarios a votar a la candidata: “Necesitamos saber si será capaz de liderar el cambio que nos piden los ciudadanos. No queremos una crisis institucional, pero necesitamos garantías”. Entre esas garantías, está saber qué hará para imponer el Estado de Derecho en países como Hungría y Polonia.

Von der Leyen va a salir este martes de Estrasburgo como presidenta de la Comisión Europea. Tan segura está de ello, que ha anunciado que, “pase lo que pase” en Estrasburgo, el miércoles dejará de ser ministra de Defensa de Alemania.

Y, ciertamente, lo primero que necesita la candidata pactada por socialistas, populares y liberales en la cumbre de tres días en Bruselas el pasado 2 de julio, celebrada a puerta cerrada y a espaldas del Parlamento Europeo, es lograr 374 votos. La mitad más uno de los 747 eurodiputados, a falta de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Toni Comín y un escaño danés pendiente.

La división de los socialdemócratas es mayor que en los liberales –algunas fuentes hablan de hasta el 50%, otras de un 70%-30% a favor del sí– en torno a un acuerdo auspiciado por los jefes de Gobierno español y portugués, Pedro Sánchez y António Costa, que este martes tuiteaban a favor Von der Leyen, cuyo mandato supondrá dos décadas de dominio popular del gobierno de Europa.

En 2014 fueron los socialistas españoles los que votaron en contra de Jean-Claude Juncker. Pero en 2019 piden el voto para otra candidata del PPE. “Influye mucho si estás en el Gobierno o en la oposición”, explica un eurodiputado socialista: “Si estás en el Gobierno, has pactado en el Consejo Europeo y apoyas el acuerdo; si estás en la oposición, te sirve para marcar distancias con el gobierno y hacer oposición”.

“Hay dos problemas fundamentales”, decía la socialdemócrata alemana Katarina Barley, ex ministra también de la gran coalición de Merkel: “Uno, es que vaya a depender tanto de los votos de la extrema derecha y, otro, que supone una quiebra de la legitimidad del Parlamento Europeo. No es una persona que haya salido del Parlamento Europeo ni del proceso de spitzenkandidaten, es alguien que viene del Consejo y al que nos dicen que tenemos dar el voto. No lo vamos a hacer”.

Por esto mismo los partidos de los gobiernos húngaro e italiano darán su voto. Y por eso mismo se lo están pensando los socialistas franceses, holandeses, austriacos, belgas, italianos y británicos. Quienes tienen decidido su voto en contra son los socialdemócratas alemanas, quienes llevan dos legislaturas gobernando Alemania, precisamente, con Merkel y Von der Leyen.

El polaco ultraconservador PiS, sin embargo, guarda silencio, lo cual puede tener repercusiones en el grupo ECR, el de Vox, que sí ha anunciado su rechazo a Von der Leyen.

Raffaele Fitto (Fratelli D'Italia), copresidente de ECR, ha lanzado un aviso: “Habla de paridad, pero ayer [por el lunes] no fue elegida una ex primera ministra polaca presidenta de una comisión [Beata Syzlo, del PiS, a quien se le ha aplicado un cordón sanitario en la comisión de Empleo]. Iratxe García ha pedido aclaraciones con el mecanismo del sistema de derecho, pero nosotros queremos saber si se basa en el sistema de Timmermans. Hay confusión”.

El propio eurodiputado de Vox Hermann Terstch ha sido claro en su rechazo: “Ha buscado la satisfacción de la izquierda, no lo ha explicado hacia el otro lado. Es lo grave: ha practicado ya el cinturón sanitario hacia parte de los europeos. Se impone un rodillo que castiga a pueblos que eligen gobiernos que no gustan, y es peligroso. Timmermans y usted son lo mismo, e intentan marginar a una parte. Dice que estará con quien está en contra de la Unión, pero no hay mayor atentado que estos cordones sanitarios que dinamitan las reglas y la ilusión por un proyecto común”.

A partir de ahí, habrá que ver de dónde le vienen esos votos: Verdes e Izquierda Unitaria han anunciado su voto negativo por la ausencia de concreción y ambición, mientras liberales y socialdemócratas no terminan de dar una directriz. Los que sí lo tienen claro son los populares, como ha anunciado el español Esteban González Pons: “El Consejo Europeo se equivocó, el Parlamento Europeo no se puede equivocar también. Usted ha demostrado respeto a este Parlamento desde su designación, y no se puede dejar pasar esta oportunidad. Cuenta usted con mi voto”.

El copresidente de Verdes/ALE, Philippe Lamberts, ha afirmado: “Nuestra casa común se quema por un clima que se derrumba, igual que los recursos naturales y la fauna. Sus buenas intenciones no bastarán. No ha dicho nada de biodiversidad o agotamiento de recursos, como el agua potable. Tampoco habla del trato de favor a inversores. No dice nada contra el escándalo de la Europa fortaleza, pero usted nos propone un pacto nuevo de migración, y ya hay un pacto que existe, no invente la rueda. ¿Se trata de que Hungría y Polonia puedan pisotear los derechos?”

“Por dignidad democrática, institucional y europeísta, la candidatura de Von der Leyen debe ser rechazada y hay que pedirle al Consejo Europeo que haga una nueva Cumbre”, ha dicho el eurodiputado de Catalunya en Comú, Ernest Urtasun (Verdes).

Martin Schirdewan (Die Linke), presidente del grupo de la Izquierda Unitaria (GUE), también ha anunciado el voto contrario de su grupo: “El nombramiento de una ministra de Defensa es una señal fatal, porque es inclinar hacia el militarismo. Somos el único grupo que considera que hay que abandonar la política de la austeridad, no ha conseguido sanear los presupuestos nacionales y no hay recursos para política social y cambio climático”.

Sira Rego, jefa de la delegación de IU, ha dicho: “Hay que reconocerle a la señora Von der Leyen que ha hecho una gran escenificación, con palabras y propuestas grandilocuentes dirigidas a intentar contentar a los grupos mayoritarios para asegurarse su elección. El problema es que cuando se lee la letra pequeña de su propuesta, vemos que la UE que nos trae seguirá poniendo el interés de los mercados y las multinacionales por encima de la mayoría trabajadora europea”.

En la bancada socialdemócrata perderá votos Von der Leyen fruto de la división interna, y así lo reconocía el lunes por la noche la presidenta del grupo socialista europeo, Iratxe García: “Hay compañeros que piensan que la carta recoge muchas de nuestras peticiones, hay otros que creen que no están al 100%. Durante la mañana del martes vamos a ver en el debate la posición de los compromisos y veremos después del debate cuál es la posición final de nuestro grupo político”.

Menos votos parece que puede perder entre los liberales. El eurodiputado español Luis Garicano, jefe de la delegación de Ciudadanos, ha lanzado un discurso de apoyo a Von der Leyen en la Eurocámara: “Ha demostrado que puede trabajar con nosotros para construir una europea mejor, sobre democracia, clima, la digitalización, y la frustración sobre cómo no se resolvió la crisis del euro. Hay que hacer un esfuerzo, es el momento de aunar fuerzas para decir no al nacionalismo y decir sí a Europa”.

No obstante, tal y como ha redactado Von der Leyen el reparto de poderes entre Timmermans y Margrethe Vestager, no se satisface la exigencia liberal de que estén exactamente igual: “La cúpula de la Comisión consiste en un presidente y dos vicepresidentes ejecutivos. Uno de ellos, el primer vicepresidente, reemplazará a la presidenta en su ausencia”. Todo ello, en un entorno de “igualdad de género” en todos los niveles, lo que supone que si la presidenta es mujer, el primer vicepresidente sería Timmermans. Los liberales dudan de que esta solución sea satisfactoria, y tendrá incidencia en buena parte de su bancada: por un lado, están a la par en escalafón –vicepresidentes ejecutivos–; por otro lado, sólo hay un vicepresidente primero y es el socialista.

Von der Leyen, quien se ha mostrado en su discurso abierta a una nueva prórroga del Brexit, ha recibido las críticas del líder del Partido Brexit, Nigel Farage: “El Consejo Europeo ha armado una candidatura rápida y corriendo, es un intento de hacerse con el control con todos los aspectos de nuestra vida, es una forma de comunismo, van a verse eclipsados los parlamentos. Estoy encantado, porque ha hecho el Brexit más popular, menos mal que nos vamos”.

“Cuando era pequeña”, ha dicho Von der Leyen, “mi padre nos hablaba de la Guerra que había provocado nuestro país, que acabó cuando él tenía 15 años. Cuando se hizo mayor, al final de su vida, cambió de discurso. No hablaba tanto de la guerra. Él decía que Europa es como un matrimonio largo. El amor no se hace más grande que el primer día, pero se hace más profundo. Porque sabemos que podemos confiar el uno en el otro, en los buenos tiempos y en los tiempos difíciles. Porque sabemos que podemos discutir, pero podemos reconciliarnos. Porque nunca olvidamos por qué entramos en este pacto”.