Triunfo de las derechas chilenas en la elección para reformar la Constitución

Sebastián Lacunza

Buenos Aires —
8 de mayo de 2023 05:57 h

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Las derechas chilenas obtuvieron este domingo un resonante triunfo en la elección de consejeros que procurarán redactar una Constitución en reemplazo del texto legado por la dictadura de Augusto Pinochet. La suma del ultraderechista Partido Republicano, los partidos conservadores tradicionales y el también derechista Partido de la Gente obtenía 62% de los votos, con 99% escrutado, con lo que se aseguraba más de 30 consejeros sobre 50 en disputa, umbral establecido para sesionar con quórum propio.

El triunfo mayor, con 35,4% de los votos, correspondió al Partido Republicano que lidera José Antonio Kast, candidato presidencial que fuera derrotado en el ballottage contra el actual mandatario de izquierda, Gabriel Boric, en diciembre de 2021. Dada la agenda de Kast centrada en la mano dura policial, represión de los mapuches y la protesta social, y retórica antiinmigración, voces de la izquierda gobernante habían hecho pública su prevención de que una victoria categórica del bloque de derecha —como la que en efecto se dio— termine introduciendo en la Constitución algún aspecto todavía más retrógrado que el texto de 1980, promulgado por Pinochet (1973-1990), pero desprovisto de sus aspectos más abiertamente antidemocráticos mediante reformas parlamentarias puntuales durante los gobiernos de la Concertación (centroizquierda).

El frente Chile Seguro, compuesto las dos formaciones de derecha tradicionales surgidas del pinochetismo, Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), y la liberal Evolución Política (Evopoli), cosechó 21,1% de los votos, un resultado aceptable para sus ambiciones, en tanto que el Partido de la Gente, del postulante presidencial en 2021 Franco Parisi, con una prédica contraria a la política tradicional, dio la nota en el segmento conservador-liberal al quedar por debajo de las expectativas, con un magro 5,5% y ningún consejero electo.

En el bloque de la izquierda, Unidad para Chile, alianza que congrega a los partidos oficialistas Revolución Democrática, Convergencia Social (de Boric), Comunista, Humanista, Liberal, otras formaciones surgidas de los años recientes de protestas y el tradicional Socialista (PS), alcanzó 28,5%. No fue un colapso, aunque en comparación con el avance del Partido Republicano, el resultado tuvo un sabor amargo para Boric.

Conocida la derrota, el mandatario llamó el domingo, antes de la medianoche, a “no acrecentar las diferencias sino a buscar puntos de encuentro”.

El desplome de los partidos Demócrata Cristiano, Radical y Por la Democracia, integrantes junto al PS de la histórica Concertación por la Democracia que marcó la vía de salida del pinochetismo, quedó ratificado. Todos por Chile, sigla que agrupó a los tres primeros, apenas consiguió 8,9% de los votos, y ninguno de ellos superó individualmente el 4%.  

Las proyecciones de atribución de asientos en el Consejo Constituyente asignaban 22 para el Partido Republicano, 11 para Todo por Chile (derecha tradicional) y 17 para el frente gobernante Unidad para Chile. El resto de las fuerzas no tendría representación, según Radio Cooperativa.

Boric quedó a la defensiva

El resultado consolida el vuelco hacia la derecha del electorado chileno y agrava la debilidad de Boric, situación que aleja todavía más las posibilidades de llevar a cabo una agenda de reformas de izquierda. El presidente se planteó metas ambiciosas de redistribución de la riqueza, que incluían el punto final o una profunda reforma de una de las joyas de la corona del pinochetismo, el sistema privado de pensiones AFP, que redunda en haberes magros o directamente deja al descubierto a la mayoría de los chilenos mayores. Boric también se proponía llevar a cabo cambios sustanciales en los sistemas de salud y tributario, algo que, con apenas 14 meses en La Moneda, luce improbable.

Sucesivos traspiés electorales y políticos del frente gobernante ponen entre paréntesis los objetivos de Boric mientras el centro del debate pasó en los últimos meses por los reclamos de endurecimiento de penas y procedimientos contra la delincuencia y una política migratoria mucho más restrictiva, luego de que Chile recibiera a unos 500.000 venezolanos en el último lustro. En su intervención, Boric reconoció que la campaña electoral para reformar la Constitución “estuvo marcada, sin lugar a dudas, por la crisis de seguridad y la crisis migratoria que han calado profundo en el ánimo de nuestros compatriotas”. A la defensiva, el mandatario destacó en su mensaje que el fin de semana partió un vuelo de repatriación de venezolanos desde la localidad de Arica (Norte).

Kast quedó ratificado como el principal opositor y se perfila para competir por la presidencia en 2025. Es un político surgido de las filas de la UDI, el pinochetismo más ortodoxo, pero lideró en años recientes la ola trumpista de ultraderecha con tintes antisistema que también enarbolan Jair Bolsonaro, en Brasil, y Javier Milei, en Argentina.

El 62% sumado entre el Partido Republicano y los otros segmentos de la derecha es coincidente con el porcentaje de rechazo del texto constitucional en el referéndum del 4 de septiembre de 2022, instancia que significó un duro golpe para Boric.

En su mensaje de anoche que procuró no sonar derrotista, el presidente trató de atajar el resultado como pudo. “Cuando el péndulo de la historia se mueve en tiempos cortos, incesantemente, siempre son las personas más vulnerables las que sufren el enfrentamiento entre las elites”, dijo.

“A los partidos del Gobierno, los llamo a la unidad”, agregó el mandatario de 37 años. Boric admitió que en el proceso constituyente anterior “no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto”, e invitó al Partido Republicano “a no cometer el mismo error”. “Este proceso no puede ser de vendettas, sino de poner por delante a Chile y su gente”, reclamó.

“Las causas del malestar que se expresaron en el estallido social de 2019 siguen presentes”, avisó el presidente. Mencionó la “desigualdad lacerante” como el principal desafío.  

El antecedente inverso

En mayo de 2021, la elección de consejeros constituyentes arrojó un resultado inverso al de este domingo. Las fuerzas de izquierda no tradicionales obtuvieron una amplia mayoría y la derecha se quedó sin posibilidades de bloquear el texto al quedar por debajo de los dos quintos del cuerpo. Tras meses de debate, la reforma propuesta, con 388 artículos y 54 medidas transitorias que incluían nuevos derechos de avanzada, eliminación del Senado y la definición de Chile como “un Estado plurinacional”, fue rechazada categóricamente en las urnas en septiembre pasado.

En esta ocasión, el proyecto de reforma es menos ambicioso en los papeles. En marzo pasado, el Senado y la Cámara de Diputados designaron a 24 expertos para que elaboren un borrador que no modificará las bases del entramado institucional. Los 50 consejeros elegidos ayer trabajarán sobre la base del texto de los expertos, y luego otro comité de 14 juristas revisará que el resultado no altere el acuerdo parlamentario inicial. Finalmente, el próximo 17 de diciembre, los chilenos deberán volver a votar para dar su veredicto.

De todas formas, las sorpresas no deben ser descartadas. Un síntoma de que la volatilidad del voto en Chile podría estar a la vuelta de la esquina quedó expresado este domingo por el 17% de votos nulos y el 4,5% en blanco, sobre 12,4 millones de votantes, de 14,8 millones de ciudadanos habilitados. En esta ocasión, el voto fue obligatorio.

Los últimos años de la política chilena fueron vertiginosos. Al cabo de una década de protestas masivas protagonizadas prinicpalmente por estudiantes, el país vivió en octubre de 2019 las que probablemente hayan sido las mayores movilizaciones de su historia, hito conocido como “Chile Despertó”. Inmensas manifestaciones y choques con los carabineros sostenidos durante semanas aceleraron un ciclo que pareció conmover los cimientos del sistema democrático vigente desde 1990. El entonces presidente, Sebastián Piñera (Renovación Nacional, conservador), se vio a todas luces desbordado. La represión, que dejó una decena de muertos y unas 300 personas con trauma ocular, mereció críticas de organizaciones internacionales de derechos humanos.

Al Chile Despertó le siguió un plebiscito sobre la necesidad de la reforma, la elección de consejeros constituyentes con un histórico triunfo de partidos de izquierda no tradicionales y la consagración de Boric como presidente, en diciembre de 2021.

Poco más de un año después, el espíritu refundacional que dio lugar a la victoria del líder estudiantil parece haberse desvanecido.