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“El hiyab obligatorio no es parte de nuestra cultura”

La periodista iraní Masih Alinejad.

Alba Calejero García

Las mujeres iraníes que se oponen al hiyab obligatorio en el país encuentran un altavoz en las redes sociales de Masih Alinejad. Esta periodista iraní exiliada en Estados Unidos publica los vídeos e imágenes de mujeres sin velo que ellas mismas le envían desde Irán.

Tanto preocupa el movimiento que el presidente del Tribunal Revolucionario de Teherán, Mousa Ghazanfarabadi, anunció que aquellas mujeres que envíen vídeos sin hiyab a Masih Alinejad se enfrentarán a una condena de entre uno y diez años de cárcel, según informó Reuters. “Irónicamente, el día posterior al anuncio de la sentencia de 10 años de prisión, recibí más vídeos y mensajes que en todo un año. Las mujeres no van a dejarse intimidar y encontrarán maneras de luchar”, ha respondido la periodista Masih Alinejad en declaraciones a eldiario.es.

Las consecuencias ya han llegado. La autora de este vídeo, la activista iraní Saba Kord Afshari, ha sido condenada a 24 años de prisión por el Tribunal Revolucionario de Teherán, acusada de varios delitos por difundir “propaganda contra el Estado” y promover “la corrupción y la prostitución quitándose el hiyab y caminando sin velo”.

El Tribunal Revolucionario se acoge al artículo 508 de la Ley de Justicia Islámica, que establece como ofensa “instigar y asistir a estados extranjeros beligerantes”, en este caso, Estados Unidos, donde reside Alinejad.

Para la periodista Masih Alinejad, la autora de The Wind in My Hair: My Fight for Freedom in Modern Iran, “el hiyab obligatorio es el talón de Aquiles de la República Islámica” y sostiene que “esta es la primera vez que una protesta de desobediencia civil ha preocupado así al régimen”.

Mediante campañas como My Stealthy Freedom (Mi Libertad Sigilosa) y White Wednesdays (Miércoles Blancos), la periodista, que ha escrito para medios como New York Times o Washington Post, busca exponer el rechazo al hiyab obligatorio y demostrar “que no es nuestra cultura”. Masih Alinejad, que recibió el Premio de Derechos de las Mujeres UN Watch en la cumbre de Ginebra el año 2015, considera que “estas campañas han demostrado que las mujeres están listas para organizarse y demostrar su oposición a estas leyes draconianas” y aclara que no recibe financiación de ningún tipo, ni privada ni del gobierno, por las mismas.

Las mujeres iraníes protestan contra el código de vestimenta “conociendo los riesgos, porque odian que las traten como a ciudadanas de segunda”, dice la escritora. Las mujeres iraníes que así lo desean le envían vídeos sin hiyab, protestando de manera pacífica, y ella los publica en sus redes sociales.

El mismo día en que se anunció la sentencia, Masih Alinejad publicó un vídeo en su cuenta de Twitter asegurando que continuará “transmitiendo las voces de la gente mientras siga recibiendo vídeos”. “Si la gente no confiara en mí, no me apoyaría tanto”, explica a eldiario.es.

“Desafiamos las leyes del hiyab obligatorio porque es el símbolo más visible del apartheid de género”, afirma Alinejad, que considera que la libertad de escoger cómo aparecer en público es el primer paso para que las mujeres logren otros derechos.“Nuestra lucha es más que una prenda de ropa, es sobre nuestra dignidad, es sobre tener el derecho a elegir”, sentencia.

Según una encuesta realizada por IPOS en 2015, un 42% de la población iraní opina que el velo debería ser opcional para las mujeres, un 38% considera que debe ser obligatorio por razones religiosas y un 15% sostiene que debería ser obligatorio por razones jurídicas. Entre las mujeres, un 58% está a favor del hiyab obligatorio (considerado como una norma social), ya sea por razones jurídicas o religiosas, y un 42% opina que debería ser algo voluntario.

“El hiyab obligatorio no es parte de nuestra cultura”

En febrero de 2017, el primer ministro sueco Stefan Löfven visitó la República Islámica acompañado de una delegación ministerial entre las que se encontraba Ann Linde, ministra de Asuntos de la Unión Europea y de Comercio. Ella y el resto de mujeres de la delegación aceptaron ponerse el hiyab en actos oficiales durante su visita, algo que UN Watch definió como “la marcha de la vergüenza”, y la propia Alinejad las tachó de hipócritas.

Para la periodista iraní, “la República Islámica se las ha arreglado para crear un mito de invencibilidad e infundir miedo en las mujeres”. Asimismo, “convenció al resto del mundo de la mentira de que el hiyab obligatorio era parte de nuestra cultura – lo cual no es cierto – y rechazó toda discusión” en torno a esta cuestión.

Por ello, manifiesta que “las mujeres políticas europeas se han fallado a sí mismas, a las mujeres europeas y a las mujeres de Oriente Medio”. A ojos de Alinejad, una delegación femenina iraní no se quitaría el hiyab si se lo pidiera un líder español por seguir “las normas culturales o las regulaciones y leyes occidentales”. “¿Por qué las mujeres políticas occidentales no pueden levantarse por sus propios derechos? Las mujeres iraníes se arriesgan a multas y considerables penas de prisión por reivindicar sus derechos”, afirma.

Alinejad critica la escasez de mujeres en política en Irán. “Sólo hemos tenido una ministra, designada por Ahmadinejad”, apunta en referencia a Marzieh Vahid-Dastjerdi, ministra de Sanidad entre 2009 y 2013. Según datos del Banco Mundial de 2018, las mujeres sólo ocupan un 6% de los escaños del parlamento iraní, y aunque ha habido y hay vicepresidentas en Irán, la activista señala que este cargo no implica una posición de poder.

También lamenta que “las oportunidades de empleo de alto perfil están seriamente limitadas” para las mujeres iraníes, a pesar de que la tasa de mujeres matriculadas en universidades en Irán fue del 65,5% en 2016, según el Instituto de Estadística de la Unesco.

Declarada enemiga de la religión

Como periodista, Masih Alinejad se dedicó a denunciar la corrupción y la represión política de la república islámica de Irán hasta que se vio obligada a marcharse en el año 2009, cuando fue reelegido Mahmoud Ahmadinejad como presidente. Las protestas multitudinarias que se sucedieron durante cuatro meses tras estas elecciones dieron nombre al Movimiento Verde en Irán.

La activista afirma que “las fuerzas de seguridad me advirtieron que saliera del país”, y asegura haber desvelado “un gran número de abusos de derechos humanos, torturas, falsos arrestos y muertes que ocurrieron tras las elecciones de 2009”. Por ejemplo, realizó documentales radiofónicos y de televisión haciendo un perfil de las víctimas de dichas protestas.

“No me queda más remedio que permanecer fuera del país porque fui declarada enemiga de la religión y probablemente tendría que afrontar la pena de muerte si regreso”, explica.

Actualmente, trabaja como periodista freelance en Manoto TV y Voice of America en Nueva York, y se ha posicionado en contra del veto migratorio antimusulmán impuesto por Donald Trump, que la impide visitar a su hijo, que reside en Reino Unido. No obstante, asegura que lo que realmente importa es que “decenas de miles de estadounidenses corrientes se echaron a las calles para protestar contra la decisión y apoyar a la minoría musulmana”.

Asimismo, critica la nula cobertura de los medios iraníes sobre los arrestos de ciudadanos iraníes con doble nacionalidad. Este es el caso de la investigadora francoiraní Fariba Adelkhah, detenida el pasado junio “probablemente por cargos de espionaje”, según Iran Wire. Otros casos similares son los de la trabajadora humanitaria iranobritánica, Nazanin Zaghari-Ratcliffe, encarcelada en 2016, o el de Siamak Namazi, un empresario iranoestadounidense detenido en 2015.

“Los iraníes dentro del país no tienen acceso a las noticias sobre ciudadanos con doble nacionalidad que son detenidos. No se informa de estas noticias y, si se informa, se hace desde el punto de vista del régimen”, lamenta Alinejad.

Desde su punto de vista, “la única manera de que las mujeres puedan recibir un trato justo es bajo una democracia laica, lejos de la dictadura religiosa que tenemos ahora”, dice Alinejad en referencia a la República Islámica instaurada por el imam Ruhollah Jomeini mediante la revolución de 1979.

Además, considera que la revolución islámica de Irán fue “un fracaso en todos los sentidos” y la define como “una revolución contra las mujeres”. “Estoy convencida de que necesitamos elecciones libres en Irán, bajo supervisión de la ONU, porque no confío en el régimen”, sentencia la periodista.

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