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El PP europeo “suspende” con “efectos inmediatos” a Viktor Orbán, el derechista primer ministro húngaro

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

Suspensión inmediata... Y la expulsión, a la vuelta de la esquina. Es la decisión tomada por la Asamblea del Partido Popular Europeo este miércoles en una sesión que ha durado más de lo esperado en relación con Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.

“La decisión es clara”, ha dicho Manfred Weber, candidato del PPE para la Comisión Europea. A partir de aquí, ha explicado Weber, el PPE ha formado una troika de hombres para supervisar el comportamiento de Fidesz y Orbán y emitir un dictamen para después del verano: “El comité de evaluación que tomará la decisión final está compuesto por Herman Van Rompuy [exprimer ministro belga], Hans-Gert Pöttering [dirigente de la CDU] y Wolfgang Schussel [excanciller austriaco]”.

Orbán se agarra a esta suspensión, que no expulsión, para defender que “el PPE llegará unido a las elecciones con el objetivo de seguir siendo el principal partido europeo. Y nosotros, con un 57%, difícilmente podrán expulsarnos. La solución actual es buena, como la que se tomó en 2000 con el PP austriaco por pactar con la extrema derecha de Haider. Se suspendió entonces al partido de Schussel, que está en el comité supervisor, y luego volvió sin ser expulsado. Es el modelo”.

El resultado de la Asamblea, anunciado por el presidente del PPE, Joseph Daul, no deja lugar a dudas del estado de ánimo en la familia popular con Viktor Orbán, con 190 votos a favor y 3 en contra.

Daul detalla en su tuit las consecuencias de la suspensión: “No pueden acudir a reuniones del partido, pierden sus derechos de voto y no pueden proponer candidatos para ningún puesto”.

Los principales argumentos para la sanción a Orbán y su partido son que se ha ido apartando de los valores europeístas del Partido Popular Europeo. “No podemos negociar con la democracia, el Estado de Derecho, la libertad de prensa, la libertad académica o los derechos de las minorías. Y la retórica anti-UE es inaceptable. Las divergencias entre el PPE y Fidesz deben acabar”, ha dicho Daul. En este sentido, lo más ha escocido han sido los ataques al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, alguien prominente de la familia popular europea. Tan prominente como que es el presidente del Ejecutivo comunitario.

Tanto la Comisión Europea como el PPE han descalificado como fake news la campaña del Gobierno de Orbán contra Juncker, en la que acusaba de presidente de la Comisión Europea de promover la inmigración ilegal. Según Orbán, “no era una campaña contra Juncker, sino una campaña de información de lo que quiere hacer la Unión Europea”.

Para llegar a esta situación ha sido necesario que hasta 13 miembros nacionales del Partido Popular Europeo hayan solicitado oficialmente apartar Orbán y Fidesz: dos partidos miembros de Suecia, otros dos de Bélgica, así como tres de Finlandia, Luxemburgo y Holanda han reclamado por carta, tal y como marcan los estatutos del PPE, poner en marcha el proceso para la expulsión del Fidesz.

El PP de Pablo Casado se ha mantenido expectante hasta el último minuto, en el que ha decidido votar a favor “de la solución de compromiso”, de la que se siente artífice, sin anunciar su posición previamente a la suspensión de Orbán. No en vano, puede presumir es de haber evitado sumarse a la censura: tres diputados votaron con la extrema derecha en contra de la censura; nueve se abstuvieron y cuatro se ausentaron. “El PP está escuchando las dos versiones y no tiene ninguna decisión tomada”, decían en la calle de Génova.

Aquel día, Carlos Iturgaiz, Gabriel Mato y Pilar Ayuso votaron en contra del informe aprobado que pedía sancionar a Hungría por vulnerar los “valores de la UE”. Pilar del Castillo, Agustín Díaz de Mera, Rosa Estarás, Santiago Fisas, Luis de Grandes, Teresa Jiménez-Becerril, José Ignacio Salafranca, Ramón Luis Valcárcel y Francisco José Millán se abstuvieron; mientras que Esteban González Pons, Esther Herranz, Verónica Lope Fontagné y Antonio López Istúriz no participaron en la votación.

Hay algo que Pablo Casado ha reconocido a Orbán y parece que le ha pesado hasta el final: su apoyo infranqueable a Mariano Rajoy ante el procés y su oposición frontal al independentismo catalán. “El Partido Popular Europeo tiene muy presente que Hungría, cuando España ha solicitado apoyo a la hora de encarar el proceso independentista, siempre ha estado con España”, declaró Casado a mediados de septiembre, después de la votación del Parlamento Europeo en Estrasburgo.