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Los últimos de la batalla por Mariúpol

Imagen tomada durante una visita guiada por la tropas rusas a la ciudad ucraniana de Mariupol el 12 de abril.

Icíar Gutiérrez

18 de abril de 2022 22:25 h

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Ucrania ha rechazado el nuevo ultimátum de Rusia, que exigió una vez más a las fuerzas locales que se rindieran a cambio de seguir con vida en la devastada Mariúpol, al sureste del país. La fecha límite volvió a vencer este domingo y las autoridades han asegurado que “lucharán hasta el final” en la ciudad sitiada por las fuerzas rusas, donde los combatientes ucranianos que quedan, superados en número, se aferran principalmente a una gigantesca planta metalúrgica.

El destino de Mariúpol es importante para la próxima fase de la guerra. Localizada a orillas del mar de Azov, es un enclave estratégico entre la anexionada Crimea y los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este industrial. Se considera que su captura permitiría a Rusia asegurarse un corredor terrestre entre ambas áreas, privaría a Ucrania de un importante puerto y liberaría tropas rusas para la esperada ofensiva en el Donbás, donde Moscú ha afirmado que se centrará ahora. En este sentido, también se cree que proporcionaría al presidente ruso, Vladímir Putin, una victoria estratégica tras el fracaso en el intento de tomar Kiev.

Tras la última exigencia rusa de capitulación, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, dijo este domingo en una entrevista con la cadena ABC que sus soldados “lucharán hasta el final”. “Todavía están nuestras fuerzas militares, nuestros soldados, así que lucharán hasta el final”, dijo. Shmyhal aseguró, sin dar más detalles, que algunas áreas de la ciudad permanecen bajo control ucraniano, por lo que no había un control total por parte de Rusia.

En una entrevista con medios ucranianos el sábado, el presidente Volodímir Zelenski reconoció que el número de fuerzas rusas en la ciudad es seis veces mayor y que los militares ucranianos controlan “una parte no muy grande” de la ciudad. “Sin embargo, nuestros chicos están defendiendo heroicamente”, dijo, y aseguró que se están desarrollando planes y procesos de negociación, pero no confían en los negociadores rusos en lo relativo a Mariúpol.

Zelenski sugirió que las conversaciones entre Kiev y Moscú podrían terminar si las fuerzas rusas matan a todos los ucranianos que defienden la ciudad portuaria. “La destrucción de todos nuestros hombres en Mariúpol –lo que están haciendo ahora– puede poner fin a cualquier formato de negociaciones”, dijo. También pidió más armas lo antes posible. La semana pasada hubo informaciones sobre falta de municiones.

Una fábrica de acero, el último gran bastión

Resulta difícil saber con exactitud qué parte del territorio de Mariúpol sigue bajo control ucraniano y las afirmaciones de ambas partes no se pueden verificar de manera independiente.

Pero Azovstal, una enorme planta metalúrgica que ha sido escenario de feroces combates, parece haberse convertido en el último gran bastión conocido de las tropas ucranianas en la ciudad. Las fuerzas a cargo de la defensa de Mariúpol incluyen marines, brigadas y también al Batallón Azov, de corte ultranacionalista. Según han informado medios internacionales, se refugian en la fábrica de acero, repleta de túneles, convertida en un reducto de las fuerzas ucranianas.

“[La planta] tiene búnkeres nucleares, túneles, está construida para sobrevivir a un conflicto nuclear, están realmente bien preparados para la defensa. Han tenido más de 50 días para fortificarla y construir rutas de escape. Sospecho que, a menos que sean aniquilados, estarán allí mucho tiempo”, ha dicho a la BBC Justin Crump, experto militar de la consultora Sybilline. Aglaya Snetkov, experta en seguridad rusa del University College de Londres, también explicó hace unos días que esta instalación de la época soviética se ha resistido hasta ahora a ser capturada porque está construida para soportar daños significativos.

El Ministerio de Defensa ruso dijo el sábado que “toda el área urbana” había sido “completamente despejada” y que quedaban algunos combatientes bloqueados en el territorio de la planta metalúrgica. Después, les exigió que se rindieran este domingo. “Su única oportunidad de salvar sus vidas es deponer las armas voluntariamente y rendirse”.

Los analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, creen probable que las fuerzas rusas traten de obligar a los ucranianos que quedan en el complejo industrial a capitular mediante “una aplastante potencia de fuego”, pero los ucranianos “parecen estar decididos a librar una última batalla”.

Los expertos del ISW creen también que es posible que haya grupos aislados de tropas ucranianas que permanezcan activos fuera de la fábrica Azovstal, “pero es probable que las fuerzas rusas los eliminen en los próximos días”.




El número de efectivos que usa la planta –así como los que siguen activos en Mariúpol– tampoco está claro debido a la falta de información. Según indicó Crump a la BBC, podría haber entre 500 y 800 soldados ucranianos resistiendo en la ciudad. Uno de los fundadores de Azov declaró este fin de semana al Financial Times que creía que unos 2.000 soldados seguían activos. Rusia, por su parte, ha cifrado en no más de 2.500 los elementos ucranianos refugiados en la planta metalúrgica de Azovstal hasta el 16 de abril.

El jefe de la Policía de patrulla de Mariúpol ha asegurado que hay un gran número de civiles en el territorio de la planta de Azovstal, entre ellos niños, incluyendo un bebé, mujeres y ancianos. “Estas personas se esconden de los bombardeos en los almacenes de la planta”, ha dicho Mykhailo Vershynin. La vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, ha exigido este lunes la apertura de “un corredor humanitario urgente desde la planta de Azovstal para mujeres, niños y otros civiles”. 

El Ayuntamiento de Mariúpol, cuyas autoridades se marcharon de la ciudad, ha indicado que hay al menos 1.000 civiles en los refugios subterráneos de la planta metalúrgica, en su mayoría mujeres con niños y ancianos. “Los ocupantes rusos atacan Azovstal con bombas”, dicen en un mensaje de Telegram, en el que comparten un vídeo de un edificio sobre el que se eleva una columna de humo negro.

Las autoridades ucranianas han dicho que las fuerzas rusas continúan llevando a cabo ataques aéreos y operaciones de asalto cerca de la planta de Azovstal y del puerto, donde también se había informado en los últimos días que quedaban focos de resistencia ucraniana. Los expertos del ISW creen, según su última evaluación, que las fuerzas rusas capturaron probablemente el puerto el 16 de abril.

“Las fuerzas rusas y de la (autoproclamada) República Popular de Donetsk publicaron imágenes confirmando su presencia en varios lugares clave del suroeste de Mariúpol, incluyendo el centro de control de tráfico del puerto, el edificio de la fiscalía y la Dirección Principal de la Policía Nacional de Donetsk”, dicen. Creen que es probable que las fuerzas rusas completen la captura de Mariúpol esta semana, “pero es probable que los asaltos finales les sigan costando caro”.

La inteligencia británica piensa que los comandantes rusos estarán preocupados por el tiempo que se está tardando en dominar Mariupol. “La resistencia ucraniana organizada ha puesto a prueba a las fuerzas rusas y ha desviado hombres y material, retrasando el avance de Rusia en otros lugares”.

El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo este domingo en una entrevista con la cadena CBS que la situación en Mariúpol “es terrible desde el punto de vista militar y desgarradora” y que el reducto de fuerzas ucranianas y los civiles están “básicamente rodeados” por los rusos. “Siguen luchando, pero parece que, por la forma en que el Ejército ruso se comporta en Mariúpol, han decidido arrasar la ciudad a cualquier precio”.

Mes y medio de asedio han convertido a Mariúpol en escenario de los peores horrores de la guerra. Las autoridades locales calculan que los incesantes bombardeos y los combates en Mariúpol han matado al menos a 21.000 personas. Grandes áreas de infraestructura han sido destruidas.

Se estima que 100.000 personas permanecen en la ciudad, de una población de 450.000 antes de la guerra, atrapadas sin comida, agua, calefacción o electricidad, condiciones que han sido descritas de manera reiterada como “apocalípticas” y un “infierno”. Miles de civiles han logrado escapar por sus propios medios y jugándose la vida, con Kiev acusando a Moscú repetidamente de bloquear los intentos de poner en marcha una operación de evacuación y de deportar a civiles en contra de su voluntad.

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