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Fernando Trueba: “Si se me pasa la pasión por el cine, debo tener el valor de dejarlo”

  • Escucha la entrevista con Trueba en el minuto 17:47 del episodio 37 de Kinótico, el podcast de cine y series de eldiario,es

Con lo manida que está la alusión al tango -“¡qué febril la mirada!”-, cada vez que se alude a un lapso de veinte años las viejas notas resuenan en la cabeza. Son dos décadas las que han pasado desde que Fernando Trueba (Madrid, 1955) rodó y estrenó La niña de tus ojos. Otros veinte en su vida como cineasta. Veinte más en las vidas de los actores y otros veinte en las vidas de los personajes, que desde el viernes pulularán en la gran pantalla alrededor de La reina de España, la segunda parte de aquella cinta. Varias veces veinte años. En la ficción, el personaje del director Fontiveros -al que da vida Antonio Resines- regresa a España muy cambiado. Ya no estamos en la Alemania nazi, estamos en el 1956 de Franco, y la guerra y la huida han modificado su vida y su mirada.

“Yo básicamente me siento el mismo”, dice Trueba sobre sus propios veinte años. “Los seres humanos envejecemos físicamente, pero el espíritu no envejece. Mi amigo Bebo Valdés me decía con 92 años que le costaba mucho levantarse por la mañana y llegar al baño, pero que cuando se sentaba al piano tenía 20 años”, explicaba imitando el acento cubano del músico. “Con el paso del tiempo, lo único que siempre digo es que rezo para que no se me pase la pasión por el cine. Y si se me pasa, tener el valor de dejarlo. Hay que hacer cine no por hacer algo, sino por la pasión de contar historias. Y si no la sientes, no lo hagas”, aconseja el director, con decena y media de títulos a su espalda.

¿En qué se manifiesta esa pasión? ¿Cómo detecta en su día a día que la llama sigue viva? “Siempre estoy dándole vueltas a historias, a cómo contarlas, buscando el momento de cada una. Soy como alguien que tiene un jardín, ha plantado 20 cosas y sé que solo una va a crecer, solo una será un árbol. Me lleva un tiempo decidir, soy rápido pero a la vez le doy muchas vueltas a las cosas”. En el caso de La reina de España, el árbol creció muy poco a poco. Asegura Trueba que los personajes le susurraban al oído, le proponían líneas argumentales y que progresivamente fue decidiendo cuándo rodarla: cuando el lapso de dos décadas coincidiera en la vida real de los actores y en la ficción.

Penélope, como en la ficción, es una estrella

Decíamos que el personaje de Resines regresa a la España de 1956 tras un largo exilio, y en ese Madrid de hambre y frío se reencuentra con los viejos personajes de Rosa María Sardá, de Neus Asensi, Jorge Sanz o Santiago Segura, y a la tropa, que está rodando una superproducción americana sobre los Reyes Católicos, se unen nuevos integrantes, como Javier Cámara o Chino Darín. Desde Hollywood aterriza, para protagonizar la cinta, la estrella española Macarena Granada (Penélope Cruz), acompañada siempre por su imbatible asistente (Loles León). Así se dibuja una fotografía muy parecida a la de La niña de tus ojos, con todos los planetas girando de nuevo en torno al personaje de Cruz.

“Es la misma Penélope, pero ahora es más estrella. Tiene ese estatuto. Se lo ha ganado a pulso, haciendo películas, cosechando premios en Estados Unidos que no te regalan, ni el Oscar ni el David di Donatello. Penélope ahora es mucha Penélope”, dice el director de Belle Époque con mucho respeto. “Pero sigue siendo una pedazo de actriz. Yo la veo en la película y pienso que está más guapa y mejor actriz que nunca”. Cuenta Trueba que en el guión ha jugado a hacer algún guiño, algún paralelismo entre las carreras de Macarena Granada y Penélope Cruz, ambas triunfadoras, ambas con dificultades para profetizar en su tierra.

Este viernes llega el enfrentamiento de La reina de España con la taquilla. ¿Cree Trueba que el público español ha superado la animadversión hacia su cine? “Creo que sí, pero como somos una industria tan frágil... la estadística puede cambiar por el éxito de dos películas. Yo creo que a la gente le gusta ver películas españolas; lo que no sé es si las ven porque son españolas o porque el proyecto les interesa. Los espectadores no les van pidiendo el pasaporte a las películas”. Asegura el artífice de Ópera Prima que está muy atento a la nueva generación de directores. “Hay gente haciendo desde cine de género a documental y a cine experimental; entre lo que hacen Bayona, Isaki Lacuesta o mi hijo hay una gran diversidad, hay muchas cosas que me gustan”.