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Todo lo que no te están contando del “Pacto de Estado de Educación”

El ministro de Educación y portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo.

Ione Belarra

Portavoz Adjunta del Grupo Parlamentario Unidos Podemos —

Al Partido Popular le ha entrado la fiebre de los pactos de Estado. El partido que está bloqueando la actividad parlamentaria para que el Congreso no legisle, vetando todas las leyes de la oposición como la subida del salario mínimo interprofesional o la reforma del sistema de pensiones, quiere aparentar voluntad de consenso y capacidad de acuerdo. Para ello, hace ahora un año, el PP apoyó la creación de una subcomisión para el Pacto de Estado de Educación. Ésta se aprobó en diciembre de 2016 y comenzó sus trabajos en febrero de 2017. Poco sabe la opinión pública, y especialmente la comunidad educativa, de lo que ha ocurrido a lo largo de todo este año en dicha subcomisión, aunque lo que en ella sucede es de interés primordial para todos. Veamos aquí algunas claves para entender lo que está pasando en el Congreso.

Una subcomisión no es un pacto. El trabajo parlamentario es deliberadamente opaco y un buen nombre puede esconder más bien poco. Así es en este caso. Una subcomisión no es un pacto de Estado, ya que las conclusiones en las que estamos trabajando ahora no son vinculantes para el Gobierno; únicamente son recomendaciones que éste puede seguir o no. Y ya sabemos lo que suele hacer el PP con las recomendaciones…

Aún así, el Partido Popular tiene capacidad de veto. El PP y el PSOE han acordado una fórmula de votación de las conclusiones que permite al Partido Popular bloquear casi cualquier conclusión de la subcomisión. Para aprobar una conclusión es necesario contar con una mayoría de 3/5. Como las reuniones de la subcomisión son dos veces a la semana, muchos partidos minoritarios tienen serias dificultades para asistir y es prácticamente imposible para Unidos Podemos lograr mayorías alternativas al PP. De esta forma, por ejemplo, ha sido imposible incorporar a las conclusiones que el sistema educativo público de nuestro país ha sufrido un brutal recorte de 9.000 millones de euros y que, actualmente, se encuentra en estado de infrafinanciación.

Si la situación es tan grave y la educación es un tema de gran interés para toda la ciudadanía, ¿por qué no te estás enterado de nada? Básicamente porque, a diferencia del resto de comisiones del Congreso, las subcomisiones son a puerta cerrada. Es decir, no se graban y tampoco se publican las actas de los debates. Desde Unidos Podemos hemos pedido a la Mesa del Congreso que la subcomisión se emita en directo o, en su defecto, que se publiquen las actas y las votaciones. El Partido Popular y el PSOE (con el apoyo de Cs) se han opuesto frontalmente afirmando que eso podría “influir” en las conclusiones a las que lleguemos.

Está previsto que la subcomisión del pacto de Estado de Educación finalice sus trabajos a mediados de mayo. Nuestra mayor preocupación es que el resto de partidos parece haber asumido con normalidad la LOMCE, la ley educativa más regresiva de la democracia que se aprobó con toda la oposición en contra y miles de personas protestando en la calle. La derogación de la 'Ley Wert' no puede ser el punto de llegada de las conclusiones de la subcomisión, sino el punto de partida. Del mismo modo que sin una recuperación efectiva de la financiación de la escuela pública de nuestro país, no hay pacto que valga. Alcanzar un 5,6% de inversión en educación en esta legislatura (y un 7% en 2024), así como recuperar al menos los 23.000 docentes que ha perdido la pública, no es algo que pueda negociarse, es un deber de los poderes públicos.

Mientras la subcomisión sigue funcionando, Méndez de Vigo gana tiempo y continúa aplicando la LOMCE, con los costes que eso tiene para los niños y niñas de hoy y para la ciudadanía de mañana. El Partido Popular utiliza la estrategia de los falsos pactos de Estado para ahogar la iniciativa legislativa del resto de partidos, pasar esta legislatura al 'tran tran' y poder seguir aplicando las leyes que aprobó con su mayoría absoluta.

Por eso es importante que seamos conscientes de que un mal pacto, un pacto que priorice la educación privada, perpetúe la LOMCE y no recupere la inversión en educación, es peor que la ausencia de pacto. Y el momento de que la comunidad educativa y la ciudadanía tomen cartas en el asunto es ahora. El mes que viene quizás sea tarde. Nosotras, mientras tanto, seguiremos defendiendo hasta el final a la pública, con orgullo, en la subcomisión.

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