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Mejorar la conciliación de la vida familiar y la profesional para el futuro de Europa

Marianne Thyssen / Vera Jourová

Comisaria europea de Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral / Comisaria europea de Justicia —

“¿Cómo conciliar mi vida privada y con la profesional?”. A lo largo de su trayectoria profesional, todos los padres  y cuidadores se plantean esta pregunta más de una vez. En particular, las mujeres. Hoy en día, sigue siendo más probable que sean las mujeres las que se queden en casa cuidando de los hijos o de familiares mayores y no los hombres. En 2015, la tasa de empleo femenina se situó 11,6 puntos porcentuales por debajo de la masculina. Y esta tasa de empleabilidad descendía otros 8,8 puntos porcentuales más si se trataba de mujeres con un hijo menor de seis años. Además, una de cada tres mujeres trabajaba a tiempo parcial, mientras que, en el caso de los hombres, esta cifra era inferior a uno de cada diez.

Al mismo tiempo, las mujeres en la Unión Europea (UE) están cada vez más cualificadas y el número de ellas  con un título universitario es superior al de los hombres. Por otro lado, todos los países europeos tienen que hacer frente al envejecimiento de la población y a la reducción de la mano de obra. Por motivos de ecuanimidad y de necesidad económica, tenemos que lograr que, tanto hombres como mujeres, todos los padres y cuidadores que trabajan puedan combinar más fácilmente su carrera profesional con su vida privada. Nuestro objetivo es ofrecerles más opciones y más flexibilidad para que se organicen.

Una mayor participación femenina en el mercado de trabajo es un triunfo por partida doble. Es bueno para las empresas, que pueden atraer a empleadas con talento y motivación y lograr que se queden, y contribuye a disminuir el riesgo de pobreza de las mujeres, ya que reduce la brecha de género en materia de pensiones, que en la actualidad se sitúa en el 40% en Europa.

La propuesta europea: teletrabajo y fórmulas más flexibles

El mundo laboral está cambiando y a menudo percibimos este cambio básicamente como un reto. Pero tratemos de ver también las oportunidades: la digitalización, por ejemplo, crea nuevas posibilidades para el teletrabajo y la flexibilidad de horarios.

Con nuestra propuesta de mejorar la conciliación de la vida familiar y la vida profesional, queremos aprovechar estos avances y promover las fórmulas flexibles de trabajo. Además, la propuesta pretende ayudar a los Estados miembros a mejorar la calidad, la accesibilidad y la asequibilidad de los servicios para el cuidado de los niños y los servicios de cuidados de larga duración.

Estándares mínimos para los permisos de paternidad

Proponemos, asimismo, el establecimiento de unos estándares más elevados para el permiso parental, así como la introducción de normas de la UE sobre el permiso de paternidad, de manera que los padres disfruten al menos de diez días de permiso tras el nacimiento de sus hijos, en ambos casos con una remuneración al nivel de la baja por enfermedad como mínimo.

Las nuevas normas también garantizarán que los cuidadores que trabajan puedan tomarse al menos cinco días al año para ocuparse de sus hijos o de familiares enfermos, y que estos días se remuneren, como mínimo, al nivel de la baja por enfermedad. Hemos optado por ofrecer a las familias unas fórmulas de permisos más flexibles, de manera que no solo se facilita la vida a los padres y cuidadores que trabajan, sino que también se logra un reparto más adecuado de las responsabilidades familiares.

La mejora de la conciliación de la vida familiar y la vida profesional no solo es buena para las familias, sino que aportará muchas otras ventajas: una mayor igualdad de género en el mercado laboral y un mejor aprovechamiento de todo el talento disponible beneficiarán a las empresas, a los Estados miembros y a la economía en su totalidad.

Asegurarnos de que la carga de las responsabilidades familiares no recaiga de manera desproporcionada en los hombros de las mujeres ayudará a combatir las pérdidas económicas de 370.000 millones de euros que afrontamos cada año como consecuencia de la brecha laboral de género. Estamos convencidas de que, si colaboramos estrechamente con los Estados miembros, los interlocutores sociales y las partes interesadas, esta propuesta puede suponer un cambio real en la vida diaria de muchos padres  y cuidadores que trabajan.