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Elecciones europeas y el Leviatán del fascismo

28 de mayo de 2024 22:36 h

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Comienza la campaña electoral de las europeas. En el horizonte, un inquietante y sombrío aquelarre fascista, con la condescendencia de cierta derecha conservadora. ¡Quién me iba a decir que, en ciertos aspectos, echaría de menos a Angela Merkel! Tengo una visión ambivalente respecto a la ex canciller alemana. Desde un punto de vista democrático, mientras ella fue la líder de la derecha europea, se contuvo al fascismo, dentro y fuera. Ella era implacable con los fascistas teutones, ¡ni agua! Además, si bien no pudo evitar que los anglosajones metieran sus manos en Ucrania y otros países del este, al menos contuvo a los dos nacionalismos que ahora confrontan en Ucrania. Sin embargo, desde un punto de vista económico, es la imposición de los dogmas comunitarios, bajo el férreo control alemán, en el orden liberal europeo lo que está detrás del repunte del fascismo en Europa. El tiempo actual rima con los años 20 y 30 del siglo pasado. La evidencia académica se amontona. El orden liberal es el principal responsable del repunte del fascismo. Nos olvidamos de la igualdad y la fraternidad, y lo podemos pagar bien caro.

Todo lo que está ocurriendo no es un ataque contra el orden liberal, sino más bien una consecuencia del orden neoliberal que se estableció hace cuarenta años. Después de la caída del muro de Berlín, el mercado se convirtió en la entidad más influyente en la política democrática occidental. Según esta nueva doctrina, las demandas humanas y democráticas solo podían ser satisfechas en la medida en que se alinearan con las fuerzas inquebrantables del “mercado”, al cual se debía otorgar el máximo espacio para coordinar la gran variedad de decisiones económicas y controlar eficazmente la oferta y la demanda. Obviamente, como se asumió, el mercado no podía garantizar el pleno empleo, la justicia distributiva o la protección ambiental. Como consecuencia de ello, desigualdad, pobreza y auge del fascismo. Si a todo ello unimos las fake news esparcidas por mass media al servicio de ciertas élites rentistas, ¿qué podía salir mal? Pero vayamos a la evidencia científica más reciente.

En el artículo académico 'Austerity, economic vulnerability, and populism', publicado en la prestigiosa revista American Journal of Political Science, los autores, Leonardo Baccini y Thomas Sattler, examinan los efectos políticos de las políticas de austeridad en Europa desde la década de 1990, utilizando datos de elecciones a nivel de distrito y de votación a nivel individual. Veamos las ideas y conclusiones más importantes del mismo.

El estudio postula que las políticas de austeridad aumentan el apoyo a los partidos de extrema derecha, especialmente entre los votantes económicamente vulnerables, es decir, aquellos con trabajos de baja calificación, en manufactura y con alta intensidad de tareas rutinarias. Las medidas de austeridad tienen un efecto significativo en las regiones económicamente vulnerables, aumentando el apoyo a los partidos ultraderechistas, mientras que en regiones menos vulnerables el impacto es mínimo. Los autores argumentan que el éxito de los partidos ultraderechistas se debe en gran medida a la incapacidad del gobierno para proteger a los perdedores de los cambios económicos estructurales, sugiriendo que el populismo tiene raíces internas en lugar de ser exclusivamente una respuesta a factores externos como la globalización. En tiempos de transformación económica, como la globalización y la automatización, las redes de seguridad pública son cruciales para estabilizar las sociedades. Las decisiones de reducir el gasto fiscal durante estos períodos incrementan la inseguridad económica y social. Los votantes vulnerables, afectados negativamente por los recortes fiscales, son más propensos a apoyar promesas populistas que buscan revertir estos recortes o limitar la globalización.

Las políticas de austeridad incrementan el apoyo a los partidos ultraderechistas en áreas económicamente vulnerables. Esto subraya la importancia de las políticas gubernamentales en la génesis del populismo y el descontento político. Los análisis a nivel de distrito demuestran consistentemente que las medidas de austeridad incrementan el apoyo a partidos populistas, particularmente los de extrema derecha, en regiones vulnerables. Las decisiones de ajuste fiscal son intensamente debatidas y tienen una alta visibilidad pública, lo que incrementa la conciencia de los votantes sobre cómo estas políticas les afectan directamente. Los individuos y regiones más afectados por la austeridad, debido a su vulnerabilidad económica, son los que más reaccionan políticamente apoyando a partidos populistas.

¿Qué implicaciones se derivan de estos resultados? Los resultados sugieren que las decisiones de política económica continúan siendo un factor clave en la evaluación popular de los gobiernos, incluso en economías abiertas donde los gobiernos pueden tener menos control directo sobre los resultados económicos. Surge así, como medida fundamental para evitar el ascenso del fascismo, la importancia de mantener y fortalecer las redes de seguridad pública para mitigar los efectos negativos del devenir económico.

¿Quiénes se tragan las 'fake news'? Fundamentalmente los votantes conservadores

Para completar el panorama sobre el auge del fascismo falta analizar el papel de ciertos mass media, sumisos a ciertas élites rentistas y distópicas. Acudamos de nuevo a la academia. Para ello permítanme compartir el artículo 'Who Believes in Fake News? Identification of Political(A)Symmetries', publicado en la revista académica Social Sciences. 

Los autores de dicho artículo, João Pedro Baptista y Anabela Gradim, parten de una afirmación indiscutible: “las noticias políticas falsas continúan siendo una amenaza para las sociedades contemporáneas, afectando negativamente a las instituciones públicas y democráticas.” La literatura ha identificado el sesgo político como uno de los principales predictores de la creencia y difusión de noticias falsas. Sin embargo, el debate académico no ha sido consensuado respecto al efecto de la identidad política en el discernimiento de las noticias falsas. 

Con el fin de dar respuesta a ello, los autores del artículo llevan a cabo una revisión sistemática de la literatura (2017-2021) que busca entender si hay evidencia consistente de que una identidad política pueda ser más vulnerable a las noticias falsas que otras. Centrándose en el análisis de estudios europeos y norteamericanos (Estados Unidos), utilizan las bases de datos Scopus y Web of Science para examinar la literatura. Sus conclusiones son clarividentes: “Nuestros hallazgos revelaron que la mayoría de los estudios son consistentes en identificar a la audiencia conservadora o de derecha como más vulnerable a las noticias falsas. Aunque parece haber un razonamiento político motivado para ambos lados, las personas de izquierda o liberales no fueron, en ningún estudio analizado, asociadas con una mayor propensión a creer en noticias falsas políticas. El razonamiento motivado parece ser más fuerte y más activo entre los conservadores, tanto en Estados Unidos como en Europa. Nuestro estudio refuerza la necesidad de intensificar la lucha contra la proliferación de noticias falsas entre la audiencia más conservadora, populista y de extrema derecha.”

Y he ahí el problema para los partidos conservadores europeos, además de ser corresponsables con socio-liberales y socialdemócratas del orden liberal actual, sus votantes son los que más se tragan las fake news, de la mano de los ultraderechistas. En este contexto, pueden cometer el mismo error que en los años 30, intentar blanquear y aliarse con la ultraderecha. Por eso, a pesar de mi ambivalencia respecto a Angela Merkel, ahora la echo de menos. Ella sabe perfectamente los efectos y las consecuencias del fascismo. De Feijóo y sus muchachos, ni han estado, ni estarán a la altura, especialmente en tiempos de maleza.