De los creadores de “España va camino de la dictadura”, llega a sus pantallas “España ya es un Estado fallido”. La terrible DANA en Valencia es para estos cráneos privilegiados la prueba del algodón de que el sanchismo nos ha convertido en un Estado fallido: gente abandonada a su suerte y quitando el barro con sus propias manos, falta de agua potable y de luz, basuras y descomposición en las calles, hedor, riesgo de infecciones, saqueos, cadáveres sin recuperar, zonas incomunicadas, voluntarios supliendo a los equipos de rescate. ¡Un país tercermundista!, claman periodistas, tertulianos y redes sociales. ¡Un Estado fallido de manual!
El típico Estado fallido que moviliza a miles de soldados, policías, bomberos y trabajadores de todo tipo. El típico Estado fallido que tiene una Unidad Militar de Emergencias y puede enviar maquinaria pesada desde todos los rincones del país a lugares de difícil acceso. El típico Estado fallido que reconstruye carreteras y vías férreas en tiempo récord, sin escatimar en gastos ni personal. El típico Estado fallido que aprueba un rescate económico y social para trabajadores, empresas y quienes han perdido sus casas, un cañón de dinero que repondrá lo mismo coches que electrodomésticos. El típico Estado fallido que se compromete a reconstruir los lugares afectados cueste lo que cueste, y además adaptándolos a la emergencia climática.
Claro que ha habido graves errores y descoordinación, tanto en las horas previas como en las posteriores a la DANA. La alerta llegó demasiado tarde, y la ayuda está llegando tarde a muchos barrios que se quejan con toda la razón. Tiempo habrá para pedir cuentas por ambos retrasos. Pero todos esos pueblos y esas miles de familias no se van a recuperar solo con voluntarios, escobas, cadenas humanas y tractores. Admiro la generosidad de tanta buena gente, pero la dimensión de la catástrofe exige medidas excepcionales. Es ese Estado fallido el que va a retirar miles de coches y toneladas de lodo y escombro, y será ese Estado fallido quien reconstruya casas, infraestructuras y empresas, y quien sostenga a los que han perdido todo. El pueblo salva al pueblo, bravo, pero lo salva mejor con un Estado fuerte detrás, y con unos servicios públicos suficientes.
Estos días circulan fotos de la desgracia rotuladas como “No es Bangladesh, es Valencia”. A veces dicho con buena intención, desde la desesperación; otras para subrayar aquella consigna del “Estado fallido”. Aparte del tufillo colonial y los aires de superioridad de ese tipo de comparaciones, quizás nos sorprendería comprobar que Bangladesh tampoco es ya Bangladesh, no el Bangladesh tercermundista imaginario que la mentalidad occidental sigue creyendo, y que algo habrá aprendido de sus frecuentes inundaciones. Y con todo, Valencia no es Bangladesh por mucho que se empeñen los apocalípticos.
Si a quienes repiten lo de “dictadura sanchista” habría que mandarlos una temporada a vivir a una dictadura de verdad, para que viesen las diferencias; también a los que insisten en el tercermundismo y el “Estado fallido” habría que enviarlos unas semanas a un país de lo que llaman Tercer Mundo, o directamente a un Estado fallido (Libia está ahí cerquita) coincidiendo con un desastre natural. Y que luego vuelvan y lo cuenten en el programa de Iker Jiménez, venga.