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Íñigo Errejón busca visibilidad en un Grupo Mixto ingobernable de 21 diputados y 11 partidos

Íñigo Errejón junto a Rita Maestre e Inés Sabanés tras el 10N.

Irene Castro

Íñigo Errejón se quedó lejos de sus objetivos el 10N incluido el último que se marcó en la recta final de la campaña, cuando las encuestas ya pronosticaban un resultado modesto para Más País: tener grupo propio en el Congreso. Ese reto le habría permitido participar en todos los debates parlamentarios, preguntar al presidente del Gobierno en las sesiones de control con bastante frecuencia y disponer de fondos económicos más elevados. Sin embargo, al no cumplir los requisitos necesarios, quedará relegado a un Grupo Mixto donde hay 21 diputados y una docena de partidos. Condenado a la irrelevancia, Errejón busca visibilidad en el hemiciclo. 

Las normas del Congreso son bastante rígidas respecto a la configuración de los grupos parlamentarios. Solo pueden constituirse si los partidos logran quince diputados, superan los cinco escaños y el 15% de los votos en todas las circunscripciones en las que se presenta o en caso de lograr el 5% de papeletas en el conjunto del Estado. Más País quedó lejos de esas cifras por lo que le tocó asumir que no cumpliría ese objetivo electoral. La composición del Grupo Mixto será esta vez una de las más numerosas con más de una veintena de parlamentarios de once formaciones distintas.

En su reunión con la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, en la ronda de contactos que está manteniendo con el resto de grupos para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez, uno de los temas que abordó Errejón, quien acudió acompañado del diputado de Compromís Joan Baldoví, fue la reclamación de “visibilidad” para su formación, que tendrá que repartir espacio, además de con la coalición valenciana, con la diputada de Equo Inés Sabanés. El PSOE fue receptivo a la petición, pero advierte de que todas las concesiones tendrán que realizarse “dentro del reglamento”. 

Fuentes conocedoras de esa reunión aseguran que Errejón y Baldoví formularon esa petición, pero que no han sido los únicos: “Lo están planteando todos, se tiene que ver qué se hace porque un Grupo Mixto con 21 diputados es un disparate”. El diputado de Compromís confirmó su intención de buscar alternativas al “mastodóntico” Grupo Mixto para que “los ciudadanos tengan la seguridad de que sus propuestas van a ser escuchadas en este Congreso”. “Un Grupo Mixto tan heterogéneo sería imposible que tenga presencia”, ha expresado Baldoví. Desde Más País han preferido no hacer ninguna valoración sobre esta petición planteada por su diputado. 

Una de las opciones que plantea el PSOE es ampliar los tiempos destinados a las intervenciones –unos siete minutos a repartir entre los partidos que lo integran en los debates generales– y permitir que aumenten su representación en las comisiones. 

Las fórmulas que están buscando integrantes del Grupo Mixto van más allá y pasan por intentar “desgajarlo” para facilitar su gobernabilidad. “De momento no hemos hablado nada formalmente, ha habido un intercambio de pareceres. La semana que viene nos reuniremos todos, o la mayoría de los que puedan, para intentar que el grupo sea funcional. Manejaremos todas las opciones posibles para que tengamos capacidad política. La mecánica parlamentaria no puede dificultar la actuación política”, dice uno de los integrantes.

Una de las posibilidades pasa por constituir subgrupos de cinco o más diputados dentro del Mixto –para Junts Per Catalunya, por ejemplo, que tiene ocho de los 21 miembros–. Esa decisión dependería, en todo caso, de la Mesa del Congreso en la que PSOE y Unidas Podemos tendrán mayoría. Existe un precedente de esa conformación en 1986, cuando una escisión del PP (Partido Demócrata Popular) aumentó sustancialmente el Grupo Mixto. La Mesa permitió entonces que el PDP e Izquierda Unida se constituyeran en subgrupos gozando del 75% de las prerrogativas de los grupos parlamentarios (en fondos económicos, tiempos de intervenciones, etc.). Otras fuentes consultadas apuntan a que la solución puede venir a través del artículo 24 del reglamento del Congreso, que permite a diputados sin grupo “asociarse” a uno ya configurado. 

En la anterior legislatura fallida hubo un intento de que JxCat tuviera grupo propio sumando 15 parlamentarios de otras formaciones de manera técnica y que luego se lo quedara la formación independentista. Pero los servicios jurídicos y la Mesa del Congreso pusieron pegas. JxCat no cumple los requisitos ya que, a pesar de que supera los cinco diputados, no ha logrado el 15% de los votos en las cuatro circunscripciones catalanas en las que se ha presentado. Esa vía plantean explorarla también en esta ocasión las formaciones que integran el Grupo Mixto. 

Debates interminables

La fragmentación parlamentaria se instaló en el Congreso en las elecciones de 2015 cuando irrumpieron con fuerza Unidas Podemos y Ciudadanos. En el último proceso electoral se sumó la extrema derecha de Vox y también a Bildu le dan los números para tener grupo propio (ha obtenido más del 15% de los votos en las tres provincias vascas y en Navarra).

En total, habrá ocho grupos parlamentarios (PSOE, PP, Vox, Unidas Podemos, ERC, Ciudadanos, PNV y Bildu) por lo que los debates –en los que los tiempos están tasados– se alargarán aún más en esta legislatura.

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