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Rajoy era el Barbas; Santamaría, la Pequeñita: los apodos de la Operación Kitchen

Luis Bárcenas, a la entrada de una de sus declaraciones en la Audiencia Nacional.

Marcos Pinheiro

7 de septiembre de 2020 21:35 h

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La Fiscalía Anticorrupción ha elaborado un informe en el que recoge todos los indicios que implican a los exministros del PP Jorge Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal en la Operación Kitchen. Un total de 52 páginas que detallan su implicación en las maniobras para arrebatar al que fuera tesorero del partido, Luis Bárcenas, la información sensible que guardaba sobre su formación y algunos de sus dirigentes relacionada con el caso Gürtel. Entre esas páginas aparecen también reseñados los distintos apelativos con los que los agentes implicados se referían a otros policías y a políticos a quienes afectaban sus maniobras.

El escrito empieza señalando que el excomisario José Manuel Villarejo se hizo cargo de esa misión a la que se denominó Operación Kitchen, 'Cocina', 'Cocinero' o 'Cuisine'. Consistió, resume la Fiscalía en captar al chófer de la mujer Bárcenas, Sergio Ríos, “para obtener de dicho colaborador, en cuanto persona de la máxima confianza del matrimonio, información concreta sobre el lugar en el que Luis Bárcenas y su esposa ocultarían material documental comprometedor para dicho partido político y para altos dirigentes del mismo, a cambio de una retribución mensual con cargo a gastos reservados”.

Así, el escrito detalla que a Sergio Ríos se le puso el nombre en clave de “cocinero” o “K2” y se le puso una asignación mensual de 2.000 euros para que sacara información de un lugar cerrado que los implicados en la operación definen como “zulo” la información comprometedora. Así lo revelan las conversaciones que mantuvieron el grupo de policías entre ellos y con el chófer, y en las que utilizan diversos apodos para referirse a otros policías y cargos del PP.

Esos apelativos están alejados de la habitual jerga policial y revelan la forma de comunicarse que tenían los mandos policiales implicados en estas maniobras. Así, bautizan como 'Barbas' o 'Asturiano' al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y como 'Pequeñita' a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. A María Dolores de Cospedal, a quien la Fiscalía implica en la operación por la información “comprometedora” que Bárcenas tiene sobre ella, la despachan con un simple 'Cospe'. Son más explícitos cuando hablan de su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, al que denominan 'Polla'.

En la lista de apodos que ha identificado la Fiscalía Anticorrupción aparecen los que tenían los policías Andrés Gómez Gordo -según los agentes quien reclutó a Ríos-, al que definen como 'Cospedín' o 'Andy', Enrique García Castaño, el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), encargada de seguimientos, escuchas y captación de fuentes, quien se lleva los apelativos de 'Gordo', 'Big' o 'Talla', y José Luis Olivera, 'Oli' o 'Pepelu' en esas conversaciones y al que Villarejo atribuye haber frenado la Gürtel: “Podía haberlos mandado a todos a tomar por el culo si no llega a ser por este y eso no se puede olvidar”.

Hay también pseudónimos para Francisco Martínez, por entonces secretario de Estado de Seguridad y ahora responsable de haber depositado varios mensajes con el exministro Fernández Díaz, su jefe entonces, en los que apunta a la posible implicación del CNI en el espionaje a Bárcenas. En las charlas telefónicas se refieren a él como 'Chocho' o 'Paco'. También hay algunas referencias al abogado Javier Iglesias, al que denominan 'Largo'.

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