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La izquierda escenifica unidad por primera vez desde la moción de censura y se prepara para una oposición sin tregua

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se saludan tras el turno del grupo confederal en la investidura.

Irene Castro

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Las dos bancadas en pie aplaudiéndose mutuamente. Es una imagen que marcará el futuro de España y que queda ya grabada en la historia reciente. Tras años de desencuentros, PSOE y Unidas Podemos han certificado durante el debate de investidura su acuerdo para el primer gobierno de coalición desde la restauración de la democracia. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han vuelto a abrazarse en el hemiciclo año y medio después de la moción de censura que llevó al socialista al Palacio de la Moncloa. Al igual que en aquella ocasión, no han estado solos, pero es la primera vez desde entonces que la izquierda escenifica la misma unidad, ahora ante una derecha enfurecida –y con Vox como tercera fuerza en el Congreso– que amenaza con una legislatura sin tregua en la calle y en los tribunales. 

“Bien está lo que bien acaba”, ha admitido Sánchez en su turno de réplica al grupo confederal en una sesión que cierra un año con dos convocatorias electorales y dos investiduras fallidas (y si no hay novedad, una tercera) antes de que el martes pueda lograr los apoyos para repetir en la presidencia . “Vamos a hacerlo bien, tengo muchas esperanzas –ha dicho dirigiéndose a Iglesias y Alberto Garzón–. Vamos a demostrar que somos una izquierda que sabe gobernar y que supo gobernar España”. Acto seguido ha bajado de la tribuna y se ha acercado al escaño del líder de Unidas Podemos con quien se ha fundido en un abrazo como muestra de la “esperanza” y la “ilusión” que había manifestado.

Previamente, le había agradecido “la asunción la responsabilidad” en el sentido de que gobernar le supondrá “asumir contradicciones”: “Lógicamente tendremos que compartirlas y asumirlas desde un punto de vista de solidaridad”. En menos de una semana el Consejo de Ministros mantendrá su primera reunión y el socialista ha agradecido a los miembros de las dos formaciones que han estado en la “trastienda” para permitir el entendimiento. 

Así había comenzado su intervención Iglesias. En este debate abandonó el tono duro de los últimos enfrentamientos con Sánchez, a quien acusó en julio de no haber tratado a sus potenciales aliados con el respeto que merecían. La bronca quedó atrás el 11 de noviembre, cuando en Podemos recibieron la llamada de Moncloa para negociar un acuerdo que se cerró en un café de una hora para la formación de una coalición. Lo que no fue posible hace medio año está a punto de hacerse realidad, aunque con una ajustada mayoría simple. 

Fairplay tras el bronco debate de hace medio año

Fairplay“Las cosas no salen a la primera”, comenzó Iglesias en un discurso en el que ya usó el tono de la vicepresidencia que va a ocupar en un Gobierno que ha repetido combinará “la experiencia del PSOE con la frescura y la valentía de Unidas Podemos”. “Es un programa que quiere garantizar y construir nuestros derechos”, ha expresado sobre el plan de gobierno que presentaron el pasado lunes y que sostiene que será un “referente” en cuanto a la “justicia social” que considera “la mejor vacuna para la mayor amenaza que se cierne sobre Europa, que es la extrema derecha”. 

A partir de ahí Iglesias se dirigió directamente a la que, en cuestión de horas, será su oposición: “la derecha, la ultraderecha y la ultra ultraderecha”, según definió a Ciudadanos, PP, y Vox. “Los avances sociales se seguirán produciendo en este país a pesar de ustedes. No entienden España. España está aquí, los diputados de ERC, Bildu BNG... representan a los ciudadanos de este país con la misma dignidad que ustedes. Ustedes desprecian esa mayoría parlamentaria y al despreciar al Parlamento su problema es que desprecian a España”. Iglesias reconoció que el futuro Ejecutivo contará con muchos “enemigos”: “Deberá defender la democracia con la ley, con la ley, con la ley”.

“Pedro, estarás al frente de una coalición progresista histórica. Es un honor caminar junto a vosotros. Sí se puede, adelante, presidente”, ha acabado antes de dirigirse a su asiento en la bancada azul y darse la mano guiñándole un ojo. El tono ha sido completamente distinto al de hace apenas medio año, cuando la ruptura entre PSOE y Unidas Podemos se vivió en directo durante el Pleno. 

Tanto Sánchez como Iglesias se han referido a los independentistas, especialmente a ERC, que permitirá la investidura, con una alusión a la intención que tendrá la “coalición progresista” de solucionar el “conflicto político” en Catalunya a través del diálogo. El giro del socialista ha sido más llamativo en comparación con el tono que mantuvo en el anterior debate fallido y especialmente en la campaña electoral, cuando hizo de la dureza contra el independentismo su principal baza. El socialista ha agradecido, eso sí, a Iglesias que le dejara negociar en solitario con los republicanos catalanes. El líder de Unidas Podemos ha hecho un guiño a los independentistas “en prisión y en el exilio” y ha aprovechado para agradecerles “no haber dejado de defender el diálogo como vía para el acuerdo desde la cárcel”.

Sánchez: “Por nosotros, señor Rufián, no será”

ERC y JxCat celebraron el cambio de Sánchez. No obstante, el portavoz republicano, Gabriel Rufián, no tuvo un tono tan conciliador como el que encontró en su interlocutor al que recordó su hemeroteca: “La mala noticia es que usted dijo esas cosas. La buena es que somos políticos. Yo hace mucho tiempo llegué a la conclusión de que prefiero malas hemerotecas que dejar de ser útiles. Así que bienvenidos al diálogo. Bienvenidos a la política”.

Rufián lanzó una advertencia al futuro Gobierno: “Si no hay mesa no hay legislatura”. Y Esquerra Republicana ya lo ha hecho antes, solamente hay que hacer memoria“. En la retina de PSOE y Unidas Podemos está la enmienda a la totalidad que presentó Esquerra dinamitando los Presupuestos Generales del Estado que habían pactado y dirigiendo a España al adelanto electoral. ”Por nosotros, señor Rufián, no será“, le ha contestado el candidato. 

El diputado republicano ha recordado a Sánchez e Iglesias que ya les advirtió en julio de que más adelante se complicaría la situación para apoyarles. Aunque ha rebajado el tono respecto al que mantuvo entonces, sí ha dicho que cree que se “arrepienten” de lo que hicieron. No obstante, la mayoría de aliados en la investidura han celebrado que se recupere el espíritu de la moción de censura. 

“Esta investidura la vamos a ganar y la vamos a ganar los que creemos que este Estado es moderno, plural, multilingüe y diverso”, expresó el diputado de Compromís, Joan Baldoví, que mandó ánimos a su homólogo de Teruel Existe ante las “presiones” que denunció por votar favorablemente. En ese momento la bancada socialista se había puesto en pie para aplaudir a Tomás Guirarte. “Tomás, ni caso, no hagas caso a salvapatrias casposos”, le ha dicho Baldoví. La anticipación de una dura campaña contra el Gobierno progresista por parte de la derecha es uno de los principales motivos para la unidad de los aliados de Sánchez. El diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, habló de un “concurso de disparates” en la bancada que ocupan PP y Vox. 

Bildu, que se abstendrá, no llegó a intervenir este sábado y será el primer grupo en hacerlo este domingo, pero aprovechó la presencia ante los medios para celebrar el nuevo tono de Sánchez. “En el discurso de Sánchez hemos observado una voluntad positiva de dejar atrás la deriva judicial y resolver mediante el diálogo honesto, el respeto, la negociación, la no-imposición y la plurinacionalidad los conflictos políticos en Catalunya y Euskal Herria”, dijo la portavoz, Mertxe Aizpurua. Los socialistas se sentaron por primera vez con la formación de la izquierda abertzale en este proceso, aunque no abrió una negociación formal. 

Más País, que se presentó a las elecciones aprovechando precisamente la ventana de oportunidad que había dejado el desencuentro entre PSOE y Unidas Podemos, también aportó a ese fairplay que mantuvo la izquierda en el debate frente a la legislatura bronca que anticipan PP, que ha amenazado ya al Gobierno con los tribunales; Vox y Ciudadanos. “A pesar de la exageración y de la crispación e incluso de los viajes al pasado, la realidad es que lo que estamos haciendo es lo que hace mucho tiempo nuestro país merece, que es conseguir un gobierno de progreso”, expresó Inés Sabanés, que intervino ante la baja de Íñigo Errejón por enfermedad. “Sean valientes, en ningún caso cedan a las presiones de los reaccionarios –rogó al futuro Ejecutivo–. A la derecha estaría bien que, por primera vez, expresaran el sentido del patriotismo: estamos hablando de un gobierno legítimo, de una mayoría legítima y de una coalición legítima”. 

El PNV, que ha estado en la diana de las acusaciones de la derecha por que Sánchez alcanzara un acuerdo –y que como ha recordado el socialista ya lo hizo antes con el PP–, se ha encargado también de recordar a los socios de gobierno que la aritmética es ahora más complicada que hace seis meses, pero ha prometido una “colaboración leal y sincera” al futuro Ejecutivo. “Esta etapa para mí es ilusionante, pese a lo que dicen los medios conservadores y la bancada de la derecha. Trabajo mejor bajo presión y estoy deseando salir al terreno de juego”, dijo Sánchez como broche al debate del sábado. 

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