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Las mentiras y lagunas de Cifuentes durante su declaración en el juicio del caso Máster

Marcos Pinheiro

22 de enero de 2021 14:01 h

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Cristina Cifuentes se ha sentado este viernes frente al tribunal que la juzga por el caso Máster. La presidenta ha culpado a la Universidad Rey Juan Carlos de la falsificación del acta sobre la defensa del Trabajo de Fin de Máster (TFM), el documento que ella exhibió públicamente para asegurar que había cursado el posgrado el día que elDiario.es desveló que lo había obtenido con notas falsificadas.

Además de desprenderse de toda responsabilidad sobre esa falsificación, la expresidenta madrileña ha cambiado su versión sobre la defensa del máster, ha presentado una labor académica que consistió en entregar trabajos sin hablar con profesores y sin conocer qué calificación obtenía, y no ha sabido explicar algunas irregularidades, como el pago de las tasas del TFM meses después de, teóricamente, haberlo entregado. Como responsable de todas esas facilidades que tuvo para aprobar el máster, Cifuentes ha señalado al catedrático que lo dirigía, Enrique Álvarez Conde, que falleció a causa de una enfermedad durante la instrucción del caso.

“Yo no defendí el trabajo, expliqué las líneas generales”

La Cifuentes de 2018 es quien desmiente a la Cifuentes de 2021. En su primera rueda de prensa tras el escándalo, el 5 de abril de 2018, fue tajante: “Sí, defendí (mi trabajo de fin de máster) de forma presencial en el campus de la Universidad de Vicálvaro”. Este viernes ha cambiado su versión y ha dicho que no lo defendió, que únicamente fue a entregarlo y de manera muy breve expuso algunas líneas generales.

La profesora Clara Souto, que ha declarado como testigo después de Cifuentes, ha desmentido que la defensa del TFM fuese un acto breve. Según ha declarado, se daba a los alumnos unos 10 o 15 minutos para su exposición inicial y luego el tribunal hacía preguntas sobre el contenido. Lo normal es que el trámite se alargase hasta una hora.

“A las personas a la que entregué el trabajo no sé si eran el tribunal, supongo que eran profesores de la universidad”

De nuevo es la propia Cifuentes quien se desmiente. Cuando estalló el escándalo, Cifuentes exhibió el acta con las firmas de las tres profesoras -Clara Souto, Cecilia Rosado, Alicia López de los Mozos- y aseguró que era el tribunal que le había calificado TFM el día de la defensa. Hoy ha dicho que expuso las líneas generales antes unas personas, pero que no sabe quienes eran: “A las personas a la que entregué el trabajo no sé si eran el tribunal, supongo que eran profesores de la universidad, doy por hecho que eran profesores del máster pero no les conocía”. Esas tres profesoras han negado haber formado parte del tribunal y han reconocido que el acta fue falsificada.

“Cuando fui a recoger el máster, ella [Amalia Calonge] estaba allí y me acompañó, esa es mi única relación”

Cifuentes ha dicho que no conoce a la funcionaria de la URJC Amalia Calonge, que la ha visto “tres o cuatro veces”, en algún acto académico, y que es una conocida de su hermana y que su relación se limita a eso y a haberla visto el día que fue a recoger el título del máster. Lo cierto es que hay algo más que eso: Cifuentes había intentado previamente que Calonge recogiera su título, algo que no pudo hacer porque es necesario que lo haga la propia alumna.

“Para los alumnos que trabajan, la asistencia se puede suplir con la presentación de trabajos, tanto la asistencia a clase como exámenes”

Según Cifuentes, cuando se matriculó en el máster avisó de que no podría ir a clase y le dijeron que no hacía falta, que podía suplir la asistencia y los exámenes con trabajos, que había otros alumnos en esa situación. Es cierto, había otros alumnos con trato especial. Pero, a diferencia de la presidenta, ellos han admitido que no hicieron nada para aprobar el máster, hasta se sorprendieron de haberlo conseguido. “Me matriculé en el máster, pero no fui nunca a clase ni cursé asignatura, no hice ni el huevo”, declaró Pedro Calvo, compañero de Cifuentes en el máster y en el PP.

“No he encontrado ningún trabajo del máster”

Cifuentes asegura que no tiene ningún documento, ni los borradores ni los trabajos finales que supuestamente entregó para aprobar las asignaturas del máster. Según ha declarado, los elaboraba en un ordenador propiedad de su hija, los imprimía y se los hacía llegar por empresa de mensajería a Álvarez Conde. Las comunicaciones con él no eran por email, ha dicho, sino que conversaban por teléfono. Tampoco hay registro de esos envíos.

Cifuentes ha insistido en más de una ocasión que enviaba físicamente los trabajos porque así lo prefería Álvarez Conde, que no le gustaba comunicarse por email. La profesora Clara Souto, que trabajaba para el catedrático, ha negado que este tuviera problemas con que los trabajos le fueran enviados por email.

“Esto [las tasas del TFM] se paga el 20 de noviembre 2012, no le di mayor importancia por lo exiguo de la cantidad”

Cifuentes no ha sabido explicar por qué pagó las tasas para defender el TFM en noviembre de 2012 cuando supuestamente ya lo había defendido meses antes, en julio. Afirma que le llegó el requerimiento para que pagase y así lo hizo, sin preguntarse a qué se debía. Como era una cantidad tan pequeña, ha dicho, no le dio más importancia. La profesora Clara Souto, que ha declarado como testigo tras ella, ha dicho que las tasas se pagaban siempre antes de presentar el TFM.

Otras de las testigos, Pilar Trinidad -jefa de la Inspección de Servicios de la URJC-, ha negado que se le reclamen a un alumnos las tasas para presentar el TFM si ya lo ha presentado: “Para qué se va a demandar el pago de un trabajo que ya está entregado y calificado”.

Ni habló con los profesores ni supo sus notas.

Cifuentes ha relatado una experiencia académica singular. Durante la realización del máster, fue enviando los trabajos de las distintas asignaturas. Pero lo hizo sin tratar con ningún profesor, únicamente con Álvarez Conde, que era a quien enviaba los trabajos: “No tuve comunicación con los profesores”. Una de las profesoras que ha declarado como testigo, Susana Galera, ha negado que esa fuera la forma de proceder. Ha desmentido que ella pusiera notas a sus alumnos únicamente porque así se lo decía Álvarez Conde y ha señalado que no califica a un alumno que ella no hubiese evaluado..

Hay otra particularidad: Cifuentes nunca supo si aprobaba o suspendía. Según ha explicado la expresidenta madrileña, ni fue informada de sus notas ni preguntó durante todo el curso. Un día le dijeron que había aprobado el máster: “Me dijeron verbalmente que estaba aprobada, no le di más importancia”.