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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Sánchez gana tiempo con una ronda con los partidos y presidentes autonómicos que incluirá a Torra

Pedro Sánchez gana tiempo para someterse a la investidura nada más recibir el encargo del rey con una ronda de contactos con los partidos y también con todos los presidentes autonómicos y el responsable de la Federación de Municipios y Provincias, Abel Caballero. Moncloa ha ideado esas conversaciones en las que incluirá al presidente catalán, Quim Torra, que en las semanas previas a las elecciones insistió sin éxito en hablar con Sánchez. Ahora que las negociaciones con ERC están encaminadas y que los republicanos catalanes han reclamado el reconocimiento institucional al presidente de la Generalitat, el socialista descolgará el teléfono.

Sánchez, que viaja este jueves a Bruselas para participar en el Consejo Europeo, comenzará las llamadas la próxima semana. El primero será el jefe de la oposición, Pablo Casado, a quien convocará el próximo lunes en el Congreso. El líder del PP se ha quejado durante las últimas semanas de la ausencia de interlocución con el presidente en funciones, aunque ha dejado claro que no prevé facilitar la investidura. También aceptará verse con Inés Arrimadas, que le ha solicitado un encuentro. No obstante, no será como lo plantea la dirigente de Ciudadanos (a tres incluyendo a Casado para explorar un gran acuerdo de las tres formaciones) sino a solas. El presidente en funciones ha aprovechado, eso sí, para afear a los conservadores que no pretendan facilitar la investidura: “La ultraderecha y el PP han dicho que no, que se instalan en el desgobierno”.

Al resto de formaciones, incluidas Vox y Bildu –a los que los socialistas habían dejado fuera hasta ahora–, las contactará la portavoz socialista, Adriana Lastra. La idea es que se reúna con ellas para ver si es posible encontrar “una mayoría parlamentaria más amplia que permita sondear los criterios para lograr gobierno cuanto antes”. Con la mayoría de ellas ya se ha visto y ha comenzado las negociaciones. “Todos debemos poner de nuestra parte para que haya un gobierno cuanto antes y la legislatura eche a andar”, ha expresado Sánchez, convencido de que los españoles quieren dejar atrás “la bronca” política.

El siguiente paso de Sánchez será llamar a los diecisiete presidentes autonómicos y al de la FEMP “para compartir el deseo que es el de la mayoría de la ciudadanía de poder contar con un Gobierno que ponga encima de la mesa muchos de los problemas” que existen en España y que, a su juicio, “exigirán de la cooperación de las autonomías y municipios”.

Esa ronda, que no se ha producido en ocasiones anteriores, incluye al presidente de la Generalitat en un momento en el que Sánchez ha priorizado las conversaciones con su socio en el Govern y tras meses en los que no ha habido contacto con el presidente catalán. Durante la campaña, en la que Sánchez hizo de la dureza contra el independentismo una de sus banderas, se negó incluso a cogerle el teléfono bajo el pretexto de que no condenaba la violencia que se estaba produciendo en las calles de Catalunya. Una de las exigencias de ERC en el marco de las negociaciones de la investidura es que Sánchez reconozca a Torra como interlocutor en la Generalitat. Así lo hará en la llamada de la próxima semana.

Sánchez no ha querido pronunciarse sobre la marcha de las negociaciones con la formación independentista. “No voy a poner adjetivos a cómo van las negociaciones”, ha dicho antes de “agradecer la actitud” que están encontrando en sus interlocutores. “Estamos avanzando, pero las negociaciones tienen que ser discretas”, ha agregado el presidente en funciones, que ha asegurado que, cuando llegue, el acuerdo “estará en el marco constitucional y será público”. Pero no ha querido confirmar si su intención es crear un cauce de diálogo más allá de la comisión bilateral. “Las negociaciones tienen que ser discretas para que pueda culminar en buen puerto”, ha reiterado.

Sin fecha: “Lo primero el qué; lo segundo, el cuándo”

Lo que queda claro tras la comparecencia de Sánchez en Moncloa tras recibir el encargo del rey para someterse a la investidura en la que solo ha aceptado dos preguntas de los periodistas es que el plan del PSOE de celebrar la próxima semana la investidura es inviable y el presidente en funciones aprovechará para contactar con partidos e instituciones. Pero no ha querido poner una fecha concreta a la investidura, a la que la portavoz, Isabel Celaá, aseguró que no se presentaría sin tener los apoyos amarrados.

ERC ha enfriado las expectativas de una investidura rápida, pero Sánchez no ha descartado que sea antes de que termine el año o ya en enero. “Lo primero es el qué y lo segundo, el cuándo”, se ha despachado. “Por nosotros cuanto antes, pero no depende solo de nosotros”, ha agregado.

La ronda de consultas de Felipe VI ha concluido este miércoles cuando se cumple un mes de la reunión en la que el líder socialista cerró un acuerdo con Iglesias para formar un Gobierno de coalición. De hecho, Sánchez ha asegurado que la “orientación” de su ejecutivo progresista se verá “reforzada con ese acuerdo” con Unidas Podemos. También ha asegurado que será “dialogante con las fuerzas parlamentarias que se puedan sentir interpeladas con el espíritu que represente ese Gobierno de coalición”. Sánchez dijo en una charla informal con periodistas el día de la Constitución que Ciudadanos tendrá que decidir si es “decisivo” para la gobernabilidad.