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Arturo Fasana o la importancia de compartir cuenta en Suiza con el rey

Vestido con traje claro y sentado con las piernas cruzadas, el gestor de fortunas Arturo Gianfranco Fasana (Sagno, 1955) escucha los delitos que se le imputan: blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho, asociación ilícita, falsedad documental y tráfico de influencias. “¿Va usted a declarar?”, le pregunta el magistrado Antonio Pedreira. “Sí, sí, cómo no, por supuesto”, responde tranquilo. Es 22 de mayo de 2009 y Fasana ha sido detenido 48 horas antes en el aeropuerto de Barajas. En sede policial, y en una decisión infrecuente, accede a contestar a las preguntas de los agentes de la UDEF mientras llega su abogado.

Los medios españoles, que lee a diario, sitúan desde febrero a sus clientes Francisco Correa y Pablo Crespo al frente de una trama de corrupción vinculada al Partido Popular. Pese a ello, Fasana ha viajado a España con cierta normalidad: tiene asuntos que atender en Madrid pero cambia el hotel de cinco estrellas donde suele alojarse por otro algo más modesto, pese a que el primero tiene habitaciones disponibles. Aún queda una década para que trascienda que otro de sus clientes españoles es Juan Carlos de Borbón, por aquel entonces jefe del Estado que le acaba de detener.

Once meses después del arresto y con la investigación aún incipiente, Juan Carlos I se presenta en casa de su gestor en Ginebra y almuerzan. El rey lleva 1,9 millones de dólares en una maleta -no caben en un maletín- que trae de Baréin. Necesita que su asesor de confianza en Suiza los ingrese en un banco. Según declaró Fasana al fiscal suizo que le investiga por “blanqueo agravado de capitales”, el rey le dijo que era una “donación” del sultán de aquel país. No había mucho más que aclarar por parte de Fasana. Tampoco la Banca Mirabaud puso mayores pegas y el dinero acabó en una de sus cuentas, según desveló El País el pasado jueves. Cuando el fiscal Bertossa preguntó al responsable de la entidad entonces, Yves de Mirabaud, por qué accedió a ingresar ese dinero en metálico sin mayor control, éste dijo que su departamento de control conoce desde hace tiempo a Arturo Fasana y confía en él.

El juez José de la Mata concluyó el pasado 9 de marzo la instrucción del caso Gürtel, casi once años después de la detención de Fasana en el aeropuerto de Barajas. En su auto propone juzgar a 21 personas y archiva la causa contra otras 28. Entre las que se libran está Arturo Gianfranco Fasana. El juez expone que no ha quedado acreditado que el gestor suizo, que movió el dinero y creó sociedades en paraísos fiscales para los cabecillas de la trama, conociera el origen ilícito de los fondos o que éstos estuvieran siendo ocultados a la Hacienda Pública española.

La primera pista sobre Fasana apareció en uno de los registros a la trama Gürtel, donde apareció un archivo informático denominado “FAFA.ran”. Ese archivo y las alusiones que hicieron Correa y Crespo en conversaciones telefónicas desde prisión, anuladas después por el Tribunal Supremo, condujeron a la Fiscalía y la Policía al gestor suizo. Fasana declararía luego a los agentes de la UDEF que no tenía ni idea que Crespo y Correa le apodaban ‘Fafa’.

Fasana explicó que se había enterado por la televisión de las detenciones de Correa y Crespo al día siguiente de que se produjeran y que de inmediato bloqueó los fondos de ambos. A la postre, los 22 millones de Correa y el millón largo de Crespo nunca pudieron ser repatriados por los cabecillas de Gürtel. Fasana se ratificó en su declaración policial ante el juez Pedreira y éste acordó su libertad sin medidas cautelares. Fasana pudo regresaba a su país mientras el Tribunal Superior de Justicia de Madrid aseguraba en una nota de prensa que el gestor había “colaborado estrechamente con la investigación de los hechos”.

Ante los jueces españoles, Fasana siempre ha hablado con naturalidad de la creación de sociedades en paraísos fiscales para los investigados a partir de los fondos ingresados en Suiza. Una persona próxima al gestor de fortunas lo argumenta: “Eran empresarios españoles de los que no había entonces ninguna noticia negativa y la gestión de patrimonios para obtener buenos rendimientos es una actividad perfectamente lícita en Suiza y en España”.

A la Gürtel por Blanco Balín, el amigo de Aznar

Fuentes jurídicas aseguran que Fasana también ha facilitado toda la información que tenía sobre Crespo, Correa y José Ramón Blanco Balín, una figura ésta última que resulta clave en la historia “española” del gestor suizo desde que se conocen a principios de la década de los 2000. En aquel momento gobernaba José María Aznar, amigo de Blanco Balín desde que ambos cursaron la carrera y opositaron juntos a inspectores de Hacienda. Blanco Balín, que llegó a presidente de Repsol, está acusado de ser el cerebro financiero de Gürtel. Ya ha sido condenado a tres años en una de las piezas del caso y, a diferencia de Fasana, va camino del banquillo en el juicio que se celebre por el blanqueo de capitales. Fue él quien condujo a Correa hasta Fasana y su sociedad, Rhone Gestion, en 2005.

Arturo Gianfranco Fasana es hijo de italianos emigrados a Suiza y no dispone de un título superior. Cursó un “bachillerato comercial”, estudio alemán en Colonia y se curtió un año en Reino Unido y seis meses en Argentina antes de fundar en 1984, con 29 años, Rhone Gestion, junto a su socio Marchel Hagger, ya fallecido. A día de hoy sigue siendo la firma de dos familias. Su otro socio es ahora el hijo de Hagger y junto a los dos trabajan los dos hijos de Fasana.

El gestor contó hace diez años a la Policía que ingresaba 15.000 euros mensuales de nómina en Rhone Gestion. También dijo que la comisión por los fondos de los miembros de Gürtel fue de un 0,3%, por debajo del precio de mercado, precisó. Si se aplicara ese mismo porcentaje a los 15.000 millones de euros que Rhone Gestion ha recibido del total de españoles con los que ha trabajado desde 1995, el resultado son 45 millones de euros en ganancias.

Y los españoles no son sus únicos clientes. Fasana declaró como testigo en el caso Emperador, contra la mafia china, a petición del abogado de uno de los cabecillas de la red. Otro de los implicados, el constructor Antonio Banús, le había señalado como el “Arturo” al que se aludía en los pinchazos telefónicos de la causa, situándolo al frente de una trama de blanqueo por el método de la compensación. En la petición de declaración de Fasana, el abogado Jacobo Teijelo exponía la posibilidad de que Fasana hubiera actuado como un colaborador encubierto del CNI. Fasana no llegó a estar imputado.

En octubre de 2015, eldiario.es publicó una confesión de Francisco Correa en la que éste cuenta cómo se benefició de fondos públicos a través del Partido Popular y describe su papel en la recaudación de dinero de grandes empresarios para Luis Bárcenas y el partido. En el relato también deslizaba qué tenía Fasana para poder confiar plenamente en él. “La importancia de sus clientes y de uno en concreto hacía imposible cualquier problema judicial. Me dice (Blanco Balín) que me quedase muy tranquilo”, escribiría Correa.

El cabecilla de la Gürtel tuvo claro desde el principio qué trato debía dar a su gestor suizo, de tal forma que Fasana pudo dejar de preocuparse por la logística cuando viajaba a Madrid. Correa le ponía un chófer desde que llegaba a Barajas y el conductor luego le contaba a su jefe dónde y con quién se había reunido Fasana. “En varios viajes que realicé para visitar a Fasana en Ginebra con Ramón Blanco, Arturo, con quien ya adquirí cierta confianza, me acreditó visualmente la realidad de lo que me explicó Blanco Balín, y corroboré la coincidencia de las informaciones de mi conductor”, escribió Correa. Una fuente próxima a Fasana rechaza esa versión: “La discreción de Arturo le habría impedido hacer eso”.

Correa pronuncia el nombre del rey emérito

Pero ni en aquella confesión, ni en el primer gran juicio de Gürtel, Francisco Correa se atrevió a pronunciar el nombre del rey emérito. El pasado 12 de marzo, sin embargo, con condenas que suman ya decenas de años de cárcel y solo tres días después de que se conociera el archivo de la causa contra Fasana, Paco Correa explotó en pleno juicio por la visita del Papa a Valencia. “Que dé Fasana el nombre de todas las grandes fortunas que están en la misma cuenta que yo, gente muy importante que está todo el día en televisión”, retó Correa. El cabecilla de Gürtel dijo que el suizo debería estar en la cárcel hasta que diera el nombre de todos los españoles que han pasado por la cuenta “Soleado” del Credite Suisse de Ginebra. Entre ellos, y antes de que le cortara el tribunal, incluyó a Juan Carlos I.

Un informe de la UDEF fechado el 13 de julio de 2013 e incorporado al sumario de Gürtel informa de la cuenta bautizada en honor a sus clientes españoles. “La cuenta bancaria denominada Soleado en la entidad financiera Credit Suisse de Ginebra (Suiza) fue abierta en el año 1995 por los directores de la sociedad de gestión de patrimonios Rhone Gestion SA, Marcel Hagger y Arturo Gianfranco Fasana, y se componía, a partir de la información disponible, de siete subcuentas en otras tantas monedas (euros, dólares estadounidenses, libras esterlinas, pesetas, francos suizos, francos belgas y marcos alemanes), así como de otra subcuenta de valores financieros”.

Ese mismo informe traza el uso que se daba a Soleado: “Los fondos llegaban a la cuenta desde el exterior, y posteriormente se transferían a las cuentas de los beneficiarios económicos de los mismos en la propia entidad Credit Suisse, de tal forma que servía como canal para la circulación del dinero de los clientes de Rhone Gestion”. Los investigadores siempre han creído que Soleado era la fórmula para hacer desaparecer el rastro del dinero, especialmente si el origen de éste era ilícito. Francisco Correa, en su confesión a eldiario.es, escribió: “Blanco Balín me trasladó que todas las comisiones cobradas por él en sus cargos durante 8 años como vicepresidente y consejero delegado de Repsol, con los países en los que cerraba acuerdos (Argentina, Colombia, Venezuela, etc.), las depositó en la cuenta Soleado (Credit Suisse) de su íntimo amigo Fasana, y que ascendían a 60 millones de euros”.

En mayo de 2017, en su última declaración como imputado en Gürtel, Fasana dio su propia versión en la Audiencia Nacional de por qué la operativa de Soleado: “La razón de por qué se utilizaba esto en algunos casos es porque algunos clientes no querían que el banco que mandaba el dinero supiese el número de la cuenta nueva que había en el banco que lo recibía”. Fasana dijo que “en aquellas épocas era muy común en Suiza” y que “no se hacía de ninguna manera para ocultar nada en absoluto”. “La prueba es que ustedes han podido acceder a la documentación de quienes era el beneficiario económico que recibía los fondos”, dijo a las fiscales.

Los nombres “tachados” de la cuenta Soleado

Arturo Fasana se refería a la comisión rogatoria que las autoridades judiciales suizas contestaron sobre la petición de información española acerca de los implicados en Gürtel. En el citado informe de la UDEF al juez Pablo Ruz había una queja de los investigadores: “El hecho de que el resto de apuntes se encuentren tachados impide conocer la identidad del resto de beneficiarios de las transferencias y repartos asociados”.

En su comparecencia de 2017, Fasana se desentendió de esos tachones y los atribuyó al fiscal asignado al caso en Suiza, Sergio Mastroiani. Este había remitido un escrito a la Audiencia Nacional en 2011 en el que aseguraba que la documentación tachada lo había sido a petición de Fasana, por tratarse de clientes no vinculados a Gürtel y que él mismo había dado su aprobación. Sea como fuere, si Correa está en lo cierto, bajo uno de esos tachones estaba el nombre de Juan Carlos de Borbón y Borbón.

Una vez el dinero había pasado por Soleado y repartido por otras cuentas, Fasana podía abrir sociedades en paraísos fiscales que esconden la verdadera identidad de sus propietarios. En los denominados Papeles de Panamá, una investigación periodística internacional en la que participaron los medios españoles El Confidencial y La Sexta, aparecieron 108 sociedades creadas por Fasana con la colaboración del bufete local Mossack Fonseca, de donde procede la documentación. De ese centenar de sociedades, ocho estaban vinculadas a España.

Precisamente del análisis de una de ellas surge la pista de cómo el rey emérito pudo llegar a convertirse en cliente de Arturo Fasana. Esa sociedad es Northcroft Trading Inc, que tuvo como administrador, y luego como apoderado, a Ramón Blanco Balín. La misma sociedad tiene como administrador único desde 2000 a Alberto Cortina de Alcocer, antiguo propietario del Banco Zaragozano y miembro de un reducido grupo de amistades de Juan Carlos I, según publicó Vozpopuli. Este mismo medio informó de un documento en el que la Fundación Zagatka, cuyo segundo beneficiario es Juan Carlos I, admite haber sido fundada con fondos de una comisión “por presentar a las personas que intervinieron en la venta” del Zaragozano del amigo del rey a Barclays Bank en 2003. The Telegraph había publicado que Juan Carlos I obtuvo 50 millones de euros de comisión por aquella venta del Zaragozano.

El administrador de Zagatka es Arturo Fasana y su cuarto beneficiario es el actual rey de España, Felipe VI, quien hace un año renunció a cualquier herencia de su padre ante notario, si bien expertos en Derecho Civil lo consideran un simple gesto sin consecuencias legales. El jefe del Estado supo que era beneficiario de Zagatka y de otra fundación, Lucum, porque así le informó un despacho de abogados contratados por la antigua amante de su padre Corinna Larsen. Zarzuela confirmó esta información después de que la publicara el diario británico The Telegraph. Para esas fundaciones, Juan Carlos I también recurrió a su gestor de confianza, Arturo Fasana.

Como le ocurriera con sus clientes españoles Correa, Crespo y Blanco Balín, los trabajos para Juan Carlos de Borbón le han valido a Fasana una imputación. El fiscal del cantón de Ginebra Yves Bertossa investiga los fondos depositados en varios bancos de la ciudad por las fundaciones del rey y sus transacciones con Corinna Larsen. Bertossa cree que proceden de comisiones cobradas por Juan Carlos I en Oriente Medio y, según el diario Tribuna de Ginebra, afianzó sus sospechas con el registro de Rhone Gestion. Como hiciera ante la justicia española, Fasana colaboró con el fiscal Bertossa. En ambos casos, responde a la misma razón. “Si Suiza le quita la licencia para operar su negocio se acaba”, explica uno de los investigadores policiales del caso Gürtel.

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