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Humor al cubo

David Navarro en 'David de Jaén, el mejor cómico de España'

No suele ser habitual empezar la carrera de cómico siendo funcionario. Este es el caso de David Navarro (Jaén, 1976). Es habitual verle colaborar en diferentes programas de televisión y radio desde hace años. Curiosamente, su primera actuación en Madrid fue más fruto del destino que de otra cosa. Cuando estaba en el andén de la estación de Atocha para volver a Jaén, después de haber asistido a un concierto de Radiohead, recibió una llamada de Ricardo Castella para cubrir un hueco que tenían libre en una actuación esa misma noche: “El dicho de que no tienes que dejar pasar el tren, que tienes que cogerlo, en mi caso fue al revés. Dejé pasar el tren. Y me quedé. Y hasta hoy”.

Debes ser el único cómico que no se ha puesto a hacer un podcast.

Trabajo en la Ser, en el A vivir que son dos días de Javier del Pino. Llevo muchos años allí. Pero el ponerme yo a hacer un podcast... prefiero ir de invitado. Con Javier del Pino y con otros compañeros como Castelo, Quique Peinado, Pedro Aznar, Virginia Riezu o Henar Álvarez, la verdad es que me lo paso muy bien. Aunque analizamos la parte política, me gusta porque es, sobre todo, el ver la política desde el plano de la comedia. Eso hace que te cabrees menos y que te lo tomes todo con más humor. Todas las barbaridades que ocurren, pues te afectan un poco menos. Es algo que se lo agradeceré a Javier toda mi vida.

¿La radio te gusta especialmente?

Sí. Yo es que vengo de familia de radio, porque mi padre también ha trabajado en el medio. Además era batería de un grupo de música. Por eso, a mí también me gusta mucho meter la música en los espectáculos. Siempre me he criado en este entorno. Vivíamos encima de donde trabajaba mi padre. La radio la tenía abajo y yo vivía encima. Hacía los deberes en la radio y me pasaba allí horas y horas y horas escuchando música, trasteando por ahí. Así que a mí la radio me ha gustado desde pequeño. Incluso jugaba a la radio. De pequeño, mi padre me regaló un micrófono que iba a tirar a la basura de la radio y yo lo utilizaba para jugar y ponía mis canciones, decía las noticias, hacía publicidad. Como una radio.

¿Sólo te faltaban los oyentes?

Un día vino la Policía Municipal de Martos. Martos es un pueblo de Jaén y yo el verano lo pasaba con mis abuelos allí. Y entonces vino la Policía Municipal a casa de mi abuela preguntando por un niño que se metía ilegalmente en la frecuencia de la Policía. Es decir, que el micrófono funcionaba. Entonces yo me escondí y mi abuela les dijo que allí no vivía ningún niño, que eso era mentira. Cuando salí, mi abuela tiró el micrófono a la basura y me quedé sin él. Pero a mí me encantaba jugar a la radio y ponía canciones. Digo: “Os dejo, si estáis enamorados, esta es vuestra canción: Historias de amor”, y ponía la canción de OBK. Y cogía un periódico, o cogía, por ejemplo, yo que sé, cualquier revista y empezaba a leer noticias de la revista. Sí, sí. O la Super Pop o Teleindiscreta y decía lo que iba a haber, la programación entera. Yo solo me tiraba horas y horas y horas jugando a eso en casa de mi abuela y por lo visto me estaba escuchando la Policía Municipal de Martos.

¿Tienes previsto algún próximo proyecto que nos puedas contar?

Pues ahora he dedicado la pandemia a hacer un nuevo proyecto para la temporada que viene, una nueva obra, que es una comedia de ciencia ficción. A mí me encanta todo el espíritu de Spielberg, de las películas de Los Goonies, de E.T., o de Super 8, o, más reciente, de Stranger Things. Quería hacer una obra basada un poco en mi vida, pero de ciencia ficción. En realidad es una historia de amor y hay extraterrestres y también aparece en escena David Bowie. Le tengo mucho aprecio y es un tributo a Bowie también. Aparecen monólogos, por supuesto, y el anime de los ochenta. También hay música. Hay una canción de tributo a Bowie que he realizado con Alizzz y Patxi García. Espero que a la gente le guste. Estamos en pleno trabajo a marcha forzada y queremos que esté para Octubre. Se va a llamar Comecocos, Ovnis y David Bowie.

¿Siempre tuviste claro lo de dedicarte a la comedia?

Bueno, pues yo era funcionario antes. Estudié Derecho. Luego me presenté a unas oposiciones de funcionario y entré de interino. Estuve trabajando unos años y, a la vez, empecé a trabajar también de cómico. Y entonces compaginaba una cosa y otra hasta que un día tuve que elegir entre estar en una mesa sentado o en un escenario. Y entonces pensé que el escenario incluso tenía menos trabajo, pero al final he descubierto que no, que tiene más trabajo. Y descubrí la comedia y me dediqué a ello. Llegué a Paramount Comedy a trabajar de coordinador de cómicos. Estuve ahí siete años y también lo compaginaba con actuaciones y programas como Noche sin Tregua, con Dani Mateo, Smonka!, A pico y pala, con Dani Rovira e Iñaki Urrutia. Y al final, pues dejé lo de funcionario y me dediqué a ser cómico.

¿Qué tal se te dieron las primeras actuaciones?

La primera actuación lo pasé muy bien, porque estaba rodeado de amigos. Al principio se produjeron algunos fallos técnicos. Pregunté si había un pie de micrófono y no había. Yo no quería coger el micrófono con la mano porque me temblaba. Estaba nerviosísimo. Total, que me pusieron un palo de fregona con cinta americana rodeando el micrófono y pegado a un taburete. Era un pie de micrófono a lo jienense. Entonces, gracias a eso, ya yo estaba más tranquilo. Ya no estaba temblando. En la segunda parte me vine arriba y yo quería coger el micrófono, pero no podía porque o cogía el taburete entero o no cogía nada. Y claro, a veces cogía el taburete y ya empecé a jugar con eso y empecé a improvisar y me lo pasé muy bien. Quedó muy bien.

¿Qué tal llevas la relación con tus seguidores?

Siempre es bueno que te reconozcan por la calle, que te paren, que te pidan una foto, que te digan lo mucho que se han reído contigo en una actuación. A mí me encanta, siempre y cuando no te ocurra lo me pasó a mí una vez con un taxista en Madrid. Me monto en el taxi y me dice el tío: “¿Dónde vas?” Digo: “Vamos a Atocha, que tengo prisa, que pierdo el tren para Jaén”. Y el tío: “Ah ¿Eres de Jaén?” Y digo: “Sí, sí, sí”. “Anda, hombre, buena tierra Jaén. Buenísima tierra”. Y digo: “Sí, sí. Muy bien, muy bien. Pero si se puede dar un poco de prisa...” Me mira así por el retrovisor y dice: “Un momento. ¿Tú no serás el cómico de Jaén?” Y digo: “Sí, soy cómico”. “¿Cómo te llamabas tú?”, me pregunta, y le digo: “David”. En ese momento, me dice: “¿David, el cómico de Jaén? Bueno, bueno, bueno, bueno, bueno. ¡Cuando le diga a mi mujer a quién he llevado en el taxi hoy! ¡El mejor de España. El mejor cómico de España!”

No está mal el halago...

¡Claro! Yo le digo en ese momento: “Bueno, tampoco es para tanto. Tampoco se pase usted”. Y dice: “No, no, no, no. No me paso. Es que eres el tío más gracioso que hay. Vamos, es que contigo, es que me meo. Hay mucha gente. Hay cómicos buenos, pero es que lo tuyo, lo tuyo es espectacular”. Y le digo: “Sí, pero si se puede dar un poco de prisa, que llego tarde”. Y el tío venga a adularme: “Qué buenísimo eres. Qué buenísimo eres. Vamos, mi mujer y yo, es que te vemos todas las noches. A ver si voy por Jaén, que siempre, al final voy de paso y nunca me quedo”. Y digo: “Pues la próxima vez a ver si se queda usted. ¿Pero se puede dar un poco de prisa que pierdo el tren?” Y él a lo suyo: “No te preocupes, hombre, que llegamos con tiempo. Madre mía, qué bueno. Me sé yo todos tus chistes, todos. Es que eres el mejor. ¡Cómo me río!” Total, que al final llegamos a Atocha y le pregunto: “¿Cuánto es?” “Ni te preocupes. A esto invito yo. Cómo no te voy a invitar a ti, si eres el cómico más gracioso de España, el que más me hace reír. Por cierto, ¿a quién llevas de invitado esta noche?” Y digo: “¿A dónde?” Dice: “¿Dónde va a ser? En La Resistencia”. Y se despidió con un: “Recuerdos a Orcera”.

Parece que había una pequeña confusión con otro David…

Soy Navarro. David Navarro. Me quedé con una cara... Por lo menos me invitó. David Broncano es de Orcera, pero también hay otros cómicos de Jaén. Santi Rodríguez es de Jaén. Yo creo que Broncano y yo no nos parecemos en nada. Yo iba con gafas, él sin gafas. Pero bueno, es que la gente es así. La gente confunde a mucha gente. A mí de hecho me han llamado Dani Rovira también. La gente escucha pájaros, ve moscas y luego lo suelta y ya está. La gente se confunde mucho. Son cosas que le suenan. Ya ves tú. El mejor cómico de España y ni siquiera era yo.