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Los científicos alertan de que solo medidas urgentes en la próxima década frenarán lo peor del cambio climático

Inundaciones en Filipinas en 2016.

Raúl Rejón

2ºC grados es demasiado. Limitar el calentamiento global a esa temperatura supone aceptar demasiados efectos irreversibles para la salud, la seguridad y los ecosistemas de los que depende la vida. Contener ese calentamiento en 1,5 ºC ha pasado de ser algo deseable, como apareció en el Acuerdo de París de 2015, a convertirse en una necesidad, según ha concluido el Panel Internacional de Expertos IPCC en su último informe aprobado este domingo en Corea del Sur. Los científicos alertan a los Gobiernos: las emisiones de CO provenientes de combustibles fósiles deben recortarse a la mitad de que fueron en 2010 en poco más de diez años.

El informe, en el que han participado 91 autores de 40 países, da cuenta de una amplia gama de graves efectos atribuibles al cambio climático que conllevaría dejar el calentamiento global en 2ºC: en los océanos, los campos, la seguridad y la salud de las personas y los diferentes hábitats. “Ya estamos viendo las consecuencias del calentamiento de 1ºC en forma de fenómenos meteorológicos extremos o subida del nivel del mar”, ha analizado uno de los coordinadores del informe, Panmao Zhai. El documento es una batería de mensajes especialmente dirigidas a los gobiernos y responsables políticos.

“Este informe marca el fin de la era de los combustibles fósiles” ha analizado la ONG Amigos de la Tierra que pone el foco los cálculos del IPCC sobre gases de efecto invernadero. El informe es claro al establecer que se impone una “profunda reducción de emisiones de CO2 en todos los sectores”. Para 2030, al menos un 45% respecto a lo que se emitía en 2010 (que fueron más de 33, gigatoneladas según el Banco Mundial). El sector industrial debería recortar hasta el 90% en 2050. Para la mitad de siglo entre el 70 y el 85% de la electricidad debería proceder de fuentes renovables.

La senda marcada por el IPCC requiere cambios “rápidos y de gran calado”. Pero vienen impuestas, dicen los científicos por las diferencias significativas y constatadas que medio grado más o menos en al temperatura global tiene en cuanto al incremento de la temperatura media de la superficie terrestre y el mar, los picos de calor extremo, las precipitaciones torrenciales y las sequía. “Es el momento de la verdad. No hay tiempo que perder ya que las decisiones de hoy definirán el tipo de mundo que dejaremos atrás”, ha apremiado la directora ejecutiva de Greenpeace Jennifer Morgan.

En juego la salud, el agua y los alimentos

El IPCC es claro en este aspecto: recortar el calentamiento haría que se redujera en “varios cientos de millones de personas” las poblaciones susceptibles de padecer los riesgos del cambio climático y la pobreza. “Cualquier incremento en el calentamiento global afecta a la salud de los seres humanos”.

En los primeros puestos de esos riesgos está la mortalidad relacionada con el calor y con el ozono (al mantenerse altas las emisiones de los gases necesarios para la formación de este gas). “Normalmente, las islas de calor en las ciudades amplifican los efectos de las olas en los entornos urbanos”, especifica el informe. De igual manera alertan de la multiplicación de enfermedades transmitidas por vectores como los mosquitos e incluso “un cambio en su distribución geográfica”, si se superan los umbrales límites para la temperatura global.

De igual manera, dependiendo de algunas variables, conseguir rebajar el calentamiento ese medio grado podría recortar en un 50% la población expuesta a escasez de agua . También contendría la pérdida de productividad de los cultivos que proporcionan alimentos (maíz, trigo o arroz) que va a provocar el cambio climático: cosechas más pobres, es decir, menos alimentos. El área del Mediterráneo es específicamente mencionada en este apartado.

Atenuar la pérdida de biodiversidad del planeta

Ese medio grado marca una gran diferencia. Haría, que la extensión de tierra en riesgo de transformarse de un tipo de ecosistema a otro se redujera a la mitad. También dividiría por dos la cantidad de especies de animales y plantas cuyo hábitat se reduciría drásticamente por no ser “climáticamente” adecuado.

Otros riesgos de primer orden contra la biodiversidad, como los incendios forestales y la expansión de especies invasoras son menores si el calentamiento es de 1,5ºC. Se multiplica así la posibilidad de que esos ecosistemas “retengan más los servicios que prestan a los seres humanos”.

Los ecosistemas marinos están especialmente amenazados por el cambio climático. La acidificación del agua por las emisiones de CO dañan los bancos de especies buscadas por los pesqueros: ya con este objetivo más ambicioso de contención de calentamiento se proyecta una pérdida de 1,5 millones de toneladas de capturas. Es la mitad de lo proyectado para los 2ºC. Otras muchas especies se ven obligadas a desplazarse a otras latitudes.

Un ejemplo muy palpable de cómo conseguir limitar la temperatura tendrá consecuencias muy concretas es el océano Ártico. La probabilidad de que este mar esté totalmente deshelado durante el verano es de una cada diez años con el calentamiento a 2ºC. El umbral del 1,5 transforma esa probabilidad en una vez cada siglo. El medio grado es la diferencia entre la extinción total (99%) de los arrecifes de coral y darles alguna oportunidad (descenso entre el 70-90%).

Oportunidad para la supervivencia

El cambio climático tiene dos imágenes icónicas: el deshielo ártico y la subida del nivel del mar que amenaza la supervivencia de estados isleños, pero también es un riesgo cierto y analizado para un estado como España. El nivel del mar va a seguir subiendo bastante entrado el siglo XXII, pero el ritmo y la magnitud depende del nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, vaticina el informe del IPCC: el calentamiento de 1,5ªC reduciría en 0,1m esa subida. Parece poca cosa. Sin embargo los científicos subrayan: “Daría muchas más oportunidades y tiempo para adaptarse a los estados-isla, las zonas costeras y los deltas”.

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