“La Iglesia tiene el deber humanitario y cristiano de ocuparse de sus propias víctimas, de reconocerlas, repararlas e indemnizarlas”. Varias organizaciones de supervivientes de la pederastia clerical (Infancia Robada, Lulacris y Ava) han escrito un duro comunicado público tras las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, a la salida del encuentro de la nueva cúpula de la Iglesia española con el papa Francisco, en las que quiso distinguir entre reparaciones e indemnizaciones económicas, que –aseguró– “las fijan los tribunales”.
En su comunicado, las asociaciones consideran “incendiarias” las declaraciones realizadas por Argüello. Las entidades recuerdan que ya se reunieron con la nueva cúpula episcopal, que asumió el “compromiso de que las víctimas estarían presentes en la toma de decisión durante el planteamiento inicial y el desarrollo de un plan de reconocimiento, reparación e indemnización económica”. Tras escuchar las declaraciones del arzobispo de Valladolid, sostiene el escrito, “nos encontramos, una vez más, con promesas incumplidas”.
“Seguimos sin entender que a estas alturas, desde la máxima autoridad de la Iglesia en España se siga sacando pecho de todo lo que han hecho respecto a la prevención y provención de las víctimas de pederastia. En esa dirección, lo realizado hasta el presente no solamente es terriblemente insuficiente, sino que además ofrece un carácter minimalista, cuando no de absoluta nulidad”, sostiene la nota de las víctimas, que considera “del todo improcedente” que Argüello “invite a los poderes públicos” a ocuparse de todas las víctimas. “Nos gustaría saber qué ha hecho la jerarquía eclesiástica española en la atención de todas las víctimas de todos los ámbitos sociales, porque si es lo mismo que lo que han hecho con sus propias víctimas, lo cierto es que es más bien muy poco o nada”.
"Es innegociable, partir desde un cimiento de transparencia, agenda y medidas concretas, presencia de representantes de las víctimas en las tomas de decisión, previas y posteriores, así como un trato individualizado víctima a víctima"
Con todo, lo que más ha dolido ha sido la recurrencia de Argüello a la hora de hablar de “reparación espiritual”, y no de indemnizaciones. “Utilizar la reparación espiritual como una especie de muro de contención para evitar el resto de reparaciones nos resulta, y ya lo hemos manifestado una y otra vez, un acto de inaceptable hipocresía”, recalcan las asociaciones de víctimas, que acusan al presidente de la CEE de “calzarse la toga cuando conviene” y “basar el concepto de indemnización solo desde una perspectiva estrictamente jurídica”.
“¿Qué ocurre con las víctimas, que habiendo denunciado, han visto prescrito su caso? ¿Quién las indemnizará? La respuesta es clara, no habrá sentencia ni juez que lo haga. ¿Qué ocurrirá con las víctimas fallecidas? ¿O con aquellos casos en los que el victimario haya fallecido?”, recalcan las víctimas, que insisten en que “la indemnización nunca puede ser considerada como una limosna, forma parte de la reparación y del reconocimiento”. Así ha ocurrido en otros casos de similar gravedad, desde las víctimas del terrorismo al 11M o la memoria histórica.
Una atención “nefasta”
Las víctimas también son muy duras con las oficinas de atención a las víctimas creadas por las diócesis, que en su gran mayoría “no solo no han servido de nada, sino que han resultado nefastas y revictimizadoras”. “Aquel trabajo se hizo mal, con una urgencia indebida para cumplir el expediente”, subraya el comunicado, que concluye con una serie de condiciones a los obispos.
“Llegados a este punto, para comenzar a trabajar en la gestión, que ahora la iglesia pretende, es innegociable, partir desde un cimiento de transparencia, agenda y medidas concretas, presencia de representantes de las víctimas en las tomas de decisión, previas y posteriores, así como un trato individualizado víctima a víctima”, además de “la redacción de un Estatuto de la Víctima en el orden canónico, no cerrado en un inicio del trabajo a realizar, sino abierto para ir incorporando derechos, si procede, a medida que el trabajo progrese”.
“Las víctimas y supervivientes hemos demostrado mucha paciencia y mucho talante. No vamos a ceder porque lo que pedimos es de derecho. A lo que nunca vamos a renunciar es a nuestra dignidad
“En todos estos años de silencio, encubrimiento, persecución y a veces complicidad, la Iglesia ha preferido defender a los pederastas y no a las víctimas”, finaliza el comunicado, que es especialmente crítico con “informes objetivamente tramposos y minimizadores como el ya famoso Para dar luz, revictimizador y ofensivo, o también la torpe vulneración de la protección de datos por parte de la CEE exhibiendo de forma pública detalles íntimos del relato de las víctimas que deberían haber estado a salvo del conocimiento público”, pero que no deja la puerta cerrada a un diálogo.
“Las víctimas y supervivientes hemos demostrado mucha paciencia y mucho talante. No vamos a ceder porque lo que pedimos es de derecho (…). Nuestra idea no es imponer, siempre ha sido consensuar, pero partiendo de bases creíbles de respeto a las víctimas, bien estructuradas y rodeadas de absoluto respeto, algo que a día de hoy no percibimos. Porque a algo a lo que nunca vamos a renunciar es a nuestra dignidad”, finaliza.
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