La portada de mañana
Acceder
El Supremo amplía la investigación de los correos de la pareja de Ayuso
La Generalitat reconoció por escrito que el seguimiento de ríos es su responsabilidad
Opinión - Lobato, en su laberinto. Por Esther Palomera

ENTREVISTA Director de Negocio de Movilidad de Samsung España

David Alonso: “Es crítico que Europa resuelva su dependencia de microchips”

La crisis global de desabastecimiento de microchips ha sido uno de los coletazos inesperados de la pandemia. La escasez de estos componentes, también conocidos como semiconductores, está provocando que todo tipo de aparatos electrónicos sufran parones en la producción y lista de espera de hasta seis meses para conseguir modelos nuevos, como en el sector del automóvil o las videoconsolas. Una crisis “imposible de prever” hasta para Samsung, uno de los principales fabricantes a nivel mundial. David Alonso, director de la Negocio de Movilidad de la multinacional en España y uno de sus más altos cargos en el país, opina que “estamos viendo la luz al final del túnel” pero avisa de que Europa debe aprender la lección: “Somos muy, muy, muy dependientes. No tenemos ni fábricas que los produzcan ni empresas que los diseñen”.

En esta entrevista con elDiario.es, Alonso trata la posible solución a ese problema y a otros que amenazan el sector, como la escasez de tierras raras y otros materiales indispensables para el actual ciclo de consumo. También la apuesta de su compañía por los móviles plegables, la última vuelta de tuerca de una industria que necesita novedad constante para mantenerse en movimiento.

Samsung es la empresa que ha apostado más fuerte ha apostado por los móviles plegables. ¿Cuál es el nicho de estos dispositivos? ¿Son dispositivo de lujo?

Yo no creo que sea un dispositivo de nicho. Nosotros lo vemos como un dispositivo, como dicen los anglos, mainstream, de los principales. De hecho, vamos, ya no. Esta es nuestra tercera generación de dispositivos plegables y es en la que nosotros hemos decidido ha sido democratizarlo, hacerlo accesible para todo el mundo. Para ello lo que hemos hecho ha sido hacerlo masivo a nivel de fabricación y bajar precios alrededor de un 30% y se ha dejado, por ejemplo, el Galaxy Z Flip 3 está a precios comparables a los Galaxy S. Nosotros consideramos que va a ser un dispositivo totalmente masivo, y así lo está demostrando el mercado. Lo lanzamos el día 11 de agosto y vendimos en dos días más que en todo lo que hemos vendido de los dispositivos plegables anteriores en un año. Nuestra estrategia no es que sea un producto de lujo.

Esa apuesta por democratizar esta nueva tecnología para los móviles llega en medio de una crisis global de microchips que afecta a toda la industria electrónica. ¿Qué está pasando?

Entran en juego varios factores. Por un lado existe una demanda creciente de todo este tipo de materiales, desde todas las industrias. No es algo que afecte únicamente a la electrónica de consumo, y un ejemplo clarísimo es que algunas de las empresas más afectadas son las automovilísticas. Los coches son cada vez más ordenadores con ruedas que otra cosa y por eso lo están notando tanto.

Además, era imposible de prever porque nadie podía tener prevista una pandemia. Nadie hubiese previsto el cierre temporal de algunas fábricas que ha habido durante este año. Al final ha sido la tormenta perfecta y lo que ha provocado ha sido una escasez que en mi opinión, y fijándonos en otras declaraciones como las del CEO de IBM, es temporal. Lo que esperamos y lo que estamos viendo ya es luz al final del túnel. En ese sentido, sí que es verdad que Samsung, al ser fabricante de semiconductores, pues quizá está un poco menos afectada porque al final tenemos toda la cadena de valor.

La crisis de microchips es temporal

¿Samsung no depende del puñado de empresas que dominan el mercado de los microchips, como la TSMC [responsable del 60% de la producción mundial de semiconductores avanzados]?

Tenemos las dos opciones. Hay muchos móviles que tienen nuestros propios microchips, pero también compramos a terceros, principalmente procesadores Qualcomm. Pero la mayoría de los componentes que van en un dispositivo Samsung son de Samsung.

¿De verdad era imposible de prever que una cadena de suministro mundial que depende de solo dos o tres empresas pudiera romperse?

Se había previsto el crecimiento que está habiendo del consumo de componentes electrónicos. Eso yo creo que sí estaba previsto y una muestra es que las empresas fabricantes, incluyendo Samsung, estamos abriendo nuevas fábricas y estamos incrementando la capacidad de las existentes. Lo que no estaba previsto es que eso se juntase con una pandemia, que provocó un descenso del consumo, pero después un incremento de la demanda por encima de lo normal. A eso se han sumado las incidencias en algunas fábricas. Por ejemplo, en el caso de Samsung, hemos tenido una fábrica en Tejas que ha estado cerrada varios meses, lo cual tiene un impacto brutal. También ha habido alguna fábrica en Taiwán de nuestra competencia a la que le ha pasado lo mismo. Al final, como comentaba antes, es la tormenta perfecta. La evolución del mercado es previsible, pero la evolución del mercado junto con una pandemia, junto con incidencias en algunas de las principales fábricas de semiconductores del mundo... eso no lo prevé ni Rappel, es imposible.

Afortunadamente, todo eso se ha ido mitigando y como comentaba antes, sí que creo que estamos empezando a ver luz al final del túnel.

Algunos fabricantes, como Intel, han apostado por redistribuir sus fábricas de microchips. Han anunciado dos nuevas factorías en Europa y otra en EEUU. ¿Samsung tiene planes de deslocalizar su producción fuera de Asia?

Nuestra política es de deslocalización en todos los sentidos. Nosotros tenemos tenemos fábricas de móviles en Corea del Sur, en Vietnam, en India. En Estados Unidos tenemos fábricas de semiconductores que también vendemos a otras industrias. En Europa tenemos fábricas de televisores de marca blanca. Nosotros estamos ya deslocalizados precisamente porque no podemos depender de una sola zona. Yo creo que es la mejor política y al final es lo que se está demostrando.

¿Qué puede hacer Europa para ser menos dependiente en materia de semiconductores? ¿Incentivar inversiones de multinacionales como Samsung? ¿Desarrollar su propia industria desde cero?

Es una muy buena pregunta. Europa es muy dependiente en semiconductores, muy, muy, muy dependiente. No tenemos ni fábricas ni empresas que diseñen, solamente tenemos una fábrica en Países Bajos que elabora las máquinas que hacen los semiconductores, que digamos que es la tercera derivada. Es evidente, evidentísimo, que Europa tiene que invertir. No sé si en la fabricación o en subvenciones para atraer empresas para que fabriquen en Europa, porque esas igual que vienen se pueden ir, pero igual es más importante invertir en lo que es el diseño de los semiconductores. Porque al final eso es lo que da la potencia a nivel regional. El déficit de Europa no es solamente en microchips, pero en ese campo es clarísimo y tanto en la parte privada como en la parte gubernamental, la Unión Europea debería focalizarse en resolverlo, porque para el futuro va a ser crítico. Crítico.

Es evidente, evidentísimo, que Europa tiene que invertir para solucionar el déficit de microchips

También existen problemas con respecto a las materias primas. Las tierras raras y otros minerales necesarios para la fabricación de dispositivos están en “riesgo muy alto” de roturas de suministro en los próximos años, según la UE. ¿Cómo lo arreglamos?

Yo creo que el futuro tiene que basarse en dos pilares. El primero es la economía circular. Es importantísimo el poder reutilizar, reciclar todos estos materiales, no solamente de los dispositivos sino en general de cualquier producto que tenga estos materiales que están empezando a ser escasos. Tenemos que poder meterlos de nuevo en la cadena productiva. En Samsung todo el ciclo de vida de nuestros productos, desde el diseño hasta lo que pueda ser un fin de vida o la reutilización, está pensado precisamente para para dar esa sostenibilidad.

Es importantísimo reutilizar todos estos materiales que están empezando a ser escasos. Tenemos que meterlos de nuevo en la cadena productiva

El segundo pilar es la innovación. Nosotros, como fabricantes y como una de las empresas más potentes del mundo a nivel I+D, obviamente una de las áreas de investigación que tenemos son los semiconductores. Recurrentemente, año tras año, vamos reduciendo el tamaño de los microchips o aumentando capacidad, pero también investigamos cómo tener una menor dependencia de estos materiales escasos. Ya no solo por el impacto tienen en el medioambiente, que por supuesto que sí, sino también por evitar una crisis que tenga que ver con la escasez de estos materiales.

¿Cómo se lleva esa economía circular a la práctica? ¿Las empresas deben aumentar los incentivos para que se entreguen dispositivos viejos al comprar uno nuevo? ¿Debe haber más políticas públicas?

Es una labor de todos. No es de las empresas, no es de los gobiernos, no es de los individuos, es de todos. Por supuesto, las empresas tienen que estar dispuestas a utilizar materiales reciclados, ya sean tierras raras o en general cualquier tipo de material que pueda servir para volverlo a meter en la cadena de producción. Lo segundo, el apoyo de los gobiernos es fundamental, ya sea a través del establecimiento de puntos limpios o de políticas de reutilización, reciclaje, fomentando las economías circulares dentro de las empresas... Por último y fundamental son los individuos, porque si montamos todo esto, pero no tenemos una conciencia a nivel de usuario de que tenemos que colaborar en toda esta economía sostenible, pues no va a servir para nada, porque si la empresa te pone los medios o el gobierno te pone los medios, pero yo lo sigo tirando a la basura, pues no vale para nada. Tenemos que ser conscientes de que no es sostenible consumir tal y como lo hemos estado haciendo hasta ahora.

Cuando presentamos los plegables el 11 de agosto hubo otra presentación que pasó un poco más desapercibida porque la estrella eran los plegables que era Galaxy for the Planet. Su objetivo es reducir el impacto ambiental de las actividades de Samsung. Hay varias cosas que ya se están haciendo. Una es incluir en el diseño de los productos la idea de reducir el impacto, a veces con algo tan obvio como puede ser que los mandos a distancia de las televisiones tengan paneles solares, de manera que se reduzca el consumo de energía y se eliminen los residuos de las baterías o las pilas. Y otro es dar una segunda vida a dispositivos que se han quedado obsoletos, una cosa que estamos haciendo con las cámaras de los dispositivos Galaxy S, que son muy buenas (qué voy a decir yo... pero es que realmente es así). Los estamos poniendo a disposición de oftalmólogos, que con un aparato y la cámara del dispositivo son capaces de detectar enfermedades oculares. De esta forma reutilizas un dispositivo que de otra manera se iba a desechar.

¿Qué opina Samsung del impuesto mínimo de sociedades del 15% que ha establecido la OCDE y que también negocia el Gobierno español?

Nosotros cumpliremos con lo que nos digan que tenemos que cumplir. Siempre lo hemos hecho. Nosotros pagamos impuestos en todos y cada uno de los países en los que estamos presentes. No hemos recurrido ni recurriremos a paraísos fiscales. De hecho, en el ADN de Samsung está el contribuir en todos y cada uno de los países donde está presente, no solamente mediante el pago de impuestos sino también mediante otro tipo de aportaciones más de nivel social. En España por ejemplo estamos colaborando con el Gobierno y las comunidades autónomas en un proyecto para fomentar la digitalización de las aulas.

Samsung es una de las empresas que está compitiendo por hacerse un hueco en las nuevas redes 5G, ¿cómo espera que cambie el mercado cuando se extienda esta nueva generación de conexiones?

Esto es sacar un poco la bola de cristal, porque normalmente primero llegan las redes y la tecnología de los dispositivos y después llegan los servicios. Es algo que hemos visto con el 2G, el 3G y el 4G. Si recordamos lo que pasó por ejemplo con el 3G y el 4G, primero se lanzaron las redes y luego llegaron servicios como pueden ser WhatsApp, YouTube, que en ese momento ni imaginábamos. Nadie imaginaba que un servicio killer [una aplicación o servicio cuya popularización resulta determinante para la extensión y consolidación de una tecnología] del 4G fuera WhatsApp. Todos pensábamos que iba a ser el streaming, el vídeo en alta velocidad...

Nadie imaginaba que el servicio que popularizara el 4G fuera WhatsApp. No sabemos cómo nos cambiará la vida el 5G, pero lo hará

En ese sentido, hubo un ejecutivo de una gran multinacional que dijo una frase que me gusta mucho y que es: el 5G nos va a cambiar la vida a todos, lo que todavía no sabemos es cómo, pero nos va a cambiar la vida.

A largo plazo, ¿qué futuro espera a los dispositivos móviles? ¿Desaparecerá el móvil como tal para integrarse en otros como gafas, auriculares? ¿Qué hay en los bocetos de I+D más conceptuales?

Esto ya sí que es sacar la bola de cristal. A ver si consigo un DeLorean [ríe]. Podemos comentar acerca de tendencias. ¿Desaparecer el móvil? A corto plazo no lo veo. De hecho lo que estamos viendo es que cada vez se está dando más potencia y más funcionalidad al móvil, pero lo que sí que estamos viendo es un boom de la informática de vestir, los wearables. Los relojes inteligentes, también auriculares, ropa... todo esto que ahora está concentrado en el móvil sí que es verdad que se puede distribuir, ya sea por tema de sensores o por dar más funcionalidad, pero creo que sobre todo hay un aspecto clave, que es lo que tiene que definir el futuro y lo que hemos estado hablando antes. Aparte de esta innovación que podamos ver, ya sea porque se desaparezca el móvil y lo sustituimos por 200 dispositivos que llevemos encima, tiene que ser de manera sostenible. Sostenible medioambientalmente, económicamente y socialmente. Porque al final toda esta evolución lo que está provocando también es una brecha digital, tanto a nivel de personas, a nivel de individuos como a nivel de empresas, que tenemos que evitar.

Hay que evitar que la evolución tecnológica, que además va a una velocidad increíble, cree desigualdades. Entre personas y entre empresas, como hemos visto por ejemplo durante la pandemia, cómo ha sufrido la pyme aquí en España, precisamente porque igual el nivel de digitalización que tenía no era el correcto.