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La incierta relación de Telegram con el Kremlin: de app prohibida a chat clave para el ejército ruso

“Telegram se compromete a proteger la privacidad de los usuarios y derechos humanos como la libertad de expresión y reunión. Ha desempeñado un papel destacado en movimientos prodemocráticos de todo el mundo, como en Irán, Rusia, Bielorrusia, Myanmar y Hong Kong. Pável Dúrov es el fundador, propietario y consejero delegado de Telegram. Abandonó Rusia en 2014, tras perder el control de su anterior empresa por negarse a entregar los datos de los manifestantes ucranianos a las agencias de seguridad. Pável Dúrov vive en Dubái y tiene la doble nacionalidad de Emiratos Árabes Unidos y Francia”.

Este es el mensaje que el bot para consultas de prensa de Telegram devuelve cada vez que vez que se le plantea una nueva pregunta, a modo de contexto mientras la compañía prepara la respuesta. Telegram nunca ha contestado a elDiario.es a través de ese canal en las diversas cuestiones formuladas durante años. Tampoco lo ha hecho en las planteadas para esta información. Pese a todo, la app había conseguido que la imagen que el mundo tenía de ella y de su fundador coincidiera casi a la perfección con la que Telegram quería proyectar.

La detención de Pável Dúrov ha creado una disrupción en esa exitosa estrategia de relaciones públicas. La Fiscalía francesa lo acusa de ser cómplice de los delitos que se cometen en su plataforma, como tráfico de drogas, distribución de pornografía infantil o crimen organizado, por no colaborar con sus tribunales en la investigación de esos hechos. Telegram niega todas las acusaciones y alega que “es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables del abuso de esa plataforma”.

Dúrov fue puesto en libertad bajo control judicial el pasado miércoles. Casi al mismo tiempo el medio independiente ruso iStories publicaba una gran filtración del Servicio de Seguridad Federal del país (FSB), en concreto de la base de datos donde almacena las entradas y salidas de cada ciudadano ruso. La información recopilada por la guardia fronteriza revela que Dúrov ha visitado Rusia al menos 50 veces desde 2014, momento en el que presuntamente “se exilió” del país tras negarse a colaborar con el Kremlin.

También, que estaba allí en una de las fechas clave de la historia de Telegram, el 18 de junio de 2020, el día en que Rusia retiró sus reclamaciones contra la app y volvió a permitir que se usara en su territorio.

El primer choque con el Kremlin

La versión pública de la fundación de Telegram es una adaptación del mito del garaje de Silicon Valley, pero a la rusa. Durante un tiempo a Dúrov se le conoció como “el Mark Zuckerberg ruso” tras fundar la red social VK, que terminaría siendo clave en el desarrollo de Telegram.

Así lo narra él: “Fui el mejor estudiante de mi colegio y gané algunos concursos. [A mi hermano y a mí] nos apasionaba programar y diseñar cosas. Como trajimos un IBM PC XT de Italia a principios de los 90 fuimos una de las pocas familias en Rusia que pudo aprender a programar de manera autodidacta. Y empezamos a hacerlo”, explicaba en una reciente entrevista con Tucker Carlson, el presentador despedido de la Fox por difundir bulos de extrema derecha que ahora recorre el mundo entrevistando a líderes del espectro, como Santiago Abascal o Javier Milei.

El resto de la historia es ya conocida: Dúrov, mientras estaba en la universidad, comenzó a construir sitios web para sus compañeros, lo que lo llevó a fundar VK. “Lo llamaron el Facebook de Rusia. No nos gusta denominarlo así porque, en realidad, conseguimos hacer muchas cosas antes que Facebook”, presumía en su conversación con Carlson. Pronto se convirtió en “la red social más popular en Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán y un montón de otros países post-soviéticos”.

En 2011 el empresario tuvo su primer encontronazo con el gobierno ruso, que le pidió censurar comunidades opositoras en la plataforma, lo cual él rechazó. En 2013, cuando VK fue utilizada en Ucrania para organizar protestas contra la influencia del Kremlin, el gobierno ruso exigió los datos de los organizadores. Esta vez era un ultimátum. “Me ofrecían elegir entre dos opciones subóptimas, una de las cuales era empezar a acatar lo que los dirigentes del país me dijeran que hiciera. La otra era vender mi participación en la empresa y abandonar el país. Opté por lo segundo”, dice.

Me ofrecían elegir entre dos opciones subóptimas, una de las cuales era empezar a acatar lo que los dirigentes del país me dijeran que hiciera. La otra era vender mi participación en la empresa y abandonar el país. Opté por lo segundo

Es entonces cuando Dúrov decide crear Telegram: una app de mensajería que fuera un bastión contra ese tipo de injerencias. La construiría con un sistema cifrado que impediría que la comunicación fuera interceptada y ubicaría su sede fuera de los grandes bloques geopolíticos para escapar a las presiones estatales. “Primero fuimos a Berlín, donde intentamos crear una empresa. Luego probamos en Londres, Singapur, San Francisco...”, relata.

Al final fue en Emiratos Árabes. “Hace siete años nos mudamos a Dubái. Primero queríamos probar durante medio año, a ver si funcionaba. Y resultó ser un lugar estupendo”.

Agujeros en el guion

Según el relato de Dúrov, Telegram creció de manera orgánica, “sin gastar un solo dólar en marketing ni comprar usuarios”. Su defensa de la libertad de expresión y su negativa a colaborar con las autoridades la convirtieron en una app atractiva para todos aquellos que temieran que sus conversaciones fueran interceptadas. Además, habilitó la posibilidad de enviar cualquier tipo de archivo sin límite de tamaño.

Eso la convirtió en un problema para los regímenes autoritarios. China la bloqueó en 2015. Irán en 2017. Rusia en 2018. Cuba en 2021. El sistema ganó popularidad en todo el mundo, especialmente en países del sur global, donde se convirtió en la principal competencia de WhatsApp. Sin embargo, los gobiernos occidentales también miraban con recelo a Telegram por no poner límites a las actividades de los grupos terroristas y todo tipo de delincuentes.

Hasta este punto, la historia de Telegram coincide con la imagen que la app difunde de sí misma. Pero aquí aparece un agujero en el guion. En 2020, Rusia levantó el bloqueo la app. No solo eso: Telegram pasó a ser una parte estructural de la comunicación del aparato estatal ruso y un sistema de comunicación militar crítico. Hasta el punto de que los periódicos rusos llegaron a preguntarse “cómo va a combatir” su ejército “si Telegram cae” tras la detención de Dúrov.

“La mayoría de las divisiones de las Fuerzas Armadas rusas (por ejemplo, los pelotones) tienen chats en Telegram donde discuten sus necesidades logísticas (como la recaudación de fondos para municiones y equipos)”, explica en un reciente reportaje sobre la aplicación el medio Meduza.io, fundado por periodistas rusos en Letonia y especializado en investigaciones sobre su país. “En ocasiones, Telegram se utiliza en los niveles superiores de la jerarquía militar rusa, por ejemplo, para crear 'redes de reconocimiento y ataque' improvisadas (en las que la inteligencia militar proporciona directamente a las tropas de artillería y aviación las coordenadas de los objetivos, sin pasar por el mando superior)”, continúa.

La información cita que “Telegram también es crucial para las comunicaciones externas de las unidades de combate y, en este caso, parece en gran medida irremplazable”. La aplicación ha creado una red de interacción entre las tropas en el frente y los “corresponsales de guerra” pro-Kremlin. Los soldados comparten contenido exclusivo con estos blogueros, como videos de combate, quienes los utilizan para aumentar su popularidad y recaudar fondos destinados a equipamiento militar y uniformes. “Este ciclo es una parte clave de cómo funciona la guerra y es difícil imaginarlo sin Telegram”, detalla.

¿Qué pasó en 2020?

¿Cómo pasó el Kremlin de prohibir Telegram a permitir que se vuelva una app clave para su ejército? Dúrov y Telegram nunca han dado demasiados detalles sobre por qué se levantó el veto. El mensaje que el empresario publicó en 2020 en el canal oficial de la plataforma da idea de que llegó a algún tipo de acuerdo con las autoridades sobre la eliminación de la “propaganda extremista” y actividades “terroristas”.

“El bloqueo de Telegram en Rusia hace más de dos años se produjo bajo la égida de la lucha contra el terrorismo. Aunque ya entonces no sentíamos ninguna simpatía por los terroristas, hemos avanzado mucho desde entonces en la superación de estas amenazas. En ese tiempo, se han perfeccionado los métodos para detectar y eliminar la propaganda extremista, y ahora el equipo de Telegram detiene cada mes decenas de miles de intentos de difundir llamamientos públicos a la violencia y el terror”, afirmó.

Telegram niega que llegara a ningún tipo de pacto con el FSB y afirma que si las autoridades rusas levantaron su veto a la app fue porque comprobaron que los ciudadanos del país no estaban teniendo dificultades para ignorarlo.

Sin embargo, para muchos expertos sigue siendo una incógnita hasta qué punto los servicios de inteligencia rusos ganaron acceso a la plataforma. “No sabemos por qué el Kremlin levantó la prohibición de Telegram. No puedo descartar que hubiera algún tipo de acuerdo con el FSB”, dice Andrei Soltanov, analista del Centro de Análisis Político Europeas (CEPA, por sus siglas en inglés), preguntado por elDiario.es.

No sabemos por qué el Kremlin levantó la prohibición de Telegram. No puedo descartar que hubiera algún tipo de acuerdo con el FSB

El enigma se había mantenido hasta esta semana, cuando la filtración a la que ha tenido acceso iStories ha mostrado que Dúrov ha vuelto a Rusia habitualmente desde que “se exilió” tras vender VK. “Estaba en Rusia cuando el FSB lo demandó y el día en que el Kremlin retiró públicamente sus reclamaciones contra Telegram”, recoge este medio, fundado en 2020 por dos periodistas de Novaya Gazeta, uno de los medios independientes rusos más importantes, cuyo director fue galardonado en 2021 con el Nobel de la Paz.

“Dúrov no ocultó sus viajes: volaba entre San Petersburgo y ciudades europeas en vuelos de Aeroflot y a menudo viajaba a Helsinki en trenes de los Ferrocarriles Rusos”, recalcan. “iStories no sabe si Pável Dúrov se reunió con las autoridades rusas durante sus visitas a Moscú y San Petersburgo. El asistente de Dúrov no respondió a nuestras preguntas en las redes sociales ni por correo electrónico. Durante una llamada telefónica, se negó a comunicarse y colgó”, revelan.

Este gran número de visitas chocaría con el discurso público de Dúrov, que afirma que nunca volvió a Rusia, en parte para salvaguardar la integridad de Telegram. “No voy a ninguna de las grandes potencias geopolíticas, países como China o Rusia o EEUU. Intento no hacerlo. Puedo ir, pero, ya sabes, es demasiada atención”, le dijo a Carlson: “Definitivamente hay una responsabilidad que tenemos sobre nuestros hombros. No diría que estamos paranoicos, pero creo que tiene sentido ser prudentes y no ser demasiado accesibles”.

El cifrado de Telegram y el hermano de Dúrov

La situación da otro giro al tener en cuenta que los chats de Telegram no son cifrados de extremo a extremo por defecto, como detalló este medio a partir de la opinión de expertos en criptografía. Cuando un mensaje es cifrado de extremo a extremo, se convierte en un código que solo el destinatario, usando una clave especial, puede descifrar. Esto significa que, aunque el mensaje pase por varios servidores o sea interceptado, nadie más podrá leerlo, ni siquiera la empresa que proporciona el servicio de mensajería.

En Telegram el cifrado de extremo a extremo solo está disponible en los “chats secretos”, una opción relativamente oculta dentro de la aplicación que los usuarios deben activar voluntariamente en cada comunicación en la que deseen establecerlo. En los chats normales, así como en todos los grupos y canales, Telegram utiliza un método de encriptado en el que es la propia plataforma la que guarda las claves de descifrado. Esto implica que la compañía (o cualquiera con acceso a sus sistemas) puede consultar esos datos.

El creador del método de cifrado de Telegram es el hermano de Dúrov. “Mi hermano tiene como dos doctorados en matemáticas. Super inteligente. Es un experto en criptografía. Diseñó los principios básicos del cifrado de Telegram. Yo estaba más en el lado de la interfaz de usuario, la forma en que la aplicación funciona, las características, etc. Él era responsable de la parte de cifrado”, explicó el empresario en la citada entrevista.

Mi hermano, con lo genio que es, fue capaz de crear este estándar de encriptación que estamos usando hasta hoy con pequeños cambios

“Mi hermano, con lo genio que es, fue capaz de crear este estándar de encriptación que estamos usando hasta hoy con pequeños cambios”, continuaba. Según la base de datos a la que ha tenido acceso iStories, el hermano de Dúrov también ha visitado Rusia en los últimos años.

Telegram, por su parte, defiende que su sistema de cifrado es inexpugnable. “En Telegram todos los mensajes están fuertemente cifrados. El esquema de cifrado de Telegram está completamente documentado y sus aplicaciones son de código abierto”, han explicado desde la compañía.

“Cuando se trata de chats en la nube, vale aclarar también que todo lo que está almacenado en los servidores de Telegram es cifrado de manera segura. Además, las claves de cifrado nunca son almacenadas junto a los datos que protegen. Como resultado, los datos no pueden ser descifrados”, alegan.