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Las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, un destino para desconectar entre ríos y cañones

Una auténtica clase de geología.

Roberto Ruiz

12 de mayo de 2021 20:56 h

En el norte de la provincia de Burgos las aguas de los ríos Ebro y Rudrón han sido las encargadas de modelar el paisaje. A lo largo de miles y miles de años han creado uno de los espectáculos naturales más bellos de la península ibérica. Un enclave natural que podría pasar desapercibido y que puede convertirse en el destino perfecto para tu próxima escapada rural.  

En la zona de transición entre la Meseta del Duero y la Cordillera Cantábrica, en la comarca de las Merindades burgalesas, la erosión del agua ha dado lugar a una impresionante sucesión de cañones, gargantas y desfiladeros que alcanzan incluso los 200 metros de profundidad. Hoy su belleza, su singularidad geológica y su diversidad natural están protegidas por el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón.

Una escapada para conocer lo que estos ríos han dejado a su paso nos permitirá descubrir fenómenos naturales como el Pozo Azul, el manantial que emerge en la localidad de Covanera, la Cueva de los Moros en Barrio-Panizares, donde el Rudrón resurge de nuevo, o la conexión de ambos ríos a la altura de Valdelateja. Eso, junto a sus pueblos y sus alicientes culturales, hace que este paraje se convierta en un interesante destino para quien ande buscando unos días de desconexión.

Un paraíso natural en las Merindades

Las Hoces de los ríos Ebro y Rudrón no son Parque Natural por casualidad. El encajonamiento de los ríos genera un microclima en sus barrancos, pues al estar situados a mucha menor altura que los páramos circundantes permite que aquí se den comunidades vegetales de ambientes mediterráneos, cuando por su latitud deberían ser más afines al mundo atlántico. De este modo a nuestro paso vamos a ver especies de climas más cálidos, como el quejigo, la encina, los rebollos y los arces, mezclados con especies atlánticas como el haya, los sauces, los chopos y los alisos. 

Si vamos con la idea de poder contemplar fauna salvaje en las grandes paredes rocosas del cañón veremos presencia de rapaces como el águila real, el buitre leonado, el águila perdicera, el búho real, el alimoche o el halcón peregrino. En total se han catalogado ocho especies de anfibios, 11 especies de reptiles, 117 aves y 21 mamíferos entre los que destacan la nutria, el desmán de los Pirineos y también el tejón. Aunque mucha suerte has de tener si te quieres cruzar con uno de ellos.

Entre la gran belleza de los paisajes, la diversidad vegetal y animal, y el excelente estado de conservación de sus masas arbóreas, la zona tiene más que justificada la declaración de protección que vela por la conservación del área.

Pueblos rodeados de naturaleza

El verde paisaje del Parque Natural se ve salpicado por más de sesenta núcleos de población que pertenecen a una decena de municipios. Todos se encuentran ubicados en parajes de gran belleza natural, pero hay varios que exigen ser visitados sí o sí. 

Por ejemplo, en Pesquera de Ebro y a orillas del río veremos casas solariegas de sillería con soberbios escudos nobiliarios en las fachadas que nos remontan a los siglos XVI y XVII. Es interesante también acercarse a conocer la iglesia de San Esteban y la ermita de San Antonio, y ya que estamos caminar hasta uno de los miradores más espectaculares que se asoman al cañón. 

Escalada es otra de esas localidades ribereñas que merece la pena conocer, pues aquí paisajes y patrimonio compiten de tú a tú. La localidad, que fue fundada en el siglo IX por los condes castellanos para repoblar la zona, luce varias casonas solariegas, como el llamativo palacio de los Gallo. Mientras que encontraremos importantes elementos románicos en su iglesia de Santa María la Mayor.

Y cómo no, también es obligatoria la visita a Valdelateja. Aquí el río Rudrón y el Ebro se unen en un precioso escenario de cortados rocosos y las casas de piedra con tejados rojizos de la población crean una estampa sin duda pintoresca. Mientras tanto, la ermita prerrománica de las santas Elena y Céntola vigila desde lo más alto. 

Rutas para senderistas, ciclistas y amantes de la naturaleza

Pero si visitas el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudón lo más probable es que llegues buscando naturaleza y aire puro, y para ello encontrarás un buen número de senderos que te permitirán estirar las piernas hasta que el cuerpo aguante. El parque alcanza las 45.767 hectáreas y son decenas de caminos los que conectan los miradores, los pueblos y los parajes más bellos de las hoces. Los hay cortos, largos, lineales, circulares y de diferentes niveles de dificultad, por lo que te será fácil escoger el que mejor se adapte a tus gustos y necesidades. Tanto si lo que quieres es caminar como si lo tuyo es la bicicleta de montaña.

El Camino Natural del Ebro es el más largo de todos y si optamos por los tramos que conectan Pesquera de Ebro con Manzanedo y el que une Pesquera y Orbaneja del Castillo, pasando por Valdelateja o por Turzo, podremos ser testigos de las maravillas que el agua ha hecho sobre la roca caliza. 

Otra opción, si se prefiere un sendero circular, es realizar el que discurre entre Valdelateja y Orbaneja del Castillo a lo largo de 17 km. Se trata del PRC BU 1 y se conoce como la ruta del Cañón del Ebro. En ella vamos a poder disfrutar de algunas de las panorámicas más hermosas de la zona, donde los desfiladeros y la diversidad tanto biológica como botánica van de la mano. Aunque como decimos, si lo tuyo es el senderismo estos son solo algunos ejemplos de las numerosas alternativas que encontrarás en el parque.

Un par de paradas de interés cultural

Además, pasar unos días en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón nos dará la posibilidad de profundizar en campos tan dispares como pueden ser la literatura y el petróleo, algo que quizá no nos habríamos podido imaginar al pensar en una escapada rural como esta. Para ello es más que recomendable hacer sendas paradas en el Centro de Interpretación del Valle de Sedano “Miguel Delibes” y en el Museo del Petróleo de la Lora.

  • Centro de Interpretación del Valle de Sedano ‘Miguel Delibes’

Miguel Delibes no era burgalés, sino vallisoletano, pero sin embargo se convirtió en uno de los vecinos más ilustres de Valle Sedano. Su mujer veraneaba aquí y así es como el joven Delibes comenzó a frecuentar esta zona. “Yo me enamoré de Sedano casi al mismo tiempo que de mi mujer”, decía, y su idilio le duró toda la vida. 

Su relación con Sedano se deja ver en varias de sus obras, como en Pegar la hebra, Castilla habla o El disputado voto del señor Cayo. Hoy el Centro de Interpretación del Valle de Sedano 'Miguel Delibes' nos permite seguir los pasos del escritor, profundizar en su obra y recordar algunas escenas de las películas que se han inspirado en sus novelas.

  • Museo del Petróleo de la Lora

El 6 de junio de 1964 tuvo lugar el hallazgo del yacimiento petrolífero de Ayoluengo, todo un hito histórico al convertirse en el primer lugar de España en el que manaba petróleo de la tierra. Unos años después comenzó su explotación y su aprovechamiento estuvo en marcha hasta que la actividad fue clausurada en 2017. Ahora en Sargentes de la Lora podemos visitar el Museo del Petróleo, un lugar donde podemos conocer la historia de esta explotación así como la importancia geológica e industrial de este oro negro. El museo es además uno de los centros interpretativos del Geoparque de las Loras, de manera que podemos hacernos una idea de cómo se ha ido formando este territorio a lo largo de los últimos 250 millones de años.

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