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Opinión - Piloto suicida. Por Antón Losada

Erecciones imperiales

Se veía venir. Después de tanto revés y bofetón institucional, Trump necesitaba mostrarle al mundo su virilidad. Los machistas son así y, tarde o temprano, por ahí salen.

Aprovechando las primeras horas, momento de máxima erección, el emperador convocó de urgencia a su Consejo de Seguridad Nacional para mostrar tan feliz acontecimiento. De catorce, trece varones, incluido su yerno Jared Kushner, y solo una señora, Dina Powell, de la que dicen solo amerita haber sido consejera de Ivanka. El trance, con las primeras nuevas desde el Pentágono, me recordó el toque de trompeta de un oficial loco arengando la caballería helitransportada, mientras ordenaba a sus jinetes surfear en las playas del delta del Mekong, en la película Apocalypse Now. Le gustaba , decía, el olor del napalm que abrasaba a los vietnamitas.

Erecciones bélicas, arrebatos asesinos de una pandilla de locos, además de machistas. Trump estaba preocupado por los niños, víctimas de otros asesinos con armas químicas, que decían antes, ellos mismos, que ya estaban eliminadas del arsenal de Al Asad. No había tenido la misma preocupación hasta el momento, cuando la coalición en la que se encuadra su ejército había producido más de cien víctimas civiles en Mosul, ni cuando cada poco sus aliados saudíes, que corrieron a apoyar su acción a la vez que apoyan a Isis y Al Qaeda, masacran a civiles y niños en Yemen. Para Trump, sus maneras de matar y las de sus aliados, con bombas de racimo si hace falta, son más civilizadas.

Al poco, supimos que dos destructores, el USS Ross y el USS Porter, que han participado en los lanzamientos de los 59 misiles Tomahawks de maneras fálicas, tienen su base en Rota, en Andalucía. Un oficial de la armada me asegura que un barco de esa clase, a treinta nudos de media, puede tardar en alcanzar aquellas aguas, desde Rota, unos tres días, pero que es normal que estuvieran desplegados por allí. Nos queda por saber si es que pasaban por allí o esperaban.

Rota, vicus de la base del Imperio, ¿dónde están tus huertos, tu melón, tu calabaza, tu tomate, tu sandía? Un representante de los trabajadores andaluces de la base tronó acusando al Gobierno español de ser mamporrero de los americanos. Bonita profesión, la de mamporrero. Con este tipo de erecciones, mucha verga ajena que envainar. Trabajo indefinido.

La respuesta de los aliados ha sido prácticamente la misma, a pesar de que antes cacarearan multilateralismo, legalidad internacional y otras murgas sin convicción: disfunción eréctil. Ha habido una caída generalizada de vigor en la UE que se ha plegado inmediatamente a justificar el ataque de testosterona, natural o de bote, del rubio habitante de la Casa Blanca. Si les parece muy escatológica la descripción de la respuesta de los gobernantes europeos, la puedo cambiar por bajada de calzones, o si prefieren un alarde pedante: proskynesis, es decir, clavar la rodilla delante del emperador para mostrar sometimiento.

Peor ha sido la actitud para y de los presidentes provinciales y subprovinciales de Hispania y la Bética, en cuyo convento gaditano se encuentra la base de origen de la agresión y su vicus Rota. Sencillamente humillante ante la falta de información e incumplimiento de las normas convenidas y el derecho español vigente. Tratamiento colonial.

Así y todo, el asunto es oscuro. Trump, avisando antes a los rusos, golpea los intereses de un Gobierno autoritario enfrentado con los rebeldes terroristas cuyos miembros someten al terror a las ciudades europeas; la decisión eréctil sirvió inmediatamente para que Isis y los distintos grupos terroristas se aprovecharan y atacaran. También es intrigante que, en plena ofensiva interna por las conexiones Trump-Putin, se escenifique un desencuentro ¿pactado? de esta naturaleza. Entre machos anda el juego erótico del poder. Según la prensa doméstica y la domesticada, Trump ya tiene una victoria política; su erección, natural o química, ha dado resultado. Ahora a confiar en que no adolezca de priapismo, y que la respuesta de Putin no sea de la misma naturaleza eréctil, aunque entre locos todo es posible. Y a Europa, bien que le vendría un poco de dignidad aunque sea con viagra democrática.

Se veía venir. Después de tanto revés y bofetón institucional, Trump necesitaba mostrarle al mundo su virilidad. Los machistas son así y, tarde o temprano, por ahí salen.

Aprovechando las primeras horas, momento de máxima erección, el emperador convocó de urgencia a su Consejo de Seguridad Nacional para mostrar tan feliz acontecimiento. De catorce, trece varones, incluido su yerno Jared Kushner, y solo una señora, Dina Powell, de la que dicen solo amerita haber sido consejera de Ivanka. El trance, con las primeras nuevas desde el Pentágono, me recordó el toque de trompeta de un oficial loco arengando la caballería helitransportada, mientras ordenaba a sus jinetes surfear en las playas del delta del Mekong, en la película Apocalypse Now. Le gustaba , decía, el olor del napalm que abrasaba a los vietnamitas.