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Los niños de Wisconsin

2 de marzo de 2025 22:25 h

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No he podido evitar que en un asunto tan grave como la emboscada a Volodimir Zelenski en el cuarto oval de la Casa Blanca me asaltara el esperpento: para mí que Donald Trump, James David Vance y Marco Rubio, que andaba por otro cuarto, son los niños de Wisconsin de Los Calaítas de Cai pero con menos gracia.

Todo lo que queda de humanidad con un poco de dignidad se ha escandalizado de la humillación a la que se ha visto sometido el que hace nada se ha paseado en camiseta por todas las cancillerías y parlamentos occidentales como símbolo de la resistencia antirrusa. La excepción son algunos gobiernos filofascistas, como el italiano, o partidos ultraderechistas, como los españoles.

Sin embargo, no creo que pasemos de ahí, la urgente prueba es el propio Zelenski que ya ha dado por amortizada su propia humillación reconociendo que necesita a EEUU para que no acabe peor que está la Ucrania que ha dirigido en estos años, aunque me da que el mandatario de Kiev estará ya pensando en un lugar donde vivir tranquilamente.

Miles de funcionarios públicos están siendo despedidos de la misma manera en Washington DC

En el fondo, la diferencia entre la mamarrachada del cuarto oval con otras reuniones que se habrán producido a lo largo de la historia con los súbditos de EEUU es que Trump ha querido que el mundo la vea, la ha televisado, y Elon Musk la ha tuiteado. Son los nuevos tiempos. Y lo peor es que como con los malos payasos o en las charlotadas, una vez terminada la función, el cómico ucraniano ha sido despedido de la Casa Blanca a empujones. Nada extraño, miles de funcionarios públicos están siendo despedidos de la misma manera en Washington DC.

La respuesta por los líderes europeos y atlánticos está siendo decorosa, pero flojita, no pasarán de manifestaciones adornadas en programas amigos y el espectáculo a distancia; a ellos querría yo ver en el cuarto oval.

A ver qué están dispuestos a decir, no digo a hacer, en las instituciones de la OTAN después de que Trump haya cerrado las puertas a la incorporación de Ucrania, ingreso que nunca ha aceptado Rusia, cuya sola posibilidad se sitúa, entre otras muchas versiones, en el origen de la guerra. Sinceramente, es todo un poema ver los rostros de los nuevos miembros europeos de la OTAN arrastrados de manera urgente a la organización atlántica ante la amenaza rusa.

Los niños de Wisconsin ya han dicho que les gusta Groenlandia, viajar de balde por el Canal de Panamá, además de ir de vacaciones a un gran resort en Gaza

Los dirigentes europeos comunitarios se apresuran ahora a revivir aquel proyecto, está en los papeles fundacionales, de creación del pilar europeo de Defensa. La pregunta a los estados miembros de la UE es cuánto dinero están dispuestos a poner y si van a seguir poniéndolo también para la OTAN.

Y esto es solo en Ucrania, los niños de Wisconsin ya han dicho que les gusta Groenlandia, viajar de balde por el Canal de Panamá y quedarse con él, además de ir de vacaciones a un gran resort en Gaza, Palestina. Y no van de broma, que les gusta mucho un tiroteo.

A ver cómo cantan los europeos y si juntos, pero me da que en el teatro mundial habrá que estar al liquindoi del niño de Wisconsin que nos está vigilando y no es el del Teatro Falla ni tiene el mismo salero.

No he podido evitar que en un asunto tan grave como la emboscada a Volodimir Zelenski en el cuarto oval de la Casa Blanca me asaltara el esperpento: para mí que Donald Trump, James David Vance y Marco Rubio, que andaba por otro cuarto, son los niños de Wisconsin de Los Calaítas de Cai pero con menos gracia.

Todo lo que queda de humanidad con un poco de dignidad se ha escandalizado de la humillación a la que se ha visto sometido el que hace nada se ha paseado en camiseta por todas las cancillerías y parlamentos occidentales como símbolo de la resistencia antirrusa. La excepción son algunos gobiernos filofascistas, como el italiano, o partidos ultraderechistas, como los españoles.