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Diálogos para una década: industrializar empezando por el Sur
En las últimas décadas, las referencias a la necesidad de transformar el modelo económico y productivo de Andalucía han sido una constante en los discursos políticos porque, ciertamente, existía –y existe-, esa necesidad. El problema es que es cuando se dio la reconversión industrial de los años 80, lamentablemente se materializó el desmantelamiento de una parte importante de nuestro tejido productivo y una privatización de actividades, de empresas y servicios públicos.
El resultado fue un aumento de la brecha existente, ensanchando y haciendo más hondas y profundas las desigualdades internas que vive este país; provocando el gran déficit industrial que persiste hoy en día, cuyo vacío nunca fue cubierto en Andalucía e, incluso, va en aumento, pasando la aportación del sector industrial al PIB regional del 12,1% en 2008 al 11,5% en 2022.
Hasta cuándo tenemos que seguir siendo la tierra olvidada cuando en los discursos políticos siempre salen a relucir las bondades de Andalucía
Ante esa realidad, desde CCOO de Andalucía hemos iniciado un ciclo de reflexión y debate bajo el nombre “Diálogos para una Década”, sobre las políticas estratégicas claves en Andalucía. La primera temática versa sobre la necesidad de “Industrializar para corregir desigualdades y para ello es clave apostar porque los proyectos industriales lleguen al Sur”. En este primer ciclo volvemos a lanzar la pregunta: ¿hasta cuándo? Hasta cuándo Andalucía tiene que seguir soportando estos déficit estructurales; cuándo llegarán y se concretarán los proyectos industriales que nos hagan converger económica y socialmente; o hasta cuándo tenemos que seguir siendo la tierra olvidada cuando en los discursos políticos siempre salen a relucir las bondades de Andalucía.
Y lo mejor de todo es que es cierto; nuestra tierra es rica en materias primas, tenemos una posición geográfica estratégica, agricultura, aeronáutica, energías renovables, química, biotecnología, joyería o TICs, entre muchas otras; y por supuesto empresas de servicios avanzados científicos y técnicos que les dan sustento. Andalucía lo tiene todo para ser puntera y estar a la vanguardia pero le falta algo esencial: compromiso político y empresarial.
Es cierto que ha habido acuerdos, pactos y planes importantes y que algunos de ellos han evitado una caída mayor del peso de la industria en el PIB andaluz y limitado la destrucción del tejido empresarial y con él, el del empleo. El Pacto Andaluz por la Industria de 2017, el Plan Estratégico del Sector Aeroespacial con horizonte 2027 o el Plan Crece Industria, son instrumentos que pueden servir de base para la estrategia nacional y de país; pero Andalucía, con los recursos del Plan Estatal de Transformación y Resiliencia, tiene que apostar por actividades y sectores cuya cadena de valor genere riqueza para la cohesión social y la convergencia con el resto de España.
Es un hecho que las comunidades con un potente tejido industrial aguantan mejor los envites de las crisis y ya está bien de que los trabajadores y trabajadoras andaluzas tengan que seguir soportándolas permanentemente
En cambio, las políticas del Gobierno andaluz en esta legislatura han estado centradas en hacer recortes en lo público y en bajar impuestos a las familias que más recursos tienen; en lugar de haber practicado una política de incremento de ingresos para poder materializar una apuesta decidida por el cambio de modelo productivo que necesita Andalucía.
Un cambio que pasa inexorablemente por el fomento y el desarrollo de la industria; porque es la industria principalmente la que genera empleos de calidad, estables, con más salarios y con más derechos; y eso aumenta la renta per cápita de un territorio, redunda en más y mejores servicios públicos y, en consecuencia, en igualdad de oportunidades. Además, implica progreso para la gente de hoy y futuro para la gente joven.
Es un hecho que las comunidades con un potente tejido industrial aguantan mejor los envites de las crisis y ya está bien de que los trabajadores y trabajadoras andaluzas tengan que seguir soportándolas permanentemente porque el Gobierno andaluz ha estado cuatro años en una política de brazos caídos permanente y, cuando los ha levantado, ha sido para apropiarse de mejoras alcanzadas gracias a acuerdos de los agentes sociales con el Gobierno central.
Andalucía no se defiende con banderas sino con políticas estratégicas que aseguren la generación de tejido industrial y derivado de ello, empleo estable y de calidad. Por eso, ahora que estamos en un momento clave en el que debemos decidir cómo y sobre qué base queremos crecer para resistir a las crisis que están por venir; en un entorno cada vez más cambiante e incierto, le anticipamos al Gobierno que salga de las urnas el próximo 19 de junio, que los andaluces y las andaluzas no viven de discursos banales, y que si se trata de palabras, todas las que marcan la senda para que Andalucía sea una tierra de progreso, cohesionada, de futuro para los andaluces y andaluzas donde primen la igualdad de oportunidades, el trabajo con derechos y el empleo de calidad; están en nuestro Estatuto de Autonomía. No hay más que desarrollarlo dándole cumplimiento.
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