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El informe forense desmiente que el secuestrador de la concejala de Maracena actuase bajo el efecto de las drogas

El secuestrador Pedro Gómez ante el juez durante su declaración

Álvaro López

6 de junio de 2023 11:23 h

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El secuestrador de Maracena no actuó bajo los efectos de las drogas. Esa es la conclusión que se extrae del informe forense al que ha tenido acceso elDiario.es Andalucía y en el que, tras tomar muestras del cabello, se concluye que Pedro Gómez, el hombre que retuvo a la concejal Vanessa Romero el pasado 21 de febrero, no había consumido ninguna droga, pese a que en su declaración ante el Juzgado de Instrucción 5 de Granada afirmó que sí lo había hecho.

Este hecho es relevante porque Gómez dijo que había consumido “dos rayas de cocaína” que presuntamente le había suministrado su pareja, la alcaldesa de Maracena, Berta Linares, de parte del ex número 3 del PSOE andaluz, Noel López. Así consta en el auto al que también accedió elDiario.es Andalucía cuando se levantó el secreto de sumario y en el que el juez que instruye la causa pide investigar a Linares, López y al concejal de Urbanismo, Nono García Leyva.

En concreto, lo que el secuestrador de Vanessa Romero dice ante el magistrado es que se levantó “sobre las siete y media de la mañana”, tomando “solamente un Cola-Cao”. Momento en el que el juez le pregunta si es entonces cuando ingiere la cocaína de la que ha hecho mención previamente. “¿Toda la cocaína?”, pregunta el magistrado Josep Sola, a lo que el secuestrador responde que “sí” y que dicha cantidad le dio para “dos rayas, una para orificio de la nariz”. Una cuestión que desmiente el informe forense del Instituto de Medicina Legal de Granada.

El documento es claro: no hay restos de ninguna droga en el cabello de Pedro Gómez. Un hecho relevante teniendo en cuenta que sí se aprecian restos de consumo de algunos medicamentos como diazepam, paroxetina o mirtazapina. Cabe recordar además que el secuestrador confeso sufre un trastorno de bipolaridad, un cuadro clínico por el que también asegura que tanto Noel López como Nono García Leyva le habrían animado a que fuese él quien cometiese el delito. López, que es también ex alcalde de Maracena, niega su implicación en los hechos.

El secuestro y sus consecuencias

Lo que se investiga en este caso es lo sucedido el pasado 21 de febrero cuando Pedro Gómez retuvo a la concejal del PSOE, Vanessa Romero. El secuestro, que se resolvió en el mismo día porque Romero consiguió liberarse, ha hecho que, tras las diligencias practicadas, el juez haya pedido al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que abra una causa especial para investigar a Noel López, Berta Linares y Nono García Leyva de forma conjunta. Lo solicitó porque López es parlamentario y por lo tanto, aforado y hacerlo de otra forma dividiría el proceso judicial.

Hasta el momento, el TSJA ha abierto la causa en ese sentido, tras la petición del Juzgado de Instrucción 5, y la mera sospecha que ha generado el secuestrador con su declaración implicando a Noel López cómo principal instigador del secuestro, ha hecho que López haya dejado de ser el número 3 del PSOE de Andalucía, al menos de forma temporal. Por otra parte, como el secreto de sumario se levantó apenas tres días antes de las elecciones locales del 28 de mayo, los socialistas consideran que ha sido una maniobra política para desgastarles. Tal y cómo habría quedado confirmado en las urnas puesto que el PSOE de Maracena tiene más cerca que nunca perder la Alcaldía, después de 16 años gobernando la ciudad.

Por otro lado, el secuestro tiene también varias aristas que apuntan a una presunta corrupción urbanística por parte de Berta Linares, Nono García Leyva y Noel López. Al parecer, según el testimonio del secuestrador e informaciones que han ido apareciendo posteriormente, Vanessa Romero, la edil secuestrada, tenía en su poder documentos urbanísticos que comprometían a los tres políticos y por los que se habría cometido el delito. Según el secuestrador confeso, Pedro Gómez, lo habrían hecho para “darle un susto” tras intentar moverla a otro puesto para evitar que hablase.

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