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Un toro con fuego en los cuernos es fiesta de interés turístico de Aragón porque el “atado es único”

Toro de Ronda de Cariñena. Foto: PACMA

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

Son muchas las fiestas de localidades aragonesas (y del resto de España) que, casi siempre con el manido argumento de que es una tradición, incluyen en sus programas celebraciones taurinas que son, según el Partido Animalista (PACMA), muy dudosas de respetar la legislación al respecto.

Uno de los casos más sangrantes, asegura Olga García, coordinadora del PACMA en la capital aragonesa, es el del Toro de Ronda de Cariñena (Zaragoza), que se celebra cada año entre el 13 y el 18 de septiembre con motivo de las fiestas patronales en honor al Santo Cristo de Santiago.

Consiste en colocar dos bolas de fuego en los cuernos del toro, acoplando un yugo en el cuello del animal. La fiesta fue declarada de interés turístico de Aragón por el Ejecutivo autónomo el 9 de septiembre de 2014. Para recibir esta catalogación se han de cumplir una serie de requisitos, entre ellos el de originalidad: “Se entenderá  por celebración original aquella en la que sus elementos esenciales contengan aspectos peculiares que la singularicen respecto de las que tengan lugar en otras localidades”.

El argumento esgrimido para defender esta originalidad, como dijo en su momento el propio alcalde de Cariñena, es que la manera en la que se colocan las cuerdas y el atado es “única”. El PACMA presentó un recurso de reposición ante el entonces consejero de Economía y Empleo del Gobierno de Aragón, Francisco Bono.

En este documento explican que este festejo “no es original, ni cuenta con diferenciación excepcional que lo singularice con respecto a otros de sus características”. Incluso, continúa el escrito, en otras localidades aragonesas, como Almonacid de la Sierra, Cosuenda, Alpartir, Aguarón o Longares, se llevan a cabo celebraciones en las que se utiliza “el mismo sistema de embolar los toros”.

La argumentación de “nudo característico”, dice el recurso, es de “nula consideración, ya que ni espectadores, ni participantes, ni medios de comunicación son conscientes de ello durante la celebración, ni existen referencias documentales que aludan a tal característica ‘excepcional’”.

Tampoco creen que cumplan con la obligatoriedad de realizar “acciones promocionales suficientes para la atracción de corrientes turísticas”. El primer edil de la localidad reconoció, solo un día después de la declaración, que no se habían hecho este tipo de actuaciones.

Dudan, de igual forma, de que se respete el punto C, del artículo 3, del Reglamento de los Festejos Taurinos Populares, que dice que hay que “evitar el maltrato de los animales, así como cualquier actuación que pueda herir la sensibilidad de los espectadores”. Advierte, además, García de la laxitud de esta normativa.

Se explica en el recurso que los defensores de estas tradiciones argumentan que las bolas de fuego en los embolados “se encuentran a cierta altura y es ‘poco probable’ que afecten al animal, algo que de ninguna manera cuenta con un respaldo científico ni de ninguna otra índole”. Recuerdan el caso de un toro embolado que, después de quedar cegado por el fuego, falleció tras chocar contra el vallado en la localidad valenciana de Museros.

En el último punto califican la decisión del Gobierno autonómico como “execrable acción política y de cuestión ideológica en defensa de la tauromaquia”. A pesar de todo, el recurso fue rechazado, quizás, como afirma Olga García, porque la “Administración que resuelve el recurso, es la misma que autoriza el festejo”.

Tres festejos taurinos son de interés turístico en Aragón

Además del Toro de Ronda de Cariñena, hay otros dos festejos taurinos que se consideran de interés turístico en Aragón: el Día del Encierro Andando de Novallas (Zaragoza), declarado el 11 de agosto de 2000, y el Toro de Sogas de Pina de Ebro (también Zaragoza), que apareció en el BOA el 8 de mayo de 2008. Ambas celebraciones, aseguran en el PACMA, tendrán que ser, “no solo revertidas sus declaraciones, sino abolidas en su celebración”.

Olga García confía en que dentro de unos años todo este tipo de festejos estén prohibidos y se perciban como algo del pasado. “De otro tiempo”.  Así sucede, recuerda, con el Toro Embolado de Estadilla (Huesca), que se canceló después de una denuncia suya, o con la tradición del Cochinillo Engrasado de Sariñena, también denunciado por PACMA.

Tolerancia

La coordinadora de PACMA en Zaragoza asegura que existe cierta tolerancia por parte de las Fuerzas de Orden Público a la hora de impedir actuaciones ilegales que tienen que ver con animales. Hace unos meses, por ejemplo, vieron que en una fiesta medieval en La Joyosa (Zaragoza) se realizaba un concurso en el que el premio era un cordero vivo, algo que está “expresamente prohibido”. Llamaron a la Guardia Civil y les contestaron que “si el Ayuntamiento lo había autorizado no podían hacer nada”; finalmente, apunta García, consiguieron paralizarlo.

Tuvieron otra experiencia en Pinseque (Zaragoza), dos meses atrás. En este caso detectaron que para hacer salir a unas vaquillas al encierro “usaban varas eléctricas”. Ante la protesta del PACMA, un guardia civil dijo que “no pasaba nada, que de alguna manera tenían que hacerlas salir”. Le mostraron entonces el artículo en el que se prohíbe esa actuación y también “se dejó de hacer”. Las fuerzas de seguridad “no mueven un dedo si no hay una reclamación o un recurso por medio”, sentencia Olga García.

 

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