La Asturias antitaurina vuelve a la calle en Gijón para denunciar el maltrato animal en la Feria de Begoña
Fernanda Blanco tiene 65 años y ya ni recuerda los que lleva en esta “batalla”. Llegó a España de su Venezuela natal a principios de la década de los 80 y ha dedicado su vida entera a defender los derechos de los animales, pero reconoce que ya está cansada para hacer “ciertas cosas”. Hace poco más de un año que nació Asturies Antitaurina, asociación de la que Fernanda es portavoz, y lo hizo gracias a un grupo de chavales que, tras continuas colaboraciones con el mundo animalista, decidieron unirse y empezar a trabajar juntos. “Hace falta gente joven que tome el relevo”, asegura Fernanda, ilusionada por la fuerza de la gente joven y sus ganas de cambiar las cosas.
Y ahí están Arturo Ávila y Medea López, la savia joven del movimiento animalista y antitaurino. Son las dos patas con las que Asturies Antitaurina echó a andar, inicialmente en redes sociales, tomando el relevo de quienes hasta ese momento encabezaban el movimiento en el Principado.
Con inquietudes desde la adolescencia, Arturo tuvo un gran referente en su tío Rafael Ávila, “activista y furibundo antitaurino”, de cuya fuente bebió desde bien pequeño y aprendió lo que para él es la tauromaquia, “una lacra de la sociedad”.
Yo no sé qué se siente en Sevilla, Córdoba o Cáceres, pero aquí, en Asturias, yo no veo la tauromaquia por ningún lado
Ambos están convencidos de que, tarde o temprano, “esto acabará cayendo, pero hay que ayudarle a caer, y quitarle el vendaje cultural es el primer paso”. Aún así, Medea reconoce que el de la tauromaquia “es un lobby con mucho apoyo económico” que no desaparecerá así como así. “No sé qué se siente en Sevilla, Córdoba o Cáceres, pero aquí, en Asturias, yo no veo la tauromaquia por ningún lado”, añade Arturo.
Esta asociación es la encargada en el Principado de la recogida de firmas para la presentación en el Congreso de los Diputados de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para retirar a la tauromaquia el reconocimiento de Bien de Interés Cultural (BIC) y que cada comunidad autónoma decida lo que quiere hacer, tal y como explica Fernanda.
Esta activista contra el maltrato animal prefiere huir de la politización de las corridas de toros —aunque reconoce que el tema sí está politizado—pues aboga por que cada uno elija “libremente” al margen del partido que defienda una u otra idea. “Hay personas en el PP que son antitaurinas y otras en formaciones de izquierda a las que son taurinas”, reconoce.
La manifestación antitaurina en Gijón es una cita habitual de cada 15 de agosto en la que suelen participar unas dos mil personas, pero cada año que pasa, cuenta Fernanda orgullosa, cada vez son más quienes se unen contra el maltrato animal. Confía en que las corridas de toros acabarán desapareciendo, “aunque no sea de inmediato” y apuesta por la educación y por hacer mucha pedagogía, sobre todo, entre la gente más joven, para concienciarla de esta “lucha”.
Fernanda Blanco lo tiene claro: hay tradiciones que hay que desterrar y la tauromaquia es una de ellas, al igual que se ha acabado con el maltrato animal en el Día de gansos de Lekeitio (País Vasco) o el Toro de la Vega, en Tordesillas (Valladolid). “Estamos hablando de una masacre ante la que hay que posicionarse, la templanza es incomprensible”, reivindica.
Mugidos reales para denunciar la tortura animal en las plazas de toros
La antesala de la manifestación antitaurina fue la protagonizada el pasado domingo 11 de agosto por un grupo de personas, integrantes de Asturies Antitaurina, quienes con sus cuerpos tintados de rojo, emulando la sangre del toro en las corridas, yacieron tumbadas en el suelo de los céntricos Jardines del Náutico gijonenses, rodeados de altavoces de megafonía en los que podían escucharse los mugidos de los toros, grabados en tiempo real durante una corrida, mientras son picados.
Después de 136 años, y exceptuando en 1915 y de 1936 a 1940, por la Guerra Civil, fue la pandemia del coronavirus la que acabó, por primera vez, con la feria taurina de Gijón, que cada verano venía celebrándose al cabo de la Semana Grande de la ciudad. Tras el parón de la pandemia, las corridas de toros volvieron a la única plaza de toros de Asturias, pues la de la capital asturiana fue declarada en ruinas hace 16 años. Y es que la última corrida de toros que presenció el coso taurino de Oviedo fue el 21 de septiembre de 2007, para nunca más volver. Sobre la mesa del Ayuntamiento hay un proyecto de reforma de la plaza que en ningún momento incluye la vuelta de las corridas de toros y está centrado en recuperar el recinto para eventos deportivos y conciertos.
De esta forma Gijón es la única ciudad de Asturias en la que sigue habiendo corridas y una de las pocas del norte de España, junto a Pontevedra, Galicia; Santander y Santoña, en Cantabria; y Bilbao y San Sebastián, en el País Vasco.
Fue una alcaldesa socialista, Ana González, regidora gijonesa durante los años 2019 a 2023, la que tras la feria taurina del verano de 2021 anunció el fin de los toros en la ciudad, tras la polémica suscitada por el nombre que decidieron ponerle a dos de los astados, 'Feminista' y 'Nigeriano', motivo suficiente para que González decidiese adelantar un año la decisión que, aseguró, ya tenía tomada su gobierno, de no volver a sacar a licitación pública la feria taurina y utilizar el coso municipal, propiedad del Ayuntamiento, para otro tipo de actividades. Un ayuntamiento no tiene competencias para eliminar la tauromaquia, pero sí las tiene para decidir a qué usos dedica los recintos de titularidad pública.
Así Gijón se quedó sin feria taurina en 2022, para satisfacción de muchos y pataleta de otros. Sonadas fueron las críticas y faltas de respeto que recibió la regidora en redes sociales por parte de aficionados al mundo del toro y también por muchos toreros.
Fernanda Blanco recuerda aquel verano con “ilusión” y, pese a la polémica, asegura que “yo no vi ninguna manifestación de taurinos como sí las organizamos las personas que somos antitaurinas”.
En aquel momento, el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli (PP), avivó la polémica asegurando que la regidora gijonesa se equivocaba y al ser interpelado sobre la vuelta de los toros a Oviedo respondió “yo siempre digo que los toros en Gijón y la ópera en Oviedo”. A pesar de la presión, incluso en las filas de su propio partido, González no dio marcha atrás.
A la decisión de la exalcaldesa la acompañaron tres informes técnicos que alertaban sobre problemas en la estructura del centenario edificio, con desequilibrios e inestabilidades en una parte de las gradas. Ello obligó a mantener la plaza de toros cerrada, hasta que la nueva alcaldesa y su equipo de gobierno volvieron a abrirla para albergar un nueva feria de Begoña. Eso sí, la de los toros fue la única actividad celebrada en la plaza de toros de El Bibio desde su reapertura.
Y así los toros volvieron a Gijón, tras el cambio de gobierno derivado de las elecciones municipales de 2023. Con la vuelta de la forista Carmen Moriyón, reconocida taurina, a la alcaldía de la ciudad, la feria taurina volvió a la plaza de toros de El Bibio en agosto de 2023, si bien fue en formato “reducido” pues el nuevo gobierno de la ciudad no dispuso del tiempo necesario para preparar la licitación pública que el trámite exigía.
Así, este verano de 2024, la Feria Taurina de Begoña vuelve a la plaza gijonesa en su máxima expresión, del jueves 15 al domingo 18 de agosto. Y precisamente por ello, tanto para Fernanda, como para Medea y Arturo, es más importante que nunca salir de casa a manifestarse, porque los derechos siempre se han ganado en la reivindicación de la calle.
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