Tenemos que ser conscientes de que es necesario completar esta formación con conocimientos básicos sobre metodología, medios y contenidos, ampliando así el control sobre la planificación y logrando mayor eficiencia en los resultados.
Antes de abrir nuevos, y necesarios, campos de conocimiento es condición sine qua non cerrar el capítulo sobre las reglas básicas del entrenamiento. Recordamos para ello a uno de los mayores expertos en la teoría del entrenamiento, Ozolin. Éste explicaba que todos los principios se relacionan entre sí, que se complementan y se unifican en torno al principio de individualización, principio que se refiere a la relación y concordancia de los estímulos con el individuo y sus características. Para que esta máxima surta efecto, debemos afrontar los tres últimos principios del entrenamiento.
- Principio de variedad.
- Principio de acción inversa.
- Principio de calentamiento y vuelta a la calma
Principio de variedad
Está claro que los ejercicios que se realizan en los entrenamientos deben tener una afinidad técnica a la acción deportiva final o al menos un desarrollo de las capacidades biomotoras requeridas para la disciplina deportiva o a la actividad física a desarrollar. En muchos casos esto supone la repetición de ejercicios provocando una cierta desmotivación a causa del aburrimiento y la monotonía. Es cierto que cuanta mayor afinidad existan entre los ejercicios y la práctica final deportiva mejor será la transferencia técnica, táctica y física, pero esto no tiene que convertir los entrenamientos en sesiones insufribles y aburridas. Para ello es conveniente tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. El entrenamiento lo tenemos que plantear desde la postura del deportista y del entrenador, para que nos motive de cara a los objetivos: subir de nivel, aumentar nuestra capacidad, lograr un mejor gesto técnico, etc.
2. Tenemos que disponer de un gran repertorio de ejercicios que nos permita variar: en el rocódromo (aplicación de otras actividades, variedad, juegos), trabajos en parejas con el tema de equilibrios, gimnasio, etc.
3. Debemos variar las cargas: realizando ejercicios de desplazamiento por el rocódromo lastrado, ya sea en brazos, piernas, cadera o mochila, Split en banco con mochila, trabajo de cargas con compañeros, etc.
4. Cambios en los métodos: carrera continua, farleck, interval training, etc.
Está comprobado que atender a este principio de variedad es una de las más fructíferas formas de mejorar el rendimiento.
Principio de acción inversa
Este principio nos habla del grado de consolidación y de la acción reversible del entrenamiento. Es decir, de la perdida de capacidad en el momento que dejamos de realizar cargas y de cómo se nota esto en sujetos entrenados y no entrenados.
Se podría simplificar en tres fases:
1. Todo entrenamiento implica una acción reversible. Perdida de la condición ganada.
2. Un individuo bien entrenado tardará más tiempo en perder esta forma que un sujeto no entrenado.
3. El sujeto entrenado tarda menos tiempo en recuperar ciertos niveles de condición física, después de un periodo de descanso, que un sujeto no entrenado.
4. Dependiendo de cuales sean las capacidades, éstas tardan más o menos tiempo en perderse y así mismo en recuperarse. Por ejemplo, la resistencia y la fuerza se pierden rápidamente, mientras que la fuerza máxima es más estable. Se necesita tres veces más de tiempo en ganar capacidad de resistencia que en perderla.
A simple vista puede parecer que está en contraposición con el fenómeno de supercompensación o con el principio de optimización carga – recuperación. Pero no es así, ya que en este principio nos referimos a periodos largos de descanso mientras que en el principio de optimización consideramos los periodos de descanso entre entrenamientos van de un mínimo de 12 horas a un máximo de 72.
Principio de calentamiento y vuelta a la calma
Podríamos decir que el título habla por sí solo, pero deberíamos añadir que siendo el principio más sencillo es también el más incumplido, tanto por la vieja escuela concienciada como por la joven escuela descerebrada. Que cada cual se dé por aludido donde sea y con esto líbreme el cielo de generalizar. Quien no cree en esto habitualmente se justifica con frases como: “¡A mi no me hace falta! ¡Eso es una chorrada! ¡No lo he hecho nunca para que me voy a poner ahora!” .
Como norma básica el calentamiento debe preceder a toda actividad física por simple que sea. Además debe ser:
- Genérico: incluso para un trabajo muy segmentado es conveniente activar todo el cuerpo por la necesidad que éste tiene de estar a cierto nivel de temperatura, activación, etc.
- Específico: nos centraremos en esos segmentos musculares que tienen mayor importancia, en las articulaciones que más intervienen, en el eslabón más débil de nuestra cadena, lesiones, poco trabajo, etc.
- Realizado dentro de un razonable periodo de tiempo para un posterior trabajo: es absurdo calentar si en el tiempo de espera hasta el comienzo de la actividad nos vamos a quedar fríos.
- Consciente: tenemos que estar concentrados en el calentamiento.
- Activo: debe ser realizado a conciencia y no realizar ejercicios por cumplir y sin sentido alguno.
Los principales beneficios del calentamiento son:
- Incremento de la temperatura.
- Incremento del ritmo respiratorio y de la frecuencia cardiaca.
- Prevención de lesiones.
Por su parte, el concepto ‘vuelta a la calma’, como su propio nombre indica, es volver a las constantes y a los niveles biológicos que teníamos antes de comenzar la sesión o la actividad. Ésta tiene que poseer una fase de estiramientos dedicada a las zonas que más han trabajado pero sin olvidarnos de dar un repaso a todas aquellas zonas implicadas en mayor o menor medida.
Los principales beneficios de la ‘vuelta a la calma’ son:
- Ayuda en la recuperación.
- Ayuda a la circulación mediante la renovación de los productos de desechos en la sangre.