La felicidad es algo serio

20 de marzo de 2025 19:36 h

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¿Ser feliz es un derecho? La Asamblea de las Naciones Unidas declaró en el año 2012 que el 20 de marzo de cada año se celebrase el Día Internacional de la Felicidad, “consciente de que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano fundamental”, según recoge la resolución, que puso a la felicidad a la altura de otras efemérides al oficializarla. 

¿Es una meta, un destino? ¿Pero y si dejamos de ser felices durante el camino pensando que cuando lo terminemos seremos felices? ¿Es la felicidad un trofeo, algo medible? La riqueza de un país se mide gracias, entre otros medidores, al PIB (Producto Interior Bruto), pero se ha constatado que este no puede medir correctamente el bienestar de una sociedad como defiende el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. ¿Se imaginan que nuestra sociedad pudiera tener un indicador que midiera la felicidad de un país?  

Aunque no es de condición cuantitativa como el PIB, existe el FIB: la felicidad interior bruta de un país. Este concepto lo inventó el rey emérito de Bután, un país del sur de Asia de tradición budista, que decidió que la filosofía de su gobierno se basara en la felicidad de sus súbditos, no en solo lo meramente monetario.  

Tampoco estoy pidiendo pan y circo a nuestros políticos, pero no estaría mal que tuvieran en cuenta los cuatro pilares sobre los que se sustenta esta tesis del FIB: un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno. Porque de nada vale que tengamos frondosas estadísticas de turistas que nos visitan, pero luego esta riqueza no se redistribuya y seamos la región con peor salario de toda España. Las estadísticas tienen que ir acompañadas de una buena calidad de vida, que no es equivalente al valor de todos los bienes y servicios producidos en un país. Porque, como bien dijo un ex primer ministro butanés, “la felicidad es algo serio”.

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