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“Con las macrogranjas se están tomando opciones desesperadas haciendo un pacto con el diablo”

Las distancias anunciadas por Desarrollo Rural para proteger los espacios naturales no tienen nada que ver con las que recoge la normativa

Carmen Bachiller

La Plataforma ‘No a la Macrogranja en Pozuelo y Argamasón’ en Albacete continúa con su actividad para evitar que se instale en la localidad albaceteña de Pozuelo una macrogranja  que dispondría de 51 naves y hasta 140.000 cerdos auspiciada por CEFUSA, empresa que pertenece al Grupo Fuertes, al igual que El Pozo. Si a finales de febrero organizaron una reunión con los vecinos de La Solana, esta semana quieren mantener un encuentro con el alcalde de San Pedro, el socialista Daniel Sancha, para trasladarle sus dudas sobre la futura explotación ganadera que produciría más de medio millón de lechones cada año.

En este municipio, en San Pedro, que cuenta con poco más de 1.200 habitantes ya se ha celebrado una reunión informativa. No pudieron reunirse en Pozuelo ante la callada del alcalde, Gregorio Moreno, a la petición de los vecinos para usar las dependencias municipales. “No recibimos respuesta y como teníamos a la gente convocada decidimos hacerla en un restaurante de San Pedro”, explica Javier Castro, vecino de la aldea de Casas de Cañete y miembro de la Plataforma ‘No a la Macrogranja en Pozuelo y Argamasón’.

El alcalde de Pozuelo rechaza hacer declaraciones. “A nosotros no nos coge el teléfono”, comenta Castro. Los vecinos volverán a intentar celebrar una reunión informativa porque, dicen, “nos estamos encontrando  con que la mayoría de los vecinos no sabe de qué va la cosa. Se piensan que es una granjita o les han contado otra cosa”.

La plataforma vecinal que se opone al proyecto cree que sus consecuencias serán “más negativas que positivas”. La macrogranja se ubicaría en la Finca La Lossa. Son 1.100 hectáreas de terreno en el término municipal de Pozuelo y quedaría muy cerca de núcleos de población como La Zarza (1,5 kilómetros), Casas de Cañete (1,7 kilómetros),  Argamasón (2,3 kilómetros),  de Pozuelo (2,6 kilómetros) y de La Solana que está a tres kilómetros. “Nos dicen que somos una especie de daño colateral porque somos pocos”, lamenta Javier Castro. 

Se trata, dice, de pequeños núcleos de población en los que “a la gente le preocupa que se pueda cerrar el colegio porque cada año disminuye la población. Esas empresas supongo que se fijan en este tipo de municipios desesperados diciéndoles que van a  parar la despoblación”. Castro aclara que desde el colectivo vecinal no están en contra de la ganadería. “Nuestros abuelos eran ganaderos. Es por el tipo de explotaciones. Es que nos van a meter al lado 140.000 cerdos cuando nosotros luchamos por la repoblación de una aldea pequeña. Y a lo mejor nos echan. Eso también hay que contemplarlo. Nadie lo ha valorado”.

“En situaciones desesperadas se están tomando opciones desesperadas y se está haciendo un pacto con el diablo pensando que nos van a resolver la vida. Y creo que va a ser todo lo contrario”, insiste.

No convencen las promesas de empleo para frenar la despoblación

Este vecino, que vive en una aldea de 16 habitantes junto a su mujer y a sus hijos apunta a experiencias como la del cercano municipio de Balsa de Ves. “Les pusieron una macrogranja ofreciendo 20 puestos de trabajo. Ahora hay cinco. Y su población ha disminuido en un 40%. Entonces, vemos que no es una solución”, explica. Apela a las palabras del consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, en las Cortes de Castilla-La Mancha donde aseguró que no habrá este tipo de explotaciones  allá donde los vecinos no quieran pero también dice tener “algunas dudas” porque  “el alcalde está convencido y, claro, ¿el pueblo es el alcalde o somos también los vecinos?”.

Otra de las cuestiones que preocupan, relata, es la zona de esparcimiento de los purines no solo por los olores que puedan generarse sino porque los promotores “tienen un problema a la hora de esparcir purines. La finca no es lo suficientemente grande en su  zona de labor. Son 600 hectáreas y necesitan 1.800. Ya han concertado con otras fincas de la zona para esparcirlos”.

A las dudas sobre el destino de los purines se suman otras como la posible contaminación de las aguas por nitratos. “El propio Ayuntamiento de Pozuelo ya tiene problemas de agua porque hay contaminación por nitratos y gente del pueblo lo sabe”. Los acuíferos de la zona, añade, “son especialmente sensibles” pese a que la empresa lo rebata diciendo (así consta en el documento de respuesta a las numerosas alegaciones planteadas) que “todo aquel que diga que los purines contaminan los acuíferos, así porque sí, está equivocado”.  Eso solo ocurre, sostienen, “cuando la capa de suelo entre la superficie y la capa freática no es capaz de retener toda el agua de lluvia o de riego recibida”.

Tampoco se creen las ‘bondades’ prometidas sobre la generación de empleo. “La producción del pienso, la administración…Todo está centralizado en Murcia. Aquí los puestos que ofrecen es lo que llaman manejadores de ganado, nada más. No se necesitan informáticos, administrativos ni va a haber fábrica de embutidos o matadero y el pienso lo traen en camiones de Murcia…En su proyecto dicen que van a dinamizar la comarca económicamente y que van a generar cinco empleos indirectos. Es ridículo”.

Castro afirma que el actual proyecto “es solo el comienzo. Sabemos que están preguntando para comprar más fincas porque quieren ampliar las instalaciones”. Y es que, sostiene que ya el propio proyecto “desliza que esto es el principio porque después necesitarán otras granjas para cebar a los lechones. Si se los tuvieran que llevar a Murcia sería un viaje largo, con riesgo de mortalidad”. Pese a todo, se calcula que entre 80 y 90 camiones pasarán cada semana por Pozuelo y que habrá una “proliferación de moscas, insectos y roedores”. Eso, dice Javier Castro, “la gente lo tiene que saber y no lo sabe”.

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