La maldición de Alfonso X El Sabio, el rey que no quiso abdicar
Hace más de 800 años nació en Toledo el rey Alfonso X, conocido como ‘el sabio’. Cada año por estas fechas, en España hay varias ciudades ‘alfonsíes’ que conmemoran la efeméride, cada 23 de noviembre.
“En Toledo no existe la costumbre y creo que merecía la pena algún tipo de reconocimiento”, dice Martín Molina (Toledo, 1952). Fue coordinador del VIII Centenario Alfonso X el Sabio que se celebró en 2021, una labor por la que recibió la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Reconoce que, más allá de aquel gran evento, la efeméride suele pasar desapercibida, así que este año, el mismo en el que acaba de concluir una tesis doctoral sobre el monarca, ofrecerá la conferencia 'La maldición de Alfonso X El Sabio, el rey que no quiso abdicar'. Será el próximo 25 de noviembre, a las 19 horas, en la sede de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.
Quiere ser una reflexión sobre el enfrentamiento entre el segundo de los hijos de Alfonso X, el infante don Sancho y su padre, en los últimos años del reinado. También sobre la crisis sucesoria que eso provocaría en la Corona de Castilla.
Martín Molina aborda esta cuestión en una tesis doctoral “de corte histórico-jurídico” que trasladará próximamente a un libro con la editorial Dykinson. En ella investiga sobre la 'crisis sucesoria y luchas por el poder en la Corona de Castilla 1275-1331’, que arrancó en el reinado de Alfonso X. “Era un rey con afán por saber, más que un sabio”, más centrado lo científico o lo legislativo e interesado más en gobernar que en guerrear.
“No fue el prototipo del rey medieval, sus singularidades son muchas. Fue un perfil nuevo de rey-gobernante, legislador y repoblador que le valió ser el monarca al que más tiempo han dedicado los historiadores”, afirma.
La muerte prematura en Ciudad Real de Fernando de la Cerda, primogénito destinado a ser el siguiente rey, desencadenó un enfrentamiento por la sucesión. “Es un tema poco estudiado. El origen del problema estuvo en que Alfonso X vaciló a la hora de designar nuevo heredero. El derecho condicionaba ya las decisiones políticas y he podido constatar cómo la costumbre ha prevalecido en ocasiones sobre los testamentos reales”.
Fue el caso a finales del siglo XIII. Mientras la nobleza le pedía imponer la fuerza de la costumbre y facilitar la sucesión con siguiente hijo varón, Sancho, el ‘rey sabio’ tenía otros planes que plasmó en un testamento que no se cumplió.
Por un lado, el monarca pensaba más en su “inmejorable” alianza con Francia. Había casado al fallecido Fernando con Blanca de Francia, hija de Luis IX, también conocido como San Luis rey. Por otro lado, Alfonso X había impulsado todo un cuerpo normativo, Las Siete Partidas, para lograr una cierta uniformidad jurídica del reino donde el derecho de sucesión se decantaba hacia los hijos del primogénito, rompiendo la tradición del derecho castellano medieval.
El infante Sancho, el segundo hijo de Alfonso X, destinado al clero según la tradición medieval se rebeló contra la posibilidad de que su sobrino, todavía un niño, llegase al trono. Y la guerra estalló, cuenta el historiador, “cuando intentó dejar a su padre como mera figura decorativa”.
En la conferencia se ofrecerá “una visión humana y personal de ambos personajes que nos sitúa en una guerra civil a finales del siglo XIII”, entre 1282 y 1284. Ese año, “un debilitado y enfermo” Alfonso X murió en Sevilla. Su “joven y ambicioso hijo”, como le califica Martín Molina, se convertiría en el nuevo rey Sancho IV, tras coronarse en Toledo, “a pesar de la maldición de su padre y de haber sido desheredado”.
“Tenía habilidades bélicas, pero su fuerte no era gobernar. Tuvo la suerte de casarse con María de Molina, su gran consejera en el reinado y gobernante impecable. Gracias a ella se mantuvo la unidad del reino”. La cuestión sucesoria se mantuvo viva hasta el reinado de Alfonso XI, “debilitando a la Corona de Castilla en beneficio de la Corona de Aragón”.
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