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Habitaciones individuales

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Se ha inaugurado un nuevo hospital en Cuenca. Han asistido los reyes. Debe ser muy importante. Lo es. Lo son todos los hospitales públicos, nuevos o antiguos, todos los consultorios de Atención Primaria, nuevos o antiguos. Lo son porque es en la sanidad pública  donde se concreta esa idea antigua y perpetuamente moderna de la igualdad de todos ante la encrucijada de la  enfermedad, el dolor y la salud.

Uno de los datos que se han aportado para señalar la importancia del nuevo hospital de Cuenca es el número de habitaciones individuales, muy elevado, del que dispondrá. Y sí, es muy importante porque en los procesos de enfermedad es donde más rápidamente se siente la pérdida de la dignidad. Nada más entrar te desnudan – te privan de tu relación con el mundo de los sanos – y te proporcionan una bata que cubre de manera amorfa y ridícula la desnudez del cuerpo dolorido y asustado. Ya con la dignidad tocada te llevan a una habitación anodina en la que puede haber alojados otros dos o más pacientes. Nuevo golpe a la dignidad y al dolor individual en un proceso de masificación estadística. Sin embargo en Cuenca ya tienen mucho avanzado. Enhorabuena.

En Toledo, tras veinte años de idas y venidas, de suspensiones y de interrupciones, la entonces presidenta de la Comunidad, Sra. Cospedal, dijo que eso de una habitación individual para cada enfermo, que figuraba en el proyecto inicial del hospital, era un lujo que no podía darse en la sanidad pública. Había que reducir presupuesto porque un hospital así, mas mármoles y materiales de lujo, era un despilfarro insoportable para las economías publicas  Pasó el gobierno de la citada señora y los que le siguieron inexplicablemente mantuvieron idéntico criterio.

El hospital nuevo, acomplejado por los discursos de la derecha, encogió, se estrechó, se hizo más pequeño con respecto a su concepción inicial. Las habitaciones individuales casi desaparecieron. Solo quedaron para infecciosos y contagiosos. A ver si lo público va a ser como lo privado. Se interrumpe el negocio. Y lo que podía haber sido una conquista universal de la persona se convirtió en un privilegio disputado.

Ahora disponer de una habitación individual en el hospital de Toledo depende no ya del respeto a la dignidad general del enfermo, sino de las influencias o de las amistades que tengas en el centro.

Si careces de estos resortes, sobrellevarás la enfermedad, el dolor y el miedo en una habitación doble o triple, estrecha y probablemente con una televisión a todo volumen. Con los familiares de unos y otros pacientes acumulados cada uno concentrado en el estado anímico de su particular ingresado. Así que a esperar que los errores se corrijan - se dispone de espacios suficientes - o que la enfermedad no le toque a nadie. Navidades felices.

Se ha inaugurado un nuevo hospital en Cuenca. Han asistido los reyes. Debe ser muy importante. Lo es. Lo son todos los hospitales públicos, nuevos o antiguos, todos los consultorios de Atención Primaria, nuevos o antiguos. Lo son porque es en la sanidad pública  donde se concreta esa idea antigua y perpetuamente moderna de la igualdad de todos ante la encrucijada de la  enfermedad, el dolor y la salud.

Uno de los datos que se han aportado para señalar la importancia del nuevo hospital de Cuenca es el número de habitaciones individuales, muy elevado, del que dispondrá. Y sí, es muy importante porque en los procesos de enfermedad es donde más rápidamente se siente la pérdida de la dignidad. Nada más entrar te desnudan – te privan de tu relación con el mundo de los sanos – y te proporcionan una bata que cubre de manera amorfa y ridícula la desnudez del cuerpo dolorido y asustado. Ya con la dignidad tocada te llevan a una habitación anodina en la que puede haber alojados otros dos o más pacientes. Nuevo golpe a la dignidad y al dolor individual en un proceso de masificación estadística. Sin embargo en Cuenca ya tienen mucho avanzado. Enhorabuena.