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Barcelona presenta un plan para que el 85% de los desplazamientos en la ciudad sean sostenibles en 2030

Dos ciclistas usando el Bicing en Barcelona

Sandra Vicente

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El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado el nuevo Plan de Movilidad Urbana (PMU) con el objetivo de que, de cara a 2030, el 85% de los desplazamientos en la ciudad sean sostenibles. Para alcanzar esa cifra, el consistorio se ha marcado como principal reto reducir un 5% el uso del coche.

Este es el cuarto PMU de Barcelona y se enmarca en unas cifras de récord: por segundo año consecutivo, la ciudad se encuentra por debajo del límite de contaminación establecido por la Unión Europea y ha registrado los niveles más bajos de CO2 desde que hay registros. 

Esto se entiende, en parte, mirando cómo se desplazan las personas en la capital catalana. El último PMU, que se aprobó con mucho retraso en 2022 debido a la Covid, consiguió rebajar en dos años el uso del coche en un 8%, el mismo incremento que tuvo el transporte público. De hecho, el servicio de buses y metro de la ciudad cerró el pasado año con cifras récord de usuarios. 

Según el coordinador general de Movilidad del Ayuntamiento, Àngel López, esta mejoría se debió a la implementación de ejes verdes, pacificaciones y la Zona de Bajas Emisiones. Pero constata que estas medidas son demasiado “generales” para seguir con la estela de mejora, por lo que el PMU se basará en acciones concretas y enfocadas a entender cómo se mueve la ciudadanía y por qué. 

“El reequilibrio del espacio trae retos y conflictos. La ciudad no crece, pero la movilidad sí”, ha asegurado López. Y es que en Barcelona se realizan 8,3 millones de desplazamientos diarios y se espera que, de cara a 2030, esta cifra crezca en un 12%. Por ello, aunque si bien sí se plantean más pacificaciones (un total de 20km nuevos) y carriles bicis (55 km más), estas medidas se deberán coordinar con otras más enfocadas en grupos de población. 



Para ello, se ha estudiado los diversos motivos por los que la gente se desplaza y uno de los grandes grupos en los que se quiere incidir es en la movilidad laboral. Estos suponen un cuarto de millón de desplazamientos diarios, de los cuales más de un tercio se realiza en coche o moto. El objetivo, de cara a 2030, es reducirlo en un 10% y desplazarlos hacia la bici y el transporte público. 

Otro de los grupos en los que más se quiere incidir es en los estudiantes de más de 16 años, que muestran unos niveles muy altos de desplazamiento en vehículo privado, principalmente la moto. De hecho, destaca que a partir de esa edad, si bien es cierto que se reduce a la mitad el número de estudiantes que acuden al colegio en coche o moto -porque ya no van acompañados de adultos-, cuando cumplen 16, el 7% sigue optando por transporte motorizado.

Es a partir de los 15 años cuando se pueden sacar el carnet de ciclomotor, pero el Bicing (el servicio de bicicleta compartida de Barcelona) es accesible a partir de los 16. “Es una anomalía”, reconoce López. Por eso, el consistorio estudia rebajar la edad un año de acceso al Bicing. 

Con todo, algunas de las principales medidas para evitar el uso de vehículos motorizados son la pacificación de entornos escolares y laborales, así como la eliminación de 44.000 plazas de aparcamiento de motos en las aceras, la mayoría de las cuales serán también en estos entornos. Como alternativa, el consistorio propone incrementar la flota de bicicletas eléctricas y mejorar los puntos de intercambio con el transporte público. 

Un 60% menos de CO2

El PMU cuenta con un total de 32 medidas y tendrá un coste aproximado de entre 6.000 y 8.000 millones de euros, dentro de los cuales se computan las obras para la ampliación de líneas de metro y ferrocarriles. De las arcas del Ayuntamiento, principal responsable de obras en el espacio público, saldrán 1.000 millones. 

Así, las medidas que más destacan dentro de las competencias municipales son la aceleración de la electrificación, con el compromiso de que toda la flota municipal sea eléctrica de cara al 2030, lo que comportará multiplicar por tres el número de puntos de carga y duplicar la potencia disponible. 

También se buscará desincentivar el uso del coche privado encareciendo los aparcamientos y mejorando la aplicación la Zona Verde. Igualmente, se prevé instalar radares de contaminación para “actuar directamente” sobre los coches más contaminantes, que actualmente suponen el 3% del parque de vehículos. 

Con todo, se prevé que se acaben reduciendo en un 60% las emisiones de CO2 y en un 68% las de NOX, así como que se bajen a la mitad el número de accidentes causados por vehículos. 

El PMU inicia ahora su fase de aprobación y, después de haber sido presentado a las entidades municipales que han participado en su redacción, iniciará un primer trámite en la comisión competente. Luego, se abrirá un periodo de alegaciones públicas que dará paso a la aprobación definitiva en el Pleno Municipal. Se trata de un trámite largo que el consistorio espera que esté completo durante este 2025 para que el Plan todavía pueda tener vigencia durante tres años más. 

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