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Desvarío, el secreto mejor guardado de Nou Barris, uno de los distritos más desfavorecidos de Barcelona

Panorámica de la una de las ediciones del festival flamenco Desvarío, que se celebra en el distrito barcelonés de Nou Barris a finales del mes de julio.

Jordi Sabaté

13 de julio de 2024 22:08 h

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Hablar de Nou Barris es hablar del distrito más alejado de lo que entendemos por la Barcelona céntrica e internacionalmente reconocible, un conjunto de 13 barrios que seguramente muy pocos turistas han visitado ni visitarán en el futuro. Ya en 2013, el Arzobispado de Barcelona avisaba de que el distrito era el más pobre de la ciudad y se estaba quedando descolgado del resto en cuanto a estándares sociales.

Hoy en día poco ha cambiado y, según el Institut d'Estadística de Catalunya (IDESCAT), dos de sus barrios, Ciutat Meridiana y Vallbona, están entre los cinco más pobres de la ciudad. Esta idiosincrasia adversa, sin embargo, tiene su cara alternativa en la gran diversidad cultural del tejido social de la zona, pues es un distrito tradicionalmente de inmigración, creado a finales del siglo XIX para acoger a la población rural que acudía a Barcelona a trabajar en las fábricas.

Poco a poco fueron llegando también gentes de otros rincones del Estado, de modo que a principios de los años 30 del siglo pasado, el 40% de la población procedía de Murcia, Aragón y Valencia.

Nueve barrios que en realidad son trece

El distrito de Nou Barris no quedó definitivamente conformado hasta 1984, año en que se le otorga su actual nombre. Lo anecdótico es que a pesar de dicho nombre (Nueve Barrios en castellano), en realidad sean trece los barrios que lo conforman. La confusión procede de los años 70 y se debe a la publicación de la revista 9BARRIOS, que editaban las muy activas asociaciones vecinales.

Precisamente el asociacionismo ha sido uno de los principales motores reivindicativos de Nou Barris, ya desde los años 60 y 70 del pasado siglo. Es este asociacionismo, y el entendimiento con el consistorio municipal, el que alumbra en el año 2000 un festival basado en el flamenco, un género que en el distrito siempre ha tenido un fuerte arraigo por su población de origen andaluz. Así lo asegura el artista, comisario e investigador onubense Pedro G. Romero, muy vinculado a la zona.

“El flamenco en Nou Barris tiene un arraigo muy importante por causa de la acogida de la inmigración meridional en los años posteriores a la guerra, pero también por ser un conjunto de barrios de nueva construcción en que han vivido clases populares desde du creación, que son las que nutren al flamenco incluso en Barcelona, una ciudad con mucha más centralidad flamenca histórica de la que se piensa”, asegura Romero, que explica que el inventor de las charlotadas, los espectáculos cómico-taurinos, fue un vecino del barrio del Verdún, dentro del distrito: Carmelo Tusquellas.

“En la biblioteca de Les Roquetes [la del distrito] hay secciones dedicadas al flamenco, incluso secciones discográficas, algo que no encontrarás en las bibliotecas de otros distritos de la ciudad y que da idea del peso que ha tenido, también vitalizado por las distintas poblaciones gitanas que han pasado por el barrio”, añade el artista.

Festival Flamenco a Nou Barris: 2000-2017

“Fue en el año 2000 cuando se inició y entonces se llamaba Festival Flamenco a Nou Barris”, explica otro Pedro, en este caso Barragán, un arquitecto jubilado de origen melillense que trabajó en la transformación de la ciudad en los años ochenta y noventa, llegando a ser responsable de la remodelación de la Rambla Prim del Poble Nou.

Su vinculación flamenca le viene de su tierra natal, pero en Cataluña no ha disminuido, al contrario: Barragán es fundador de Sociedad Flamenca Barcelonesa El Dorado, con una gran actividad divulgativa y una programación estable que ha acogido a las principales figuras de esta música. Barragán, por otro lado y siempre desde El Dorado, trabajó en la organización del festival desde sus inicios, mucho antes de que se conociera como el Desvarío, y a pesar de que su sede no está en Nou Barris, sino en los aledaños al Parc de la Cuitadella, en el distrito marítimo de Sant Martí.

“El festival comenzó muy bien, trayendo a figuras muy importantes. En la primera edición, que duró tres días, vinieron Moraíto de Jerez con Fernando De la Morena y Barullo; el segundo día contó con Juan Habichuela con Rancapino y de telonero, por así decirlo, fue Arcángel, que hacía su debut en Barcelona como cantaor solista con la guitarra de Miguel Ochando”. Arcangel todavía no había lanzado su legendario primer disco con Virgin y producción de Javier Limón, así que el público de Nou Barris pudo descubrir al cantaor antes de que saltara al estrellato flamenco.

“El tercer día”, cuenta Barragán, “fue para Eva la Yerbabuena”. Para la segunda edición se contó con nombres como Chano Lobato, Pansequito, el Periquín, de nuevo Juan Habichuela, Esperanza Fernández con la guitarra de Miguel Ángel Cortés o el bailarín Israel Galván. A sucesivas ediciones del Festival Flamenco a Nou Barris acudieron Carmen Linares, Juan Habichuela, su hijo Juan José Carmona “el Camborio”, fundador de Ketama, José Menese e incluso Pintingo, que ahora llena grandes recintos con una oferta comercial.

Con este elenco, el festival parecía llamado a pervivir muchos años. Sin embargo, no fue así: “Estuvo como 17 años por ahí funcionando, ya con ciertos altibajos y al final dejó de hacerse”, explica el arquitecto y fundador de El Dorado. La pandemia fue su tiro de gracia, pero la regidoría del distrito decidió relanzarlo y para ello llamaron a las puertas de Pedro Barragán.

Desvarío flamenco en el mayor manicomio de Europa

“Yo hacía unos años que me había desvinculado, pero me propusieron relanzarlo y lo primero que pensamos fue en cambiarle el nombre; optamos por Desvarío”, aclara y explica el origen: “En el flamenco el desvarío es una palabra muy común que hace referencia a la pérdida del sentido de la realidad por el dolor, es un término muy flamenco”. Pero hay una razón más: “El festival se celebra en el patio de la Plaça Major de Nou Barris, en una zona que a finales del siglo XIX fue el manicomio más grande de Europa”.

Lo montó Emilio Pi i Molist, en el siglo XIX, un famoso intelectual y frenópata barcelonés que viajó por toda Europa con la intención de ponerse al día en cuanto a la construcción de instituciones psiquiátricas. Molist fue el primero en el Estado en pensar en la reclusión de las personas con enfermedades mentales para su mejor cuidado y atención.

“El concepto que se tenía en el siglo XIX es que los llamados locos eran peligrosos para la sociedad y por tanto debían estar apartados; Molist pensó que además tenían que vivir bien, así que construyó en las afueras, de Barcelona, en lo que hoy es la sede del distrito, una monumental institución psiquiátrica, el Instituto Mental de la Santa Creu”.

Actualmente solo queda una parte del edificio de la institución, que se ocupa en equipamientos, jardines y dependencias municipales, como la plaza del distrito donde se celebra Desvarío, y también en sedes como la del Parc Tecnològic, la incubadora de empresas del ayuntamiento. El resto de la superficie se ha dedicado a la construcción de vivienda.

Un Desvarío postpandémico

El festival se retoma tras la pandemia, en 2021, ya de la mano de El Dorado y con su nombre actual. “En aquella edición solo vendimos 300 entradas, porque había que hacer la separación y se hizo en septiembre en lugar de julio”, puntualiza Barragán. “En esa edición pusimos el acento en la generación de los nacidos en los 80 básicamente, y vino el Mati, que es un cantaor de aquí de Barcelona, pero que vive hace tiempo en Sevilla”, añade este arquitecto.

También estuvieron los hermanos Alfredo y David Lagos y la bailaora jerezana Leonor Leal entre otros. El tercer día fue para la también bailaora Patricia Guerrero, que explica Barragán que “fue acabar el festival y al mes siguiente le dieron el Premio Nacional de Danza del año 21”. Para el segundo año contaron con el guitarrita Pepe Habichuela y su hijo Josemi Carmona, entre otros, además de Javier Colina o de nuevo Arcangel, acompañado esta vez de Miguel Ángel Cortés.

Finalmente de 2023 el factótum del festival destaca la actuación del pianista David Dorantes con el contrabajista francés Renaud García-Fons. Pero también estuvo una figura revolucionaria y rabiosamente actual como la cantaora Rosario La Tremendita; de nuevo Miguel Ángel Cortés, esta vez acompañando a Esperanza Fernández y la guitarra del gran Rafael Riqueni.

Desvarío 2024: Chano, el Pele, Patricia Guerrero y mucho más

En cuanto al cartel de este año, Barragán recomienda todas las actuaciones. “El primer día, dedicado a la fusión entre flamenco y jazz, estará Chano Dominguez al piano, para verse sucedido después por el guitarrista Bolita, acompañado de la percusión de Paquito Fernández y Pablo Martín Caminero al contrabajo”, dice.

El segundo día es para El Pele, el consagrado cantaor cordobés estará acompañado en la guitarra por el también cordobés Niño Seve. Pero antes será el turno del que Pedro Barragán anuncia como “el gran tapao” del festival: el Turry. Este cantaor hijo del guitarrista Ricardo de la Juana y de la bailaora Rosa la Canastera, viene a presentarse en Barcelona con esta actuación. Barragán rememora aquel lejano 2000 en que el alosnero Arcangel conquistó la ciudad y avisa que “con el Turry podría pasar lo mismo”.

Y el tercer día el festival da lugar al baile de la compañía de Alfonso Losa, al que se une Patricia Guerrero. Al cante estarán Sandra Carrasco y el sevillano Ismael De la Rosa, El Bola. La otra actuación de la noche es muy especial para Barragan, pues su hijo Pedro, guitarrista flamenco, tocará para el espectáculo de las cantaoras Ana Brenes y Laura Marchal, ambas profesoras de la Escola Superior de Música de Catalunya (Esmuc).

“El espectáculo se llamará Belcante en referencia a la estética vocal que predominaba en Europa a principios de siglo: el bellcanto”, explica Laura Marchal en referencia a su actuación. “Nos moveremos a los años 20 del siglo pasado, donde el flamenco se comienza a profesionalizar, se graban los primeros discos y los flamencos se convierten en celebridades, por lo tienen que mover un poco el género a vertientes más comerciales, como los fandanguillos o los cuplés por bulerías”, añade la cantaora para ilustrar una actuación que promete ser muy peculiar.

Debates flamencos y arte contemporáneo

El festival, que en la vertiente más artística se desarrollará del 18 al 20 de julio en la plaça Major de Nou Barris, también tendrá un prolegómeno más teórico e intelectual de la mano de Pedro G. Romero, colaborador habitual del dorado y que este año cuenta con una instalación vídeo-documental en el MACBA, en la exposición Una ciutat desconeguda sota la boira. Noves imatges de la Barcelona dels barris.

Allí, en pleno museo y alternando con la obra expuesta por Romero, tendrán lugar los días 16 y 17 de julio cuatro debates entre artistas flamencos que combinarán la palabra con las actuaciones. “Mi idea es que los debates trasciendan de lo meramente teórico y se complementen con otras formas de expresarse como puedan ser el cante y el baile”, explica Romero para terminar diciendo que Desvarío “es un festival que ha superado todas las polémicas que enfrentan al flamenco y además tiene un cartel a la altura de los eventos que se puedan hacer en Sevilla o Madrid”. Y todo por 15 euros.

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