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“En el Bloc nos ha ido ido bien cuando nos hemos abierto y hemos sido generosos”

Nacida en l'Olleria, en 1978, y licenciada en Derecho, Àgueda Micó ha dado el paso de presentarse como candidata a secretaria general del Bloc Nacionalista Valencià en el séptimo congreso del partido, previsto para los días 21 y 22 de mayo. Micó cuenta con el respaldo del secretario general saliente, el presidente de las Corts Valencianes, Enric Morera, y de dirigentes como el conseller de Educación, Vicent Marzà, o el portavoz parlamentario de Compromís, Fran Ferri. Hasta ahora secretaria de organización del Bloc y también de Compromís, en el caso de ser elegida, Micó será la máxima dirigente del partido nacionalista y la portavoz política de una coalición que, tras las elecciones generales y el pacto con Podemos, se ha convertido en uno de los actores relevantes de la política española.

Usted es mujer, el puesto al que opta será incompatible por primera vez con un cargo público y la coalición en la que se integra su partido vive un momento álgido. ¿Hasta qué punto su candidatura a secretaria general implica una renovación en el Bloc?

En el Bloc estamos viviendo, como también en Compromís, un cambio de paradigma, porque acaba una etapa. Enric Morera empezó el año 2003 en una situación complicada, con el partido fuera de las Corts, y ha evolucionado a más, gracias al pacto con Esquerra Unida en 2007 y después a la coalición con la gente de Iniciativa, que se salió de EUPV... Yo era escéptica ante aquello y así lo expresaba a nivel interno. Pertenecía al sector del Bloc que no lo tenía claro. Pero poco a poco he visto que el valencianismo político tenía que abrirse a otras fuerzas. Era la forma de crecer. Eso tiene su parte buena y su parte mala, pero al final hemos alcanzado una situación inmejorable. Al fin y al cabo, cualquier partido político tiene el objetivo de gobernar. Es lo que siempre hemos buscado: estar en las instituciones para transformar la sociedad. Primero lo hicimos en el ámbito municipal y ahora a nivel de País Valenciano.

¿Y eso qué implica?

Pues que ahora nuestros instrumentos políticos, el Bloc y Compromís, no están preparados. De ahí el cambio de paradigma. Necesitamos en estos años convertir la organización política en un instrumento que dé un apoyo adecuado al trabajo institucional. Hemos de convertir el partido en un instrumento eficaz.

Dado que está apoyada por el propio Morera, ¿hasta qué punto es la suya una candidatura de continuidad?

El trabajo conjunto nos ha llevado al mismo camino. Es verdad que en 2012, de cara al congreso, Enric Morera me llamó y hablamos de mi integración. Creo que lo hizo muy bien, porque cohesionó el Bloc al incorporar a todas las sensibilidades. Yo venía de una sensibilidad diferente a la suya, y él fue muy generoso....

Alguna gente ha criticado a Morera porque no ha sabido plantarse y decir que no, algo que otra gente elogia en su actuación...

En el Bloc nos han ido ido bien las cosas y hemos crecido cuando nos hemos abierto y hemos sido generosos. Esas voces que dicen que Morera no debió abrir el partido a sensibilidades como la que yo podía representar tienen una visión equivocada, de cortijo. Durante estos cuatro años hemos tenido nuestras discrepancias internas, como es natural, pero todas y todos entendimos que había que ir hacia un proyecto, que era Compromís. Hemos intentado que Compromís fuera lo que nosotros pensábamos que debía ser. No todos en Compromís pensaban igual. Hemos estirado mucho de esa cuerda. El descontento ha aflorado tras las elecciones de mayo del año pasado.

¿A qué obedeció el impasse que se abrió después de un resultados electoral autonómico y municipal tan exitoso? Parecía que ningún dirigente quería mojarse a favor de la coalición con Podemos para las elecciones generales.

Veníamos de la configuración del nuevo Gobierno valenciano, con todo lo que implicó. Sabíamos que íbamos a tener un buen resultado, pero incluso nos sobrepasó. Fue magnífico. No imaginábamos que íbamos a obtener tantos diputados y casi medio millón de votos. Nuestras energías se canalizaron entonces a hacer el Consell del Botànic. Se abrió enseguida, sin tiempo a respirar, el panorama de las generales y surgió el tema del pacto con Podemos. Nos costó un poco ubicarnos.

¿Habrá alguna alternativa del sector crítico del Bloc a su candidatura?

No lo sé. Ellos tendrán que ver cuáles son sus posibles apoyos. Evidentemente, están haciendo una campaña para intentarlo, pero no sé si la acabarán presentando o no. Sacar adelante una candidatura implica disponer de un discurso, de unos argumentos y de unos apoyos. Y un discurso planteado solo a la contra o específicamente por la oposición al pacto con Podemos, me parece legítimo pero poco argumentable. Yo intentaré que no ocurra. Hablaré con todo el mundo para conseguir una lista de integración, con la que la mayoría de la gente del Bloc se sienta cómoda. Durante estos dos meses hasta el congreso lo veremos.

¿Cuáles son los objetivos que pretende conseguir en cuatro años al frente del Bloc?

Sobre todo, dotar al partido de fortaleza orgánica. Tenemos a nuestros cuadros gobernando. Somos un proyecto de base local muy fuerte que se ha visto debilitado orgánicamente porque todos están gobernando en las instituciones. Si no conseguimos recuperar la fortaleza orgánica, perderemos la oportunidad de que el instrumento político apoye adecuadamente a las instituciones. Hay que ayudar a quienes gobiernan con una estructura política, que permita crear redes.

¿Fortalecer el Bloc es debilitar Compromís?

No, en absoluto. Cuando hablo de fortalecer el Bloc, en realidad pienso en Compromís. Ya nadie tiene en Compromís la idea de fortalecer los partidos en contra de la coalición. Si soy elegida secretaria general del Bloc pasaré a ser portavoz de Compromís...

Y su relevancia pública surgirá del hecho de ser portavoz...

Claro.

¿Entonces, se puede decir que el Bloc actúa políticamente a través de Compromís?

La mayor parte de la base territorial de Compromís es la estructura del Bloc. Fortalecer el Bloc es fortalecer Compromís. Esos problemas que se ven públicamente a veces para tomar decisiones a nivel nacional no se trasladan al ámbito local y comarcal, donde Compromís funciona de forma más fácil.

Pero, más allá de la base comarcal clásica del Bloc, Compromís se ha convertido en una fuerza transversal de marcado componente urbano... Como en la misma ciudad de Valencia.

...Y en el llamado cinturón rojo, en l'Horta Sud, por ejemplo. Para nosotros, la ciudad de Valenciana es como una comarca y los barrios funcionan como si fueran colectivos locales. En ciudades más grandes reinventamos las estructuras locales y comarcales. Por eso, el modelo de separación de funciones nos va muy bien, no solo para apoyar a nuestros cargos públicos, sino también para hacer de contrapeso. Ahí tenemos una tarea fundamental para evitar que el gobierno se nos suba a la cabeza. Se trata de tener una especie de controlador de la acción de gobierno. Hemos de evitar lo que ha ocurrido a otros partidos. No podemos morir de éxito. Tenemos los pies en el suelo y somos muy autocríticos. Eso nos va muy bien.

Todos los partidos tienen asignaturas pendientes. En la historia del Bloc hay sombras de la época de su relación con Convergència i Unió, y en concreto de la financiación de la Fundación Valencianista i Demòcrata desde una de las fundaciones investigadas judicialmente en Cataluña.

Esa fundación no tiene nada que ver con nosotros. La Fundación Josep Lluís Blasco, a la que se refiere, no tiene relación orgánica con el Bloc.

Pero sí que la tienen las personas que forman parte de ella.

Desconozco el tema porque no formaba parte de la dirección en aquel momento, pero el Bloc no tiene fundaciones.  Podríamos tenerlas, porque nuestros estatutos lo prevén, pero no lo hemos desarrollado nunca. Es cierto que hay una relación muy estrecha con la Fundació Nexe y la Associació Cívica Valenciana Tirant lo Blanch. Esa es la relación que conozco y que creo que habría que cuidar mucho porque, casi sin querer, se han convertido en nuestro think tank.

¿Cómo funciona la financiación del Bloc? ¿Y la de Compromís? Con la envergadura que han adquirido, ¿no cree que se impone la transparencia?

Claro. Compromís es, jurídicamente, una coalición de tres partidos: Bloc, Iniciativa y Verds. A eso hay que añadir a la gente que se ha podido apuntar directamente a la coalición. Nuestra financiación se produce por esa coalición, en la que el Bloc representa el 60%, Iniciativa el 35% y Verds-Equo el 5%. Nuestros recursos humanos consisten en 12 liberados, distribuidos proporcionalmente al peso de cada grupo. Todo tiene ese equilibrio interno, aunque, en realidad, las decisiones se toman por consenso. Si no...

Ya se habría acabado Compromís.

Efectivamente. Las mayorías han de ser muy cualificadas. Si el Bloc e Iniciativa no estamos de acuerdo, no hay acuerdo. Eso es así. Hay una mayoría necesaria. Eso hace que, a nivel interno, alguna gente sienta a veces que, siendo mayoría, no puede ejercer esa mayoría.

Digamos que la mayoría no ha de ser solo cuantitativa sino también cualitativa. ¿No es así?

Así es. Pero a menudo eso cuesta porque aquel que tiene más siente también que cede más. De todas maneras, así funcionamos bien.

Volvamos a la financiación...

Las cuentas las llevamos conjuntamente en Compromís. Toda la contabilidad del Bloc, Iniciativa y Verds se integra en la de Compromís. Todos sabemos lo que tienen los demás. La carta financiera de todas las formaciones se ha equiparado. Un militante del Bloc, de Iniciativa o de Compromís tiene los mismos deberes y aporta lo mismo.

Usted va al congreso del Bloc con una ponencia política que apuesta decididamente por Compromís...

No puede ser de otra manera.

¿Cómo resumiría lo que se plantea en ella?

A ver. El Bloc es de donde venimos y representa el valencianismo político, pero el instrumento para hacer valencianismo que ha valorado la sociedad es Compromís. La gente del Bloc tenemos claro  que el nombre no hace la cosa. Y el instrumento no es el Bloc, es Compromís. También lo ven así Iniciativa y Verds-Equo. Para todos, el instrumento es Compromís. Tenemos que caminar hacia una estructura, en la que todo el mundo se sienta cómodo, pero que nos dote de una personalidad que vaya más allá de esa coalición electoral. Sobre eso hemos chocado a veces internamente por las diferencias de cultura política.

¿Cuál es la suya?

Yo entré en el Bloc en 2000 cuando era extraparlamentario. En aquella época, había colectivos locales que gobernaban ayuntamientos con mayor capacidad económica que el propio partido. La gente se ha empoderado mucho a nivel local y comarcal. Somos mucha militancia y muy acostumbrada a disponer de gran autonomía en sus colectivos locales.

¿Cuántos afiliados tiene el Bloc?

Cerca de 3.300.