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Muchas fichas, un ganador

Chus Villar

Los partidos de la oposición y sus candidatos van moviendo ficha ante la inminencia de las elecciones autonómicas y las sorpresas que éstas deparan esta vez. Sólo quedan 54 días para las elecciones pero aún sigue habiendo cambios, cábalas e incógnitas. Los periodos preelectorales aburridos, en los que estaban cantadas desde mucho antes quiénes serían las voces cantantes parecen haber pasado a la historia, al menos en un futuro a medio plazo, pues en un año se han producido más novedades que en toda una década.

En la línea de sumar votos de izquierda ante el descenso que se le augura (y del que se ha servido un aperitivo en las elecciones andaluzas), Esquerra Unida irá a las elecciones de la mano de Esquerra Republicana, Els Verds y Alternativa Socialista (escisión del PSOE formada en 2013). Si atendiésemos a los resultados de los últimos comicios, de 2011, EU, que obtuvo 144.000 votos, hubiera logrado sumar así 43.000 de los dos primeros partidos, más los que pudiese ahora arrancar de Alternativa. Aunque es evidente que no podemos hacer esa extrapolación y que los sondeos apuntan a una bajada de intención de voto hacia estas formaciones, la idea de la confluencia es la más inteligente ante la dispersión del voto de izquierdas.

De todos modos, un mejor contrapeso de su previsible caída realizaría EU si hubiese confluido también en una candidatura coaligada con Podem, gran beneficiaria de su enflaquecimiento y una formación con la que comparte una gran parte de puntos programáticos, algo que sí ha sido posible para algunas elecciones, pero no como pacto global tampoco para las locales.

No obstante, previsiblemente Podem y Esquerra Unida no deberían tener grandes problemas para realizar actuaciones convergentes de cara a la investidura de un candidato de la actual oposición. En principio, tampoco habría muchas distancias iniciales en cuanto a proyectos con Compromís. La duda está en los candidatos a presidente que cada uno estaría dispuesto a apoyar, pues si en un principio cabría pensar que un Ximo Puig al frente de la lista más votada podría haber obtenido el apoyo de un tripartito, digamos, “tradicional”, la aparición de Podem y Ciutadans cambia bastante las cosas.

Tanto Podemos como el PSPV son esclavos de sus palabras y toma de posturas iniciales, y también de las elecciones nacionales que quedarán por celebrarse tras las autonómicas: no sería coherente que Podem diese su sí (¿quizás sí una abstención?) a un miembro de “la casta” ni que los socialistas apoyasen a Antonio Montiel, candidato del partido que es su segundo rival estatal tras el PP. En este escenario, quizás Mónica Oltra podría salir favorecida, aunque también es posible que los partidos piensen, de un vez por todas (no estaría mal) en clave autonómica más que en la estrategia electoral. Todas estas piezas-candidato seguro que también están haciendo sus movimientos conversacionales en estos días.

Ciutadans será clave en el proceso. Es difícil, por los mismos motivos que dificultan un apoyo de Podem al PSPV, que la formación de Carolina Punset de su respaldo a Alberto Fabra, aun suponiendo que los votos de ambos sumasen una mayoría.

¿Y qué decir de los movimientos del errante y descaminado Toni Cantó? El candidato de UPyD a presidir la Generalitat es uno de los que más claro ve lo que cambian las cosas en unos meses. De formación emergente destinada a copar el centro desencantado con los grandes partidos a formación dividida en vías de desaparición. En él observamos los desesperados intentos por avanzar con cada vez menos casillas seguras: de Ciudadanos a UPyD (como le ha recordado Punset), de rechazar la coalición con Ciudadanos a ser uno de sus principales defensores cuando ve que sus piezas, con una reina tocada de muerte, van a perder la partida. Cantó quiere, sobre todo, permanecer en política, pero ahora se encontrará con que va a ser difícil que sea algo más que un peón en unas listas de Ciutadans ya elaboradas.

Un interesante tablero el de este juego político, cuyo ganador final esperemos que ningún jugador olvide que debe ser la ciudanía de la Comunidad Valenciana.

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