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¿Qué alimentos podemos cocinar aun estando congelados?

Marta Chavarrías

26 de septiembre de 2024 22:29 h

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Tras un largo día de trabajo, llegamos a casa y… ¡sorpresa! Nos hemos olvidado sacar del congelador la cena. Esas pechugas de pollo que teníamos previsto preparar todavía están congeladas y no tenemos tiempo para descongelarlas antes de cocinar. Nuestro primer instinto puede llevarnos a preparar cualquier otra cosa rápida por la falta de tiempo y de previsión. Sin embargo, quizás no sea necesario hacerlo —siempre que sigamos una serie de medidas preventivas, eso sí—.

A todo lo que debemos tener en cuenta sobre cómo debe ser este proceso de congelación y también el de descongelación de alimentos para no llevarnos sorpresas desagradables, añadimos una nueva premisa más: la de cómo cocinar los alimentos congelados. ¿Cuáles son estos alimentos que podemos cocinar congelados? ¿Vale todo a la hora de hacerlo? ¿Qué precauciones debemos tener?

Alimentos que podemos cocinar congelados

Con tantos grupos de alimentos que tenemos a nuestra disposición puede ser difícil perdernos y saber cuáles son seguros para cocinar directamente después de salir del congelador y cuáles no, además de saber cómo tenemos que prepararlos.

Como indica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), estamos hablando sobre todo de alimentos como verduras, hamburguesas y productos de pastelería, entre otros. Tal como indican los expertos, solo podemos usar este método cuando así esté indicado en la etiqueta y siguiendo las normas de preparación. Porque no todo vale a la hora de cocinar un producto congelado puesto que algunos necesitan que se manipulen con precaución.

Por tanto, si bien cocinar alimentos congelados es sencillo y no compromete ni el sabor ni la calidad nutricional, hay algunas reglas muy importantes que tendremos que seguir cuando lo hacemos.

¿Qué debemos tener en cuenta al cocinar un alimento congelado?

La respuesta depende del tipo de alimento del que estemos hablando. Lo primero que debemos tener en cuenta es que cualquier producto congelado tarda un poco más en cocinarse que uno fresco, por tanto, el tiempo de cocción deberá ser distinto. Lo que sí es importante: tenemos que manipular los productos congelados de manera similar a los alimentos crudos en cuanto a su preparación, ya que ambos pueden contener bacterias y, si no los cocinamos por completo, pueden provocar problemas.

La carne, por ejemplo, es un alimento complejo en este sentido: si se cocina de forma incorrecta puede quedar expuesta a una variedad de bacterias –aunque también es verdad que no todas las carnes requieren el mismo nivel de preparación—. Por ejemplo, las aves de corral, como el pollo, aunque podremos cocinarlo congelado, lo mejor es dejar que se descongele un poco en la nevera antes de cocinarla.

Hay que tener especial cuidado con esta carne porque los tiempos de cocción serán muchos más largos para que se puedan eliminar todas las bacterias dañinas. No es recomendable, en cambio, cocinar aves enteras ni trozos muy grandes congelados porque es posible que no se cocinen bien en el interior. Ni se debe asar ni saltear el pollo congelado por varias razones: si el exterior del pollo se cocina y el interior permanece frío, pueden crecer bacterias dañinas.

Tampoco se recomienda cocinar la carne de pollo con un algún tipo de cocción lenta porque puede permanecer en la zona de peligro (entre los 4ºC y los 65ºC) durante mucho tiempo, lo que aumenta el riesgo de que se produzcan enfermedades transmitidas por los alimentos. Obtendremos un resultado mucho mejor si la horneamos o la cocinamos a fuego lento en algún tipo de salsa.

La clave para cocinar pechugas, muslos o alas de pollo deshuesadas congeladas es cocinarlas el doble de tiempo de lo que lo haríamos normalmente, a una temperatura un poco inferior a la que lo haríamos si no estuviera congelada. Aunque, si podemos, en el caso de la carne de pollo, siempre será mejor dejar que se descongele un poco en la nevera y cocinar después.

La carne picada también se puede cocinar congelada. Para ello, tendremos que colocarla en una sartén a fuego lento y moverla hasta que empiece a deshacerse. Solo aumentaremos la temperatura del fuego una vez se haya deshecho, de manera que conseguiremos freírla hasta que quede cocinada de manera uniforme.

El pescado también admite la cocción aunque esté congelado. Lo podemos asar a la parrilla, al vapor o saltear. Pero antes es recomendable enjuagarlo con agua fría para eliminar la escarcha o el hielo, secarlo bien con papel de cocina, untarlo con un poco de aceite y cocinarlo hasta que esté bien hecho.

Tanto en el caso del pescado como en el de la carne es importante que los alimentos tengan un mismo grosor para que, cuando los ponemos en la sartén, toquen la superficie de manera uniforme. De esta manera nos evitaremos zonas o bien demasiado cocinadas o, por el contrario, un poco crudas. Esto es especialmente útil en el caso de filetes o hamburguesas.

Pero si hay un grupo de alimentos que toleran bien la cocción aun estando cocinados estas son las verduras: es una manera de tenerlas a mano para preparar una comida rápida y saludable que respeta muy bien todos los nutrientes. Basta con hervirlas en agua caliente o saltearlas. No se recomienda, sin embargo, cocinar las verduras congeladas en el horno o al vapor ya que podrían reblandecerse rápidamente. Debemos tener cuidado de que no queden demasiado empapadas y carezcan de sabor y textura.

Otro gran aliado nuestro es la sopa congelada, que sin duda podemos hervir directamente sin necesidad de descongelarla. Solo necesitamos una cacerola lo suficientemente grande para que quepa toda y dejarla a fuego medio hasta que se descongele.

Y cómo no, muchos alimentos preparados como las pizzas que encontramos en los pasillos del supermercado se pueden cocinar directamente del congelador. Antes deberemos comprobar que el envase así lo indica.