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¿Cuáles son las principales causas de infelicidad entre los niños españoles?

Imagen: Pezibear

Cristian Vázquez

No pasar junto a sus padres todo el tiempo que necesitan: esa es la principal causa de infelicidad de los niños en España. Carecer de tiempo suficiente para jugar y ser castigados por sus malos comportamientos son las otras dos razones más frecuentes. De todos modos, solo uno de cada diez niños españoles no es feliz. Esas son las conclusiones del II Estudio sobre felicidad e infancia, una encuesta realizada por la empresa Imaginarium.

El estudio, basado en las respuestas de 4.713 madres y padres de niños de hasta doce años de edad, señala que casi la totalidad de los encuestados (casi el 99 %) cree que la felicidad de los niños pasa por compartir con ellos tiempo de calidad, pero solo el 68 % dice hacerlo. Dos de cada cinco adultos sienten que sus hijos les echan en falta en determinados momentos del día, y cuatro de cada cinco están convencidos de que compartirían más tiempo de calidad con sus hijos si sus horarios laborales fuesen más flexibles.

Según la percepción de sus padres, la felicidad de los niños disminuye con el paso de los años: entre los niños de hasta dos años, solo el 8% son infelices, pero la cifra aumenta con la franja etaria hasta trepar al 23% en los niños de entre 9 y 12 años. Es decir, casi un cuarto de los preadolescentes no son felices. A medida que los menores crecen “los desafíos a los que se enfrentan también son mayores, sobre todo cuando la parte de socializar con iguales se convierte en algo fundamental en sus vidas”, apunta la psicóloga clínica Ana Saro en el documento.

A todo esto, ¿qué es la felicidad? Se trata de un concepto subjetivo y muy difícil de definir. Por otra parte, a mucha gente le cuesta tener consciencia de la propia felicidad y solo la reconoce cuando la ha perdido. En este sentido, el citado estudio destaca que, siempre según la opinión de sus padres, la mitad de los niños españoles son felices pero tienen dificultades para expresarlo. Solo un 18% son felices y lo saben y valoran la suerte que tienen, mientras que otro 12% de los menores “solo son conscientes cuando les explican lo afortunados que son y los esfuerzos que se hacen por ellos”.

La felicidad infantil y las condiciones de vida

Por su parte, ya en 2012 Unicef presentó el informe El bienestar infantil desde el punto de vista de los niños. Como lo aclara desde el título, el trabajo dejaba de lado la tendencia de analizar a los pequeños a partir de la mirada de los adultos: los consultaba a ellos. Se focalizaba en alumnos de 1º de la ESO, es decir, de 12 o 13 años.

El documento definía el bienestar subjetivo infantil como “el conjunto de percepciones, evaluaciones y aspiraciones de los niños acerca de sus propias vidas”, y destacaba algunas características de los niños que se podrían considerar “más felices”: disponen de más bienes materiales y culturales, y en general viven en un solo hogar familiar, en el cual consideran que tienen su propio espacio; ambos progenitores están presentes y ambos tienen un nivel de estudios elevado.

Estos niños, además, viven con al menos dos adultos que tienen trabajo remunerado, en el último año han estado al menos una semana de vacaciones fuera de casa, y se sienten más seguros y más escuchados, tanto en el hogar como por sus profesores y por el ayuntamiento. En el extremo opuesto se encuentran los niños que se quedan “al margen”. Muchas de sus condiciones de vida también respetan ciertos patrones y se constituyen de esa forma como causas de infelicidad.

Estos niños sienten que no pueden participar en las decisiones que se toman en su hogar, se sienten inseguros allí o en la escuela, en el último año han cambiado las personas con las que viven, han repetido algún curso escolar, tienen progenitores que no han completado la educación primaria, y muchos de ellos han nacido fuera de España. Es común también que en el hogar no haya ningún adulto con trabajo remunerado. Cuando estos niños necesitan medios tecnológicos como ordenadores, teléfonos móviles o internet, a menudo no acceden a ellos.

En este sentido, por cierto, un informe reciente del Comité Español de Unicef y la Universidad Autónoma de Barcelona ha alertado sobre el hecho de que, cada año, “demasiados” niños y adolescentes quedan fuera del sistema educativo español, el cual “tiene poca capacidad de incluir a los ‘diferentes’”.

Lo difícil de medir la felicidad

Más allá de estas causas de infelicidad, de acuerdo con los citados informes, la gran mayoría de los niños en España son felices. Según la encuesta de Imaginarium, los niños que no son felices constituyen el 10 % del total. Si se trata de una cifra alta o baja, depende, como se suele decir, del cristal con que se mire.

El proyecto Children’s World -una “encuesta internacional sobre el bienestar infantil” organizada por la Fundación Jacobs, con sede en Suiza- recogió las respuestas 53.000 niños, de entre 8 y 12 años, de un total de quince países. España fue uno de esos quince países, representada por 3.801 niños, todos de Cataluña. Al igual que en el informe de Unicef, en este caso se consultó a los niños y no a los adultos.

Cuando se les preguntó por el grado de bienestar que sentían en sus vidas, el 56,8% de los niños españoles indicó la puntuación más alta (10 sobre 10), lo que dejó a nuestro país en el décimo lugar de esta clasificación y por debado de la media (61,5%). El país donde más niños dieron la mayor puntuación a su bienestar fue Turquía (78 %), seguido por Rumanía, Colombia, Israel, Argelia, Sudáfrica, Noruega, Estonia y Nepal. Por debajo de España quedaron Polonia, Reino Unido, Alemania, Etiopía y Corea del Sur (donde apenas el 39,5 % de los niños dio esa respuesta).

Queda claro que, si la felicidad es difícil de definir, parece aún más complicado medirla y compararla. En la última lista del World Happines Report, el “Informe sobre la Felicidad Mundial” que se actualiza cada año a partir de datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), España ocupa el puesto 34 y -con excepción de Noruega e Israel-, está por encima de todos los países que la superan en el Children’s World.

Es cierto que en un caso se habla de felicidad de toda la población y en el otro, solo en la infancia, la diferencia entre ambas da una idea de las dificultades que plantea una medición de la felicidad y el bienestar. Pese a esas dificultades, parece evidente la importancia de atender a las necesidades más elementales de los niños, como sus cuidados básicos, salud y educación, así como el hecho de que sus padres compartan con ellos tiempo de calidad. Son objetivos para procurar la felicidad, ese concepto tan difícil de definir pero que se hace sentir, sobre todo cuando no está.

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