“Allí será el llanto y el crujir de dientes”. Es curioso que la descripción del infierno en el evangelio de Mateo incluya un trastorno muy común en nuestra sociedad moderna. Según datos de 2020 de la Sociedad Española De Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO), se calcula que el 70% de la población adulta en España padece bruxismo.
El bruxismo es un trastorno en el que una persona aprieta o rechina los dientes de manera inconsciente, ya sea durante el día o, más comúnmente, mientras duerme. No se limita a una edad específica y afecta tanto a niños como a adultos. Aunque las causas del bruxismo son múltiples, se considera que factores como el estrés, la ansiedad, una mala alineación de los dientes o los trastornos del sueño pueden tener un papel muy importante en su desarrollo. También puede ser un síntoma de trastornos psicológicos.
El doctor Vicente Jiménez López es odontólogo especializado en oclusión, según aclara: “Cómo encajar los dientes de arriba con los dientes de abajo”. Muchos de sus pacientes no son conscientes de padecer bruxismo cuando acuden por primera vez a la consulta. “Si tienes problemas de mala oclusión se van a crear unas sobrecargas musculares a todos los niveles que producen la serie de trastornos que trae consigo el bruxismo: dolores faciales o en las sienes, donde está el músculo temporal o el músculo masetero que cierra la boca. Lo que comentan los pacientes es que tienen dolores de cabeza y en realidad son dolores musculares”.
La mala oclusión y el roce de las coronas produce un desgaste de los dientes, y con ello una reducción de la altura de las piezas. Esto quiere decir que para cerrar la boca, por ejemplo al masticar, es necesario que los músculos ejerzan más fuerza para conseguir que entren en contacto los dientes de arriba con los de abajo.
Con una mala oclusión se van a crear unas sobrecargas musculares a todos los niveles que producen la serie de trastornos que trae consigo el bruxismo: dolores faciales o en las sienes, donde está el músculo temporal o el músculo masetero que cierra la boca
El bruxismo puede clasificarse en dos tipos principales:
- Bruxismo del sueño: ocurre durante el sueño y suele ser más difícil de autodiagnosticar debido a la falta de conciencia del individuo sobre su comportamiento. A menudo, es identificado por un compañero de cama o mediante signos como el desgaste dental y dolor en la mandíbula al despertar.
- Bruxismo diurno: se da durante las horas de vigilia y puede estar asociado con emociones como la ansiedad, el estrés, la concentración o la ira.
El bruxismo también puede ser primario o secundario. Mientras que el bruxismo primario no está relacionado con ninguna otra afección médica, el bruxismo secundario se asocia a trastornos neurológicos o aparece como un efecto secundario de ciertos fármacos.
Además del desgaste de las piezas, los síntomas del bruxismo pueden incluir dolores de cabeza, dolor en la mandíbula y, en casos más graves, alteraciones de la articulación de la mandíbula que podrían requerir cirugía correctiva. A largo plazo, el bruxismo puede causar daños significativos en los dientes, incluyendo fracturas y pérdida de piezas.
Entre otros, el estrés emocional, el consumo de tabaco, alcohol o café, el síndrome de apnea del sueño y los trastornos de ansiedad se reconocieron como factores importantes entre los adultos. En niños y adolescentes, además de la angustia, predominaron las anomalías de comportamiento y las alteraciones del sueño.
Para el odontólogo Jiménez “es un problema que está interrelacionado con muchos factores, en especial el estrés. En este caso es una causa física porque estás rechinando los dientes con tensión, apretando. También puede influir el reflujo ácido de tu estómago, comer mucho ácido o vomitar, que crea un medio ácido más favorable para que se desgasten los dientes”.
Cómo saber si padeces bruxismo
Saber si padecemos bruxismo puede ser difícil. Se ha descubierto que alrededor del 80% de los episodios de bruxismo no van acompañados de ruido, por lo que un gran porcentaje de adultos y niños no son conscientes. Una revisión de estudios sobre este trastorno formuló un sencillo cuestionario para la detección de bruxistas:
- ¿Alguien te ha oído rechinar los dientes por la noche?
- ¿Alguna vez sientes fatiga o dolor en la mandíbula al despertar?
- ¿Alguna vez te duelen los dientes o las encías al despertar?
- ¿Alguna vez experimentas dolor de cabeza temporal al levantarte por la mañana?
- ¿Rechinas alguna vez los dientes durante el día?
- ¿Alguna vez has apretado los dientes durante el día?
Cómo se trata el bruxismo
El tratamiento del bruxismo busca aliviar los síntomas y prevenir daños dentales adicionales. Las estrategias iniciales pueden incluir el uso de férulas o protectores bucales nocturnos para proteger los dientes. Esta férula oclusal se fabrica con plástico duro de resina acrílica y sirve para evitar daños mayores.
Para Vicente Jiménez, la férula “sirve para tratar el síntoma pero no el origen. Si tienes mucho dolor a nivel muscular, por supuesto, te tendrás que poner una férula para evitar que esos dientes se sigan desgastando”. Para el odontólogo, la solución pasa por conseguir una buena oclusión: “Hay que procurar que se ejerzan las menores fuerzas posibles en la boca, que encaje todo perfectamente bien, no haya zonas de desgaste, no haya zonas en los dientes que tropiezan ni zonas que estén descentrando la mandíbula cuando aprietas, porque si cierras la boca y encuentras un obstáculo, la boca rechina hasta que consigue encajar”.
El bruxismo funciona como un círculo vicioso en el que el desgaste o la mala oclusión producen tensión, que a su vez puede causar dolor, insomnio y más tensión, agravando el problema
Además, se han obtenido resultados positivos con el tratamiento psicológico con enfoque conductual para aumentar la conciencia del paciente sobre el trastorno, la relajación, el estilo de vida y la mejora de la higiene del sueño. El uso de fármacos, como el bótox, debe limitarse a períodos cortos y casos graves en los que los dispositivos oclusales y los tratamientos psicológicos son ineficaces.
El bruxismo funciona como un círculo vicioso en el que el desgaste o la mala oclusión producen tensión, que a su vez puede causar dolor, insomnio y más tensión, agravando el problema. Para el doctor Jiménez “hay gente que tiene mucha tensión, pues por el entorno de trabajo, familiar o los mil problemas que puedes tener a nivel personal. Si sigues toda tu vida con esa tensión, pues seguirás toda tu vida rechinando los dientes”, afirma.
“Para tratarlo, necesitarás probablemente tocar varias áreas, la oclusión, el tratamiento psicológico y la fisioterapia”, explica Jiménez. “El cuerpo humano para mí es la máquina perfecta. A una persona que lleva años apretando y nadie le ha ayudado, cuando de repente le pones algo en la boca hace que esté más cómoda, su cuerpo empieza a regenerar el músculo dañado. Si tu cuerpo toma conciencia de que le estás intentando ayudar a recuperarse, va a cooperar para que eso sea así”, concluye.
*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.
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