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La inflación se desploma al 3,3% en marzo por la caída de electricidad y carburantes

El Gobierno admite que, en estos momentos, es prioritario analizar la resistencia a bajar de los precios de la alimentación. “Hay que vigilar los márgenes de la empresas de este sector”, señaló este martes la vicepresidenta Nadia Calviño.

Daniel Yebra / Cristina G. Bolinches / Ana Ordaz

30 de marzo de 2023 09:04 h

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La inflación se desplomó al 3,3% en marzo por la caída de electricidad y carburantes, según el dato del IPC (Índice de Precios de Consumo) avanzado por el INE. Las subidas de precios se moderan a su nivel más bajo desde agosto de 2021 por el descenso de la energía desde el extraordinario pico que provocó la invación rusa de Ucrania hace un año.

En cambio, el IPC subyacente, que excluye de su cálculo precisamente energía y los alimentos no elaborados y que no está marcado por el escalón estadístico, se mantiene cerca de máximos, en el 7,5% respecto al mismo mes de 2022. La crisis energética se ha convertido en una crisis de inflación extendida a toda la cesta de la compra, con especial incidencia en la alimentación.



Este contagio de las subidas de precios se observa también en el dato mensual: el IPC general subió un 0,4% respecto a febrero pese a la caída de la energía. Mientras, el índice subyacente saltó un 0,7%, el mayor avance de un mes a otro desde octubre.

“Buen dato de inflación interanual y freno en la subida de la inflación subyacente. Sabíamos que el índice general se iba a comportar así y que la subyacente iba a ser mucho más rígida. Preocupante la subida mensual en ambas. No han terminado los problemas de los precios”, opina el economista José Moisés Martín.

“La caída de precios de energía se ha visto ayudada por efecto base, pero ojo que veremos el efecto opuesto en los últimos meses del año. La subyacente debería empezar a caer gradualmente a partir de ahora”, considera, por su parte, Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics.

“La bajada sostenida del precio de la electricidad, gracias a la solución ibérica y al resto de medidas adoptadas, ha sido clave para que la inflación española se sitúe entre las más bajas de Europa”, defienden desde el Ministerio de Asuntos Económicos.



“Esta menor inflación está favoreciendo la competitividad de las empresas españolas, como ponen de manifiesto las ganancias de cuota de mercado y el aumento de las exportaciones de bienes y servicios, incluso en el complejo contexto económico internacional”, continúan.

Las presiones inflacionistas se mantienen

Hasta el dato de marzo, marcado por el efecto escalón desde los máximos de hace un año, “la senda de desaceleración que caracterizó la evolución de la inflación general desde mediados de 2022 —debida, fundamentalmente, a los menores precios de la energía— se vio truncada en los primeros meses de 2023 con un leve repunte de la inflación, hasta el 6% en febrero—”, recuerda el Banco de España.

“Este repunte se explica, principalmente, por el impacto de la eliminación a finales de 2022 de la bonificación a los carburantes para los consumidores no profesionales y por diversos cambios metodológicos introducidos por el INE en el cómputo del IPC a partir de enero de 2023 y la revisión anual de las ponderaciones [de los distintos bienes y servicios, según los patrones de consumo]”, continúa la institución.

“Por su parte, los precios de los alimentos aceleraron ligeramente su ritmo de crecimiento en los primeros meses del año, pese al impacto de la reducción del IVA sobre algunos alimentos esenciales en vigor desde inicios de 2023”, incide el Banco de España.

“Aunque la desaceleración de los costes energéticos registrada a partir del otoño de 2022 y, más recientemente, la de los precios de producción podrían reducir —con un cierto retardo— las presiones inflacionistas subyacentes en los próximos trimestres, a corto plazo la magnitud de dichas presiones aún es muy elevada”, concluye.

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, reclamó este martes a toda la cadena alimentaria que traslade la reducción de los costes por la caída de la energía y las ayudas directas y baje los precios que pagan las familias.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta adelantó que “la inflación va a ser inferior en 2023, cerca de la mitad, respecto a 2022”. Pero admitió que, en estos momentos, es prioritario analizar la resistencia a bajar de los precios de la alimentación. “Hay que vigilar los márgenes de la empresas de este sector”, destacó.

En la misma línea, insistió en la necesidad de alcanzar un pacto de rentas que incluya los márgenes empresariales en general y no solo los salarios. La vicepresidenta económica reconoció que algunas empresas están aprovechando la inflación para mejorar sus beneficios, aunque incidió en la heterogeneidad entre sectores.

El miércoles se celebró la reunión ordinaria del Observatorio de la Cadena Alimentaria, sin que se acordaran nuevas medidas. En este observatorio están todos los actores que la integran, desde el sector primario, hasta la distribución (súper e hipermercados), pasando por la industria alimentaria.

Más subidas en los supermercados

En el dato adelantado del IPC de marzo no hay detalles sobre va la cesta de la compra, pero consultoras especializadas reiteran que no hay tregua. La firma NIQ asegura que los carritos tienen menos cosas pero son significativamente más caros. En concreto, en volumen la caída de ventas es del 2,6%, con datos al cierre de febrero, con los precios un 15,4% más altos en el gran consumo, que tiene en cuenta alimentación, droguería y cuidado personal. Solo en alimentación, cifra el aumento de precios en las grandes cadenas en el 16,5%, respecto a febrero de 2022.

Esta consultora también desglosa los productos con mayores y menores subidas, incluso alguno que baja. Entre los primeros, los lácteos. En febrero, dentro del gran consumo, se disparó la mantequilla, un 31,8%; los quesos blancos pasteurizados, un 27,3%. También, la leche líquida y las bebidas vegetales, con una subida del 26%. En cambio, según NIQ, donde menos presión hay es en droguería y perfumería. Dentro de estas, el maquillaje incrementa su precio un 4,3%, los suavizantes de la ropa; un 3,4% y los productos de tratamiento facial han recortado su precio más de un 2%.

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