Camisetas con un estampado repetido por todo el tejido donde se leía la palabra “depresión”, con el mensaje “come menos”, con el logo del PSOE -aunque sin mencionar al partido político, al que no se pidió permiso para usarlo-, o una en la que se deja entrever que, en Irlanda, el yoga tiene más que ver con el coma etílico que con la disciplina de origen indio. La cadena Urban Outfitters no ha esquivado la polémica al decidir qué prendas poner en el mercado.
Y, en la recta final de 2023, la enseña estadounidense ultima su desembarco en Madrid. Lo hará en plena Gran Vía, una de las arterias comerciales de la capital. Ocupará el espacio de la extinta boutique de alta costura 'Modas Gonzalo' y del antiguo cine Rex, una de las salas de cine históricas que cerró hace años.
En 2021, el Ayuntamiento, con los votos a favor de PP, Vox y Ciudadanos, dio luz verde a la conversión del local en uso terciario. En total, una tienda de casi 2.000 metros cuadrados. Urban Outfitters no estará sola. Junto a su establecimiento habrá un restaurante de la cadena La Mafia se sienta a la mesa.
La reconversión de un cine en tienda de ropa se ha convertido en una constante del replanteamiento de la Gran Vía en las últimas décadas. Otro gigante del comercio mundial, Uniqlo, ocupa el espacio que albergó el cine Avenida, que apagó su proyector en 2007. Y antes que el grupo japonés, el edificio tuvo como inquilina a la multinacional sueca H&M. Lo mismo ocurrió con el Imperial, que echó el cierre a principios de siglo. Hoy comparten allí fachada la catalana Mango y la irlandesa Primark.
Al margen de que Urban Outfitters sea el artífice de otra de las reinvenciones comerciales del centro de Madrid, la apertura también supone un avance en España de la multinacional del textil. Hasta ahora había realizado su expansión aquí con cuentagotas.
La estadounidense lleva años en Barcelona. La capital catalana cuenta con dos Urban Outfitter. Uno en el espacio comercial El Triangle, situado en Plaza Catalunya. Otro, en otro centro comercial, La Maquinista. También lo intentó con otra cadena del grupo, Anthropologie, que abrió antes de la pandemia en Passeig de Gràcia, pero cesó su actividad en 2022.
Las camisetas polémicas
A lo largo de los últimos años, Urban Outfitters ha sido protagonista de varias polémicas. Una de las más relevantes ocurrió en 2014. La multinacional tuvo que retirar un modelo de sudadera con un estampado rojo desteñido y el logo de Kent State University. Ese campus, situado en el Estado de Ohio, fue escenario de una de las mayores protestas en los años 70 contra la Guerra de Vietnam, con una violenta represión policial y nueve estudiantes asesinados.
La compañía pidió disculpas. “Nunca fue nuestra intención aludir a los trágicos eventos que tuvieron lugar en Kent State en 1970 y nos entristece mucho que esta prenda se haya percibido como tal”, aseguró.
“Las manchas rojas son la decoloración del tono original de la prenda y los agujeros son del desgaste natural. Una vez más, lamentamos profundamente que este artículo haya sido percibido de forma negativa y lo hemos eliminado inmediatamente de nuestro sitio web para evitar más molestias”, justificó.
También generaron controversia, aunque muy diferente, sus camisetas donde se repetía la palabra “depresión” o se incluía el mensaje “come menos”. O la del logo del PSOE. En 2017, la marca Stussy utilizó el símbolo del puño y la rosa en una prenda que se comercializó a través de la web de Urban Outfitters en EEUU. La formación política reaccionó vendiendo su propia versión de las camisetas, aunque también amenazó con emprender acciones legales en defensa del logo y la marca del partido, obra del diseñador José María Cruz Novillo.
Una actividad con altibajos
El negocio de Urban Outfitters -que comparte nombre con su sociedad matriz- es una combinación de prendas propias y marcas de terceros. Por ejemplo, en su comercio online se pueden encontrar artículos de Adidas, Polo Ralph Lauren o las sandalias Birkenstock, entre otras. También muebles o artículos de decoración. Incluso pequeños electrodomésticos, como cafeteras.
Los últimos meses no han sido los mejores para la enseña. En su última presentación de resultados, del primer trimestre, la matriz apuntó que había sido un periodo decepcionante para la marca por la debilidad del negocio en Estados Unidos y en Reino Unido, con caídas de ventas de más de 10%, aunque el resto de Europa avanzaba en positivo. Sin embargo, no da cifras sobre España.
Apuntó como causa de ese descenso al entorno macroeconómico. También destacó que había logrado recortar los artículos en almacén en un 15%. Los inventarios fueron un serio problema para gran parte de las empresas de comercio textil. Con los problemas en las cadenas de suministro trataron de acaparar prendas para evitar quedarse sin stock y, en cambio, luego fue difícil darles salida en el mercado.
La marca sufre, pero a la sociedad de cabecera le va bien. En ese primer trimestre -aún no ha dado datos del segundo- apuntó un alza de ingresos de casi el 6%, hasta 1.113,6 millones de dólares (casi 1.021 millones de euros), mientras que su beneficio se disparó un 67%, hasta 52,8 millones de dólares.
Esa evolución al alza tiene que ver con la marcha de otras marcas, como Free People, que no tiene presencia en España, con un repunte de ventas del 17%; y la citada Anthropologie, con un 13%. En Estados Unidos también tiene otros conceptos de negocio, como Nuuly Rent, que permite alquilar ropa por una tarifa fija a lo Netflix; o una marca que está ligada a la restauración y el catering, Menus & Venues.