Mercedes da (algo de) esperanzas a los amantes de los coches con motor de combustión
Hubo un tiempo en el que Mercedes-Benz decía que, a partir de 2030, “sólo” vendería coches eléctricos. No hace ni tres años cuando, en julio de 2021, la firma con sede en Stuttgart aseguraba “estar acelerando hacia un futuro libre de emisiones” a través de un cambio de paradigma. Se pasaba entonces de “coche eléctrico primero” a “sólo eléctricos”.
Sin embargo, por lo visto, ese cambio de paradigma tuvo lugar bajo el influjo de un exceso de optimismo. Así lo decía en una reciente entrevista el CEO de Mercedes, el sueco Ola Källenius, concedida al semanario Die Zeit.
“Tal vez hubo en todo el sector un poco de demasiado optimismo”, afirmaba Källenius al ser preguntado por el mal rendimiento en el mercado del Mercedes-Benz EQS. Ese modelo eléctrico tendría que ser el buque insignia de los vehículos de cero emisiones de la célebre marca alemana de la estrella. De ese modelo, en las páginas económicas de Die Zeit, apuntan que “no se vende particularmente bien”.
En realidad, las ventas de eléctricos de Mercedes-Benz no van todo lo bien que quisiera Källenius. Según las cuentas de la empresa que han trascendido gracias al periódico económico Handelsblatt, la firma de Stuttgart quería que los eléctricos representaran un 20% de las ventas de vehículos nuevos en 2023. En realidad, el año pasado sólo el 12% de los coches que Mercedes-Benz vendió eran vehículos que funcionaban con electricidad.
En vista de esos números, cobra sentido que Ola Källenius pareciera dar esperanzas a los amantes de los coches con motor de combustión en su entrevista con el Die Zeit. Al menos así se leyeron palabras suyas como “ahora reina [en el sector] más realismo”, por lo que “mantenemos nuestros motores de combustión de alta tecnología que están a la última técnica”. “Estoy muy satisfecho de que seamos flexibles: podemos fabricar coches de combustión altamente eficientes en la misma línea de producción, pero también híbridos enchufables... y vehículos eléctricos”, decía Källenius.
En boca del consejero delegado de Mercedes, palabras como “flexibilidad táctica” se han interpretado como una confirmación de que la compañía de coches acaba de pasar página de la estrategia “sólo eléctricos”.
En cualquier caso, en la dirección de Mercedes-Benz han estado apuntando una larga lista de problemas para explicar que hayan pisado el freno de la electrificación. A saber, elevados precios de las materias primas, los elevados costes de producción, la inflación en general y los problemas en las cadenas de suministros e inseguridad geopolítica asociada a la ilegal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, a la ofensiva israelí contra la organización terrorista Hamás o a la tensión en Europa generada por una eventual vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, sin olvidar cómo también europeos y chinos cada vez se miran con mayor desconfianza.
400.000 parcial o totalmente coches eléctricos vendido en 2023
De hecho, para Alemania, desde el pasado verano, vale como consejo del Ejecutivo del canciller Olaf Scholz el “De-Risking” en China. Así figura en la “Estrategia China del Gobierno Federal”, un documento presentado el pasado mes de julio.
Por “De-Risking” hay que entender el “eliminar riesgos” económicos resultantes de tener negocios en un régimen como el de Xi Jinping. Esa terminología se ha adoptado en Berlín después de que Alemania experimentara –aún lo hace– lo que supone haberse hecho dependiente del gas natural ruso.
No hay que perder de vista que el gigante asiático es el principal mercado de la empresa de Källenius. Según los datos de 2023 presentados a principios de febrero, Mercedes-Benz vendió en China unos 737.200 vehículos, un 2% menos que en el ejercicio anterior. En todo el mundo, la compañía vendió casi 2,5 millones de vehículos. Unos 400.000 vehículos eran cien por cien o parcialmente eléctricos.
Mercedes registró un volumen de negocio de 153.000 millones de euros en 2023. Las ganancias netas de 2023 –de 19.700 millones de euros– cayeron un 4% respecto al año anterior.
“Primero balance en 2026 y luego ver qué es factible y qué no”
En un contexto económico de crisis, en Stuttgart han pasado a reconsiderar el motor de combustión como un elemento necesario para el éxito de la empresa a medio plazo. De hecho, Mercedes-Benz habla en sus últimos mensajes públicos de “ser totalmente eléctrica” en el futuro, pero “siempre que las condiciones del mercado lo permitan”.
Según aclaran en un comunicado emitido hace unos días, “el ritmo de la transformación viene determinado por las condiciones del mercado y los deseos de los clientes”. Por eso, “la empresa se está preparando para poder cumplir los distintos requisitos de los clientes, ya sea con propulsión totalmente eléctrica o con motor de combustión electrificado, si es necesario hasta la década de 2030”, abunda el comunicado.
Dicho de otro modo, en Mercedes-Benz están más que por la labor de seguir ofreciendo coches con motor de combustión más allá de 2030, año en que se supone que comenzaba la era del “sólo eléctrico”. Así, en las páginas económicas del semanario Focus, por ejemplo, han visto este tipo de afirmaciones como una “promesa de motor de combustión” para la próxima década 'Made in Mercedes-Benz'.
Precisamente la próxima década, concretamente a partir de 2035, está prevista la aplicación en la UE de su normativa “anti-motor de combustión”. A partir de ese año no se podrán ni matricular ni vender vehículos como esos en los que parece que quiere seguir apoyándose más allá de 2030 Mercedes-Benz.
En este sentido, Källenius vino a decir al semanario Die Zeit que conviene ir paso a paso en lugar de cegarse con el horizonte 2035. “El plan de la UE consiste en hacer primero balance en 2026 y luego ver qué es factible y qué no”, según Källenius. Para Mercedes-Benz, hoy por hoy, lo que no parece posible es mantener la idea de “sólo eléctricos” que tenía en 2021.
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