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Esfínteres artificiales que acaban con la incontinencia urinaria en mujeres

Incontinencia urinaria

Mercè Palau

Un 24% de las mujeres españolas —más de cinco millones— padecen incontinencia urinaria, sobre todo mayores de 75 años. Se estima que una de cada tres mujeres a partir de los 50 años y uno de cada cuatro hombres a partir de los 40 han sufrido pérdidas de orina. Unas cifras que, atendiendo a los datos de la Asociación Española de Urología (AEU), podrían ser más acusadas en las décadas de 2030 y 2040, cuando la generación del baby boom entre de lleno en la edad madura.

Si no se trata bien, el efecto en la calidad de vida de quien sufre incontinencia urinaria puede llegar a ser elevado. En palabras del Doctor Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, este impacto se plasma no solo “en los aspectos físicos y psicológicos, así como laborales y sexuales, sino que también tiene un elevado coste para los sistemas sanitarios ya que accesorios como absorbentes, pañales o sondas vesicales  suponen el 75 % del coste del tratamiento de la incontinencia urinaria por paciente año”.

Con el fin de mitigar todos estos efectos y dar mayor calidad de vida a quien sufre incontinencia urinaria, el hospital mostoleño trabaja en la implantación de esfínteres urinarios femeninos artificiales mediante cirugía robótica, una iniciativa que lo ha llevado a convertirse en el único centro de asistencia pública de España que realiza este tipo de intervenciones, situándose así en cabeza en esta área a nivel nacional.

Incontinencia urinaria o pérdida involuntaria de orina 

La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina, que ocurre cuando los músculos de la vejiga que controlan el flujo de orina se contraen o relajan de manera involuntaria, lo que provoca pérdidas o micción incontrolada. Según datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia, alrededor de 400 millones de personas en todo el mundo padecen incontinencia urinaria, un trastorno que suele sufrirse en silencio. Aunque no se trata de una enfermedad, sí puede ser un síntoma de un problema médico subyacente.

Hombres y mujeres pueden sufrir incontinencia urinaria, aunque son ellas las que tienen un mayor riesgo debido a su anatomía: tienen una uretra más corta que los hombres y, por tanto, es más probable que cualquier debilidad o daño en la uretra cause incontinencia urinaria, ya que hay menos músculos que retienen la orina en la vejiga hasta que se expulsa.

Aunque los síntomas y la intensidad de la incontinencia dependen de la causa, la mayoría pueden ir desde pérdida de orina de forma ocasional por la tos o estornudos, hasta una necesidad de orinar repentina y fuerte con la sensación de que no se llega al baño. Sánchez Encinas explica que, entre los factores de riesgo relacionados con la incontinencia urinaria destacan lesiones estructurales del suelo pélvico relacionadas con el embarazo y el parto vaginal, los prolapsos o descensos de los órganos pélvicos —vejiga y útero—, déficit de estrógenos durante la menopausia, actividad física de alto impacto, histerectomía…

El urólogo enumera también otros factores que aumentan la probabilidad de sufrir pérdidas urinarias, como enfermedades neurológicas como el Parkinson o la esclerosis múltiple, el sobrepeso y la diabetes, o algunos medicamentos con efectos diuréticos o relajantes musculares.

Sánchez Encinas apunta como recomendación para las mujeres de “más de 40 años la realización de una detección oportunista en la consulta de atención primaria, preguntando si existen pérdidas involuntarias de orina”. Reconocer que se tiene este problema, algo que no suele ocurrir porque suele minimizarse y esconderse, permitiría intervenir de forma precoz en la rehabilitación del suelo pélvico, lo que ayudaría a “corregir el problema o evitar que se agrave”, reconoce Sánchez Encinas.

Conocer las causas y los síntomas de los distintos tipos de incontinencia urinaria —de esfuerzo y de urgencia son los dos más comunes— ayudan a mejorar en el tratamiento.

Cómo funcionan los esfínteres urinarios

La mayoría de las afecciones que causan incontinencia urinaria se pueden corregir con una combinación de tratamientos. En un inicio suelen ser medidas de cuidado personal en las que se incluyen cambios en el estilo de vida, mantener un peso saludable, evitar el estreñimiento, no fumar y entrenar la vejiga, así como realizar ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico.

En el caso de disfunción en mujeres por enfermedades neurológicas o de causa traumática, junto con incontinencia urinaria que no ha respondido a tratamientos quirúrgicos, está indicada la implantación de un esfínter urinario artificial, un dispositivo hidráulico indicado para la incontinencia urinaria de esfuerzo formado por un manguito, una bomba de activación y un reservorio, que permite “suplir la función de dicho músculo de forma fisiológica ya que cierra la uretra cuando la vejiga se está llenando de orina y la paciente puede activar el dispositivo para que se abra cuando quiere miccionar”, explica el doctor Sánchez Encinas.

De funcionamiento sencillo, la implantación se sirve de los avances de la cirugía robótica, que el Hospital Rey Juan Carlos lleva usando desde el año 2018 porque es “menos invasiva y más precisa”, aclara el doctor. Al tener una visión aumentada por diez, la cirugía robótica aporta mayor precisión y permite actuar en campos pequeños y profundos como la pelvis, lo que reduce el porcentaje de complicaciones. 

El urólogo añade, además, que se trata de una técnica que permite dar mayor respuesta a aquellos casos más complejos para los que otras cirugías no habían dado buenos resultados. También reduce el riesgo de infección, menos dolor y sangrado y, por tanto, facilita una rápida recuperación. 

Este procedimiento se ha realizado ya en 22 mujeres, de las que el 90% ya no necesitan absorbentes. Como reconoce Sánchez Encinas, en el 10% restante “presenta una importante mejoría que les ha permitido mejorar su calidad de vida”.

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