La vida del papel y cartón después del contenedor azul
El reciclaje de papel y cartón es un hábito que cuenta con una gran trayectoria en nuestra historia recicladora. Los primeros contenedores azules aparecieron en nuestras calles hace 23 años y, con el paso del tiempo, los ciudadanos han aprendido a identificar qué echar y qué no en ellos. ¿Pero qué pasa después?
El reciclaje de estos residuos, que comienza cuando separamos el papel y el cartón del resto de desechos en nuestros hogares, y que continúa en el contenedor azul, comprende un proceso circular que vuelve a nosotros en forma de elementos elaborados con papel y cartón reciclado. Un trabajo que permite ahorrar toneladas y toneladas de celulosa virgen procedente de los bosques, y con el que gracias a todos y cada uno de los eslabones de esa cadena le hacemos un gran favor al planeta, y a nosotros mismos.
Casi 20 kilos de papel y cartón por ciudadano
Aunque vivimos en un mundo cada vez más digital, eso no quita que cada año pase por nuestras manos gran cantidad de papel y cartón que antes o después querremos desechar. Ya sean folletos, catálogos, sobres, libros, cuadernos, periódicos, revistas, carpetas, embalajes, cajas, envases o tantas y tantas cosas que están hechas de papel o cartón. Para actuar con responsabilidad, todo ello debería comenzar un nuevo viaje cuando lo depositamos en uno de los 224.945 contenedores azules que hay repartidos por las calles de todo el país, y de hecho, según los últimos datos disponibles, durante 2019, cada ciudadano tiró 19,4 kilos de papel y cartón en el contenedor azul.
A esta cifra, se le suman, según Repacar, la Asociación Española de Recicladores Recuperadores de Papel y Cartón, aquel papel y cartón proveniente de los comercios y la industria que, calculan, suponen casi el 78% del total.
El ciclo del reciclaje que comienza en el contenedor azul
En realidad, el ciclo del reciclaje comienza cuando lo separamos en nuestras casas, pero el contenedor azul es la lanzadera que lo pone en la órbita del reciclaje. Desde ahí viaja a las empresas recicladoras donde “se lleva a cabo su limpieza, la eliminación de los posibles impropios y su clasificación según la normativa europea ‘EN UNE 643’, pues llegamos a diferenciar entre unas 50 calidades distintas de papel y cartón, dependiendo del tipo de sus fibras”, apunta Manuel Domínguez, director general de Recapar.
Una vez seleccionado, se forman grandes balas de papel y cartón listas para viajar a las fábricas papeleras y allí sustituir directamente la celulosa virgen, de manera que lo que en un momento fue un residuo pasa a convertirse en una nueva materia prima. De este modo, en 2019 la industria española de la recuperación y el reciclado de papel y cartón evitó la emisión a la atmósfera de cerca de 5 millones de toneladas de CO2.
“En Repacar contamos con unas 110 empresas asociadas y comprometidas con la recuperación del papel y el cartón, y aunque algunas de ellas son grandes empresas, en su mayoría son pequeñas y medianas empresas familiares, los herederos de aquellos antiguos traperos que con el tiempo han profesionalizado su oficio”, matiza Domínguez.
El renacer del papel y el cartón
Cuando las balas de papel y cartón llegan a las fábricas papeleras sus fibras pasan a formar nuevas y enormes bobinas de las que saldrá el material necesario para la creación de nuevos productos. De hecho, se estima que la fibra de celulosa del papel puede volver a utilizarse hasta seis veces.
A veces no somos conscientes de ello, pero en realidad vivimos rodeados de productos elaborados con papel o cartón reciclado. Quizá, ese libro que tenemos entre manos sea un ejemplo de ello, y seguro que las cajas de embalaje que llegan a nuestra casa, así como las bolsas de papel de las tiendas, los cartones de huevos, las cajas de pizzas o la de ese nuevo par de zapatos que te acaban de regalar. Si puedes imaginar muchos ejemplos más, ahora piensa a lo grande y comprenderás la importancia del reciclaje.
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